Arabia Saudí y Qatar desbloquean el embargo: ¿qué supone para la industria del deporte?

Finaliza una crisis diplomática de tres años que, en lo relacionado con el deporte, ha condicionado grandes acuerdos sobre derechos audiovisuales o complicado la disputa de competiciones internacionales.

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Jabier Izquierdo / Marc Menchén

Arabia Saudí y Qatar han puesto fin a su crisis diplomática. La noticia ha sido celebrada por buena parte de las economías internacionales y también por la industria del deporte. Grandes acuerdos sobre derechos audiovisuales o la llegada de competiciones internacionales a ambos países estaban comprometidos por el bloqueo que mantenían. El pasado lunes, Arabia Saudí abrió sus fronteras marítimas, terrestres y aéreas con Qatar, cerradas desde el 5 de junio de 2017, cuando los saudíes, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto rompieron relaciones diplomáticas con Doha.

Uno de los casos más paradigmáticos de la guerra geopolítica que mantenían, ligada al deporte, se encuentra en la comercialización de los derechos audiovisuales. Qatar y buena parte de la industria deportiva han venido denunciando en los últimos años la promoción de la piratería que ha realizado Arabia Saudí con el único objetivo de hundir a beIN, grupo audiovisual propiedad del Estado catarí.

Arabia Saudí auspició la plataforma beoutQ, con la que emitían las principales competiciones de fútbol pinchando la señal de beIN y ofreciéndola a sus paisanos a un coste inferior. Fifa, Uefa, AFC, LaLiga, Premier League y Bundesliga exigieron el pasado año el fin de esta plataforma, tras demostrar que Arabsat había facilitado sus retransmisiones y que la Justicia del país había bloqueado cualquier investigación penal.

En contrapartida, el comité que analiza las compraventas en la Premier League tumbó el pasado verano la adquisición del Newcastle por parte de un fondo vinculado a la familia real de Arabia Saudí. Además, la liga inglesa renovó con beIN Media hasta 2024-2025 para emitir a través de su plataforma sus partidos en toda la región de Oriente Medio y norte de África (Mena). Se prevé que el fin de esta tensión entre países ponga fin a esta piratería de Estado.

Este no es el único pulso comercial que beIN ha mantenido con el deporte de élite, pues tampoco ha renovado con la Fórmula 1 y se negó a retomar las emisiones de la Serie A tras el confinamiento, después de advertir que no colaboraría con competiciones que tuvieran relaciones económicas con Arabia Saudí pese al apoyo que el reino ha dado a las operaciones ilegales de beoutQ, tal y como han probado investigaciones privadas de Fifa y Uefa, y también de la Organización Mundial del Comercio. Finalmente, la situación se desbloqueó con una renegociación a la baja.

Las principales competiciones del fútbol mundial denuncian que Arabia Saudí piratea la señal de beIN, propiedad de la familia real catarí, y la ofrece a través de beoutQ a menor precio

Una de las razones para reducir los pagos que tenía comprometidos es que, mientras no se resuelva el conflicto con este canal pirata, considera que cualquier compra de derechos se hace en régimen de no exclusividad. A partir de ahí, deja en manos de las propiedades deportivas el exigir compensaciones a beoutQ o Arabia Saudí.

En los inicios de esta batalla legal, beIN aseguró que la irrupción de este operador que piratea su señal le ha costado más de 1.000 millones de dólares (815 millones de euros) en ingreses, pues ha sufrido bajas importantes en el número de abonados. Es un dinero que reclama a Arabia Saudí y que forma parte del conflicto político que existe con Qatar, si bien tiene el refuerzo adicional de que existen pruebas sobre su culpabilidad.

El mencionado estudio que encargó el fútbol de élite dejaba claro que Arabsat, empresa pública de satélites cuya base de operaciones está en Riad, ha facilitado todos estos años la infraestructura necesaria para copiar la señal de beIN Sports y modificar logos y demás infografía para vender el canal bajo otra marca.

 

El lío de las Supercopas 

Asimismo, este desbloqueo facilitará que no haya problemas diplomáticos para el desarrollo de competiciones internacionales tanto en Arabia Saudí como Qatar. Cabe recordar que beIN ya dio un toque de atención a la Serie A por llevar su Supercopa de Italia al país saudí. Tras esta amenaza implícita, la competición se disputará este 2021 en Reggio Emilia.

España celebró en 2020 la Supercopa de España en Arabia Saudí, y esta temporada debería haber vuelto, pero la Covid-19 y sus restricciones han impedido hacerlo. El acuerdo entre saudíes y cataríes también debería beneficiar a la federación española, presidida por Luis Rubiales. Por otro lado, en 2022, Qatar acogerá el Mundial de fútbol absoluto.

El embargo de la mayoría de países del Golfo Pérsico a Qatar y ha tenido el impulso de Kuwait, espoleado por Estados Unidos. Los países arábigos acusaban a Qatar de ser “demasiado independiente” y de apoyar al terrorismo islamista.

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