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El RC Celta completa una inversión de 13 millones en la primera fase de la ciudad deportiva

El club vigués está desarrollando en Mos un hub deportivo que, en total, podría elevar el presupuesto a 50 millones. El primer tramo del proyecto se ha financiado a pulmón, y se espera lograr el break even en 2020-2021 tras la revalorización de jugadores.

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El RC Celta es de los pocos clubes de LaLiga que logró salvar el beneficio en 2019-2020 sin grandes artificios, y su ambición es poder mantener una senda de rentabilidad que inició hace ocho años y del que no se ha desviado. “Debemos cubrir entre 10 millones y 15 millones de euros, pero cerraremos en equilibrio; se han revalorizado varios activos deportivos”, sostienen fuentes próximas a la entidad celeste.

Ese déficit hoy existente se debe a que el presupuesto original ya contemplaba unas plusvalías de 7,5 millones de euros por traspasos de futbolistas, a lo que hay que sumar una rebaja del 5% en los derechos de televisión, como adelantó 2Playbook, y la obligación a renunciar a los casi 3,3 millones que se habían presupuestado por día de partido, entre taquilla y abonados. “En patrocinios hemos sufrido una caída de 1,5 millones de euros”, añaden.

El club no tiene intención de detener sus planes a medio plazo pues la gestión de los últimos años le ha permitido acumular unas ganancias superiores a los 100 millones de euros y disponer de solidez para aguantar el envite. “Ahora hemos completado una inversión de 13 millones de euros en la primera fase de la ciudad deportiva, y lo hemos hecho a pulmón”, aseguran.

El proyecto se está desarrollando en el municipio de Mos, a 18 kilómetros de Vigo, donde inicialmente se aspiraba poder ejecutar la mayor inversión patrimonial en la historia del Celta. “No hemos podido hacerlo en nuestra ciudad, mientras que allí nos ponen ningún obstáculo mientras todo se ajuste a Derecho”, relatan.

El RC Celta confía en cuadrar las cuentas de 2020-2021 con traspasos, pues el desfase actual oscilaría entre 10 millones y 15 millones de euros

Y el proyecto era capital, pues ya no había más margen para crecer en fútbol base. “Necesitamos campos para producir más y mejor jugadores”, sostienen, sobre una tendencia que se ha acelerado en los últimos años ante la inflación que estaban experimentando los traspasos antes de la pandemia.

Los trabajos ya completados han permitido trasladar toda la actividad del primer equipo a Mos, donde ya tienen tres campos de césped natural para el primer equipo y el filial; también hay un edificio multiusos. De este modo, se han liberado dos campos en las actuales instalaciones de A Madroa (Vigo), que ahora son utilizados por el resto de la cantera.

La segunda fase de este proyecto tendrá un coste muy inferior, por debajo de los tres millones de euros, pues se trata de incorporar dos campos de juego más, así con un espacio de trabajo para el área deportiva y un aparcamiento. “Es un anexo a la primera fase, para que las instalaciones de Vigo queden para la cantera; antes, teníamos a 250 niños entrenando en dos terrenos de juego sintéticos y en ocasiones había tres equipos compartiendo campos durante cuatro horas al día”, recuerdan en A Sede.

A partir de aquí, las siguientes fases de un proyecto que en total exigirá 50 millones de euros están muy supeditadas a la evolución de la economía y determinados trámites administrativos. Por un lado, estaba el plan de un miniestadio para el filial, que ahora se plantea acometer instalando dos gradas en uno de los dos nuevos campos para poder acoger a unas 4.000 personas.

Por otro lado, y muy vinculado a la idea de fomentar la asistencia de público, está el plan para desarrollar una universidad con estudios vinculados al deporte, tanto en rendimiento como negocio, pero también una zona con restaurantes, tiendas y otras actividades de ocio. “Ahora está bloqueado porque el Ayuntamiento de Vigo lo denunció y se necesita modificar el plan general; la ambición está ahí”, aseguran, sobre la voluntad de dar sentido a unos terrenos que suman 160.000 metros cuadrados.

El club se ha apoyado en el área digital para sostener un negocio comercial de 10 millones de euros; sólo 100.000 euros proceden de empresas de Vigo

Las fuentes consultadas desvinculan totalmente la concreción de esta última fase a lograr una recalificación que permita sumar a un grupo de distribución al proyecto. “Nuestra vocación no es la de hacer un centro comercial, sino un centro de esparcimiento estratégico y neurálgico”, sostienen. De hecho, asegura que avanzarán en estos planes con recursos propios, siempre y cuando se obtengan los permisos que necesitan. ¿Plazos? Los que acabe marcando la Administración.

Nada nuevo para un club que vive enfrentado a su alcalde, el socialista Abel Caballero, desde hace varios años. Tantos como al menos seis, los que llevan desde que se anunció la esperada remodelación de Balaídos y que aún no ha terminado. “No cumplen el mínimo para representar a la ciudad de Vigo”, se quejaba en diciembre el propietario del club, Carlos Mouriño, que en más de una ocasión ha amenazado con levantar un estadio a las afueras para tener el control sobre el diseño y la explotación.

En su entorno lamentan que “la obra se va a ir a más de 50 millones”, y aun así no se están cumpliendo ni los compromisos adquiridos ni las necesidades que hoy requiere cubrir un campo de fútbol de la élite. En todo este tiempo el Celta ha aportado seis millones para modernizar la imagen del recinto, y la sospecha es que se quiera demorar el fin de los trabajos a 2023 para hacerlos coincidir con el centenario.

Cuando la política no ha interferido en sus planes, la ejecución ha sido mucho más rápida, como demuestra el estreno de A Sede hace tres años. Ubicada en el corazón de Vigo, la sede social del RC Celta alberga las oficinas del club y de la Fundación, además de una residencia para la cantera, el Café A Sede, el Salón Regio y la tienda oficial. “El plan es que estos negocios, junto los que abrirán en la ciudad deportiva, puedan generar tres millones de euros anuales en ingresos”, avanzan.

El RC Celta espera que los negocios complementarios de la sede corporativa y la ciudad deportiva generen 3 millones de euros anuales en ingresos

Otro de los ámbitos en los que los celeste esperan crecer es en el digital, donde han desarrollado toda una estrategia que empezaron a aplicar incluso antes de la pandemia, cuando el fútbol en masa reaccionó al déficit digital. “Con las nuevas tecnologías estamos creciendo a doble dígito; es nuestro principal caballo de batalla, porque el activo tradicional de patrocinio está todo colocado y estas acciones son las que nos permiten obtener muchos patrocinadores para redes sociales”, añaden.

No es un tema menor para el Celta, que de los 10 millones de euros que genera en el área comercial, sólo 100.000 euros los obtiene de empresas locales. “Viendo que las empresas se iban de Vigo, hemos ido a buscar fuera la rentabilidad, y ahí las academias tienen una doble función: generar marca e ingresos”, argumentan.

Hoy ya tienen diez academias por todo el mundo, con acuerdos en Rumanía, México, EEUU, Suiza o China. El objetivo es sacar partido a un modelo formativo que ha sido vital para la sostenibilidad económica del club, en tanto que ha generado talento para el primer equipo, reduciendo el gasto en fichajes, a la vez que importantes plusvalías por traspasos.

El club de LaLiga Santander, que ganó 21,14 millones de euros en 2018-2019, logró un resultado neto que triplica al que preveía antes de la crisis, con 10,71 millones en 2019-2020, debido al traspaso de Lobotka. Estas operaciones han sido claves para complementar un negocio ordinario que se ha estabilizado por encima de los 60 millones de euros.

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