En el ejercicio de la gestión contemporánea de empresas dedicadas a los servicios deportivos y bienestar, los líderes y directivos se enfrentan a un panorama complejo, caracterizado por una competencia acentuada y una dinámica de cambio perpetuo. Ante esta coyuntura, parece que resulta pertinente reconocer y recordar parte de la esencia de la sabiduría perenne de figuras como Sócrates, cuyo legado filosófico, centrado en la indagación racional y la primacía de la ética, sigue ofreciendo perspectivas de inestimable valor.
En esencia, el método socrático nos impulsa a trascender la mera operatividad y a sumirnos en una reflexión profunda sobre los fundamentos que sustentan nuestras estrategias y decisiones. ¿Acaso nuestras propuestas de valor se encuentran genuinamente alineadas con las necesidades y aspiraciones de las personas que configuran nuestra clientela? ¿Fomentan nuestros servicios de manera efectiva la salud integral y el bienestar de la comunidad a la que servimos? Este ejercicio introspectivo, lejos de ser una mera disquisición teórica, constituye un imperativo irrenunciable si queremos cultivar una orientación empresarial centrada en el cliente, priorizando su satisfacción y, por ende, su lealtad sostenida.
Con igual contundencia, la filosofía socrática subraya la importancia cardinal de la ética como pilar central en la toma de decisiones empresariales. Las entidades que proveen servicios deportivos no deben circunscribir sus objetivos a la mera consecución de la rentabilidad económica, antes o después es su final. Es imperativo considerar el impacto social y ambiental de sus operaciones. Este principio del pensamiento socrático exige a los líderes evaluar la contribución de sus acciones al bien común. La implementación de prácticas empresariales sostenibles o el fomento de la accesibilidad inclusiva a los servicios deportivos no solo robustece la reputación corporativa, sino que también consolida el entramado social en el que se inserta la empresa.
De manera complementaria pero no menos importante, debemos situar el diálogo socrático, concebido como un vehículo para la fomentar la vía colaborativa y el intercambio fecundo de la mejores y la mejora ideas, que representa un recurso de potencial significativo en el seno de las organizaciones, que no siempre está bien utilizado.
Promover una cultura de comunicación diáfana, abierta y sincera, donde los colaboradores se sientan empoderados para compartir sus reflexiones e inquietudes, puede catalizar la innovación y estimular la mejora continua de los procesos y servicios. La diversidad de perspectivas, enriquecida por este intercambio dialógico, puede conducir al diseño de ofertas más adaptadas a la heterogeneidad de la demanda.
Para apuntalar la vigencia del pensamiento socrático, me gustaría recalcar el necesario trabajo en la gestión de la humildad. El reconocimiento de nuestras propias limitaciones, un concepto nuclear en la filosofía socrática, y en estos momentos de máxima turbulencia, pérdida de referentes y valores, se erige como un fundamento esencial en la gestión empresarial. La aceptación interna de que siempre existe un espacio para el perfeccionamiento y el aprendizaje derivado de la experiencia, incluso de los errores, fomenta un ambiente propicio para el crecimiento tanto a nivel individual como organizacional. Esta perspectiva puede desmitificar el temor al fracaso, transformándolo en una valiosa oportunidad para el desarrollo y la evolución.
Como síntesis de esta reflexión me gustaría concluir con que la administración de las empresas de servicios deportivos en el contexto actual puede enriquecerse significativamente mediante la adopción consciente de los principios como la reflexión crítica, la primacía de la ética en la deliberación y toma de decisiones, el fomento de un diálogo constructivo y la humildad intelectual para reconocer nuestros fallos. Este tipo de empresas tienen el potencial de erigirse en necesarios referentes de bienestar y cohesión social dentro de sus comunidades, asegurando así un impacto positivo y perdurable en el ámbito de pujante sector del deporte.
Alfonso Arroyo es director general de la plataforma España Deporte y adjunto a la presidencia de GO fit.