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Las diez incógnitas de la Superliga

A22 está decidida a seguir adelante con el proyecto de Superliga después de que la Justicia europea negara el veto a Fifa y Uefa. Sin embargo, el proyecto, con el que aspira a generar 5.000 millones anuales, arroja algunas incógnitas.

joan laporta florentino perez superliga

M. Menchén / J. Izquierdo

“El monopolio de la Uefa ha terminado. El fútbol es libre”, decía A22 Sports. “Ahora la palabra Superliga es un término raro”, contestaba Uefa. “Si su propuesta es televisión gratis, económicamente es insostenible”, añadía LaLiga. Ayer fue un día de triunfos para todo el ecosistema del fútbol europeo. La promotora respaldada por Real Madrid y FC Barcelona, porque se elimina el veto previo de Uefa y Fifa a la creación de nuevos torneos; el resto del sector porque consideran que avala que, siempre que esté justificado, se podrá mantener el bloqueo a un formato que ya se descartó en 2019.

Entre cruce de declaraciones, campañas mediáticas y la propia sentencia, el reguero de dudas que quedaron por resolver son muchas. Desde cuándo podría cerrarse esta carpeta de forma definitiva en un sentido u otro, hasta la viabilidad del modelo de negocio propuesto o quién respalda financieramente el plan.

 

¿De qué dependerá que finalmente la Superliga pueda ver la luz?

Una vez que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Tjue) ha eliminado el veto previo si no hay un proceso “transparente, objetivo, no discriminatorio y proporcionado”, todo depende de A22 Sports. Y lo hace en tanto que su propuesta de formato competitivo no podrá ser rechazado si Fifa y Uefa no demuestran ante los tribunales que el modelo actual “permite a los compradores reales o potenciales reducir los costes de operación y la incertidumbre a la que se enfrentarían si tuvieran que negociar caso por caso con los clubes participantes”. O que su propuesta de negocio no va a dañar al sistema, sino que va a “beneficiar a los diferentes grupos de interés del fútbol, por ejemplo, mediante una redistribución solidaria de los ingresos generados por esos derechos”. Si consiguen salvar ese obstáculo regulatorio, el siguiente paso sería convencer a clubes, aficiones, ligas, televisiones y patrocinadores de la viabilidad de la nueva pirámide competitiva.

 

Tras la sentencia, ¿cuáles pueden ser los siguientes pasos en el pulso de Real Madrid y FC Barcelona al resto del sistema?

El reto más inmediato de los dos clubes españoles y A22 es preparar el argumentario para el pulso que se está dirimiendo en el Juzgado de lo Mercantil número 17 de Madrid. Si allí logran el visto bueno a su plan, lo más probable es que LaLiga, Uefa y Fifa recurran a otros estamentos y la cuestión se acabe dilatando en el tiempo, mucho más allá de los tres años que arrancan ahora del nuevo ciclo audiovisual con el modelo suizo de competición, que tampoco ha acabado de gustar en el sector. A su vez, y es algo que ya comenzó ayer, no tienen otra que lanzar una importante campaña mediática con la que intentar sumar apoyos a su causa, empezando por los aficionados. A todos ellos, les ha prometido una OTT en la que podrán ver gratis todos los partidos de las competiciones que proponen, tanto masculina como femenina.

A diferencia de lo que sucede en el tenis o en el golf, donde hay menos presión social sobre los atletas, A22 sabe que una de las razones que mató a la Superliga en pocas horas en abril de 2021 fue la oposición frontal de los aficionados. Es decir, que cualquier cambio de posición de los equipos, especialmente en Inglaterra, pasará por antes lograr la simpatía de los fans. Lo mismo sucede a nivel político, pues los distintos gobiernos han mostrado su rechazo a la propuesta si su negocio va en detrimento del de las ligas nacionales y el de clubes medianos y pequeños.

 

¿Qué papel puede jugar A22 en un proceso negociador sobre nuevos formatos?

Más allá de su rol de catalizador del posible cambio, el principal problema de A22 es la falta de legitimidad que le atribuyen sus detractores. Inicialmente se presentó como una agencia independiente que no representaba a ningún club, declaración que el resto aprovechó para considerar que entonces era un player más que no tenía por qué sentarse en la mesa de negociación. Aquel día, en el que se orquestó una especie de emboscada a los ideólogos de la Superliga, quedó claro que probablemente el mayor riesgo para la compañía es haber prendido la mecha que provoque el cambio, sin opción a poder liderarlo.

 

¿Cómo se decidirá qué clubes disputan la competición y el acceso a cada categoría?

