Brooklyn Fitboxing desembarca en México y apunta a 40 millones y 230 estudios en 2023

La cadena española de gimnasios, que acaba de poner en marcha un club en París, ha firmado a un masterfranquiciado en el país norteamericano para abrir un mínimo de diez establecimientos.

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Brooklyn Fitboxing sigue dando pasos para consolidarse como el mayor  operador europeo de boxeo sin contacto. La cadena española de gimnasios prevé rebasar este año los 200 establecimientos en todo el mundo. El siguiente mercado en el que desembarcará es México, donde acaba de firmar un contrato de masterfranquicia con un inversor que se ha comprometido a abrir un mínimo de diez locales en el país norteamericano. La cadena volverá así a un continente en el que llegó a tener un franquiciado en Miami que cerró tras la pandemia. Estados Unidos, con todo, continúa siendo un objetivo a largo plazo.

La compañía, que en la actualidad opera 188 centros repartidos por siete países, prevé alcanzar las 230 unidades entre finales de 2023 y principios de 2024, una vez se materialicen todos los proyectos que tiene actualmente en obras. La cadena de boxeo sin contacto, que arrancó el año con 175 gimnasios en todo el mundo, espera mantener este ritmo de crecimiento a lo largo del tiempo y alcanzar los 500 centros y una facturación de 100 millones de euros hasta 2028. Para ello, Brooklyn Fitboxing se ha marcado como objetivo elevar su facturación a un ritmo del 30% interanual durante el próximo lustro, según admite Alberto Campo, director de desarrollo de Brooklyn Fitboxing. Eso significa que, si el año pasado rozó los 30 millones de euros, en 2023 podría acercarse a 40 millones de euros. 

La cadena, que da servicio a más de 60.000 usuarios, ve factible alcanzar los 150.000 inscritos en los próximos cinco años de la mano de su ambicioso plan de expansión. Sólo en España, de hecho, Campo ve factible operar 250 gimnasios, por los 163 clubes que tiene en el país. Quince de ellos se encuentran en Cataluña, donde tiene cinco centros en obras que verán la luz en los próximos meses. “En Cataluña hemos detectado cincuenta potenciales aperturas”, admite Campo, que ve factible alcanzar esa cifra en 2025. De cara al resto de España, el director de desarrollo de la cadena reconoce que “aún hay huecos en las grandes ciudades, pero hay más disponibilidad para el modelo smart, que encaja mejor en poblaciones con menos de 100.000 habitantes”. 

El principal crecimiento de la compañía, sin embargo, llegará del extranjero. Este año se ha estrenado en Alemania y Francia, donde ya trabaja en diez aperturas que podrían concretarse antes de finales de año. “Las primeras valoraciones de los clientes son muy positivas”, destaca Campo. Brooklyn Fitboxing gestiona en la actualidad 163 gimnasios en España; 7 en Italia y Argentina; 6 en Portugal; 3 en Rusia y uno en Alemania y Francia. 

Apoyando esta expansión están los accionistas de la compañía, que en 2022 amplió capital en 10 millones de euros y dio entrada a José Múgica, ex consejero delegado de Ecoalf y el socio del fondo GA Partners Frédéric Gilg. Ambos forman parte del grupo de inversores Civis. Como parte de esta operación corporativa, el órgano de gobierno de Brooklyn Fitboxing también otorgó asiento a Bejo Ventures, propiedad de Seaya Ventures, y a la empresa Paulesti Blanco. 

 

Gamificación, comunidad y donaciones a ONG

Fundada en 2014 por Juan Pablo Nebrera, que se mantiene como consejero delegado, Brooklyn Fitboxing ha desarrollado a lo largo de la última década un modelo de negocio con vocación internacional que no ha dejado de crecer, ni siquiera durante la pandemia, cuando continuó sumando centros. La cadena basa su éxito en pilares como la comunidad, aspecto que potencia fomentando la socialización de sus usuarios durante y después de las clases. 

Otra de sus bazas es la innovación, algo que logran, por ejemplo, con la gamificación. Los sacos de las salas incorporan sensores que miden la intensidad de los golpeos y puntúan a los usuarios. Los datos de los mismos se reflejan en las pantallas, pero también en una luz en la parte superior del saco que cambia de color en función de si el golpe ha sido suficiente o no. Al final de cada sesión, cada usuario recibe una puntuación que evalúa la sesión al compararla con las diez anteriores clases de cada cliente. Es decir, que cada persona compite contra sí mismo. Además de potenciar las prestaciones de su aplicación, que sigue activa tras haberla lanzado durante la pandemia, la compañía quiere fomentar la experiencia de los usuarios añadiendo nuevos retos y fomentando la interacción entre usuarios. 

Las clases son de entre 12 sacos y 16 sacos, en el modelo smart, y de hasta 24 sacos, en el modelo club. El principal competidor de la cadena, según Campo, no son otras compañías del sector, sino “Netflix”. “Nuestro target principal son personas sedentarias sin experiencia en el fitness, que quieran desconectar y desestresarse y no tengan mucho tiempo”, aporta. La mayor parte de sus altas son usuarios sin experiencia en el sector, un 70% mujeres. El nivel tampoco es un hándicap para empezar. “La mayoría pasa de debutantes a buenos, y algunos incluso llegan a apuntarse en un equipo y terminan participando en la competición que celebramos en la Caja Mágica”, destaca. 

Otra de las particularidades de la compañía es que dona el 1% de sus ingresos a organizaciones sin ánimo de lucro. Cada usuario decide a qué entidad dona los puntos generados con su actividad en el centro, y la compañía los transforma en dinero que reparte de forma solidaria a ONGs. El equipo que ganó el título de Campeón del Mundo de Fitboxing 2023 celebrado en la Caja Mágica, por ejemplo, donó 10.000 dólares (9.321 euros) a la Asociación Infantil Oncológica de Madrid. 

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