Esta es otra de las grandes preguntas sin respuesta. A22 Sports asegura que “respetará la pirámide del fútbol europeo”. Pero, ¿cómo se elegirán esos primeros 64 equipos para las tres divisiones masculinas? En este punto, Reichart no quiso dar ayer más detalles, puesto que tampoco hay ningún club que se haya posicionado a favor de la nueva competición, más allá de los fundadores Real Madrid y FC Barcelona. En este sentido, hay 16 clubes que tendrían un premio de arranque. Una invitación, realizada por la propia Superliga, para competir en la Star League (máxima categoría) que les garantiza un mínimo de tres años en la Superliga, y mayores opciones de mantenerse al descender dos clubes cada temporada.

Otros 16 clubes escogidos por la promotora disputarán la Gold League. Los resultados de las ligas nacionales únicamente aportarán plazas para la tercera categoría, en la que se darán cita 32 equipos. Ahí, cada año entrarán y saldrán 20 equipos. Por lo tanto, un club de la Star League no tendrá la tensión de tener que clasificar en la zona alta de su liga nacional durante al menos tres años, y los clubes no elegidos entre los 64 del primer año necesitará el mismo tiempo para poder competir contra los mejores clubes. Hoy, el Girona FC, si mantiene su plaza de Champions en LaLiga, podría competir contra el campeón de Europa la próxima temporada. En la categoría femenina, con dos divisiones de 16 clubes cada una, la Gold League (segunda categoría) será la que ofrezca plazas a las ligas nacionales.

 

¿Cómo va a ser el reparto económico entre los clubes en función de cada categoría?

Sabido el montante final del negocio previsto, una cuestión clave es cómo se repartirán los 5.000 millones de euros. Al ser una gestión directa de los clubes, es muy probable que A22 Sports busque atraer a los equipos ofreciendo un mayor trozo del pastel del negocio. Por ahora, la promotora de la Superliga únicamente ha detallado que el 8% (400 millones de euros) se destinarán a pagos de solidaridad. Es decir, que, como tope, el 92% podrá ir a parar a los equipos. En una entrevista en los canales de Twitch de Jijantes e Ibai, Reichart se ha limitado a decir que “todo el beneficio de Unify va a ir destinado íntegramente a los clubes”. En este punto, merece la pena mirar hacia la situación actual. La Uefa repartirá 3.238 millones de euros entre los clubes Champions en 2023-2024, en el último año previo al cambio de formato en la máxima competición europea. Si se suman la Europa League y la Conference League, la partida a repartir crece hasta los 3.700 millones de euros. Los clubes se quedan el 79% del negocio de las competiciones europeas; la Uefa, un 5,5%. Y para los gastos de gestión, que asume la propia confederación, van otro 8,5%.

En las últimas cuentas Uefa publicadas, 2021-2022, el Real Madrid percibió 134 millones como campeón de la Champions, y el finalista Liverpool FC, 120 millones de euros. Otros dos clubes, Bayern de Múnich y Manchester City también superaron los 100 millones de euros ingresados vía Champions. En la Europa League, el campeón se embolsa entre 25 y 30 millones de euros; y en la Conference League, la cifra se sitúa entre 15 y 20 millones de euros, con ese variable por market pool. Así las cosas, la Superliga, sin contar nuevas partidas para gestión, producción televisiva y otra índole, ofrecerá como máximo un 24% más que la Uefa a los clubes. Y sin contar el crecimiento previsto por la actual Champions con los nuevos contratos récord firmados en mercados emergentes como el de Estados Unidos, donde CBS pagará 250 millones de dólares anuales hasta 2030.

 

¿Cómo serán las competiciones femeninas de la Superliga?

Una de las grandes novedades presentadas este jueves por A22 Sports es la inclusión de una categoría femenina. Competirán 32 clubes, repartidas a partes iguales en dos divisiones, que también se denominarán Star League y Gold League. En general, se replica formato y modelo que en el masculino, dando una única plaza vía ligas nacionales a la segunda categoría.

Cada club tendrá garantizado 14 partidos anuales, en dos grupos de ocho, con partidos a ida y vuelta y una fase eliminatoria para decidir los ascensos y los campeones de cada liga. La Superliga no ha detallado las cifras económicas reservadas para la categoría femenina. Actualmente, la Champions femenina ya ingresaba 15,2 millones de euros y se repartieron 18,4 millones a los clubes participantes en 2021-2022, y a partir de 2025-2026, se ha aprobado ya una ampliación de la competición a 18 equipos y una segunda división, el equivalente a la Europa League.

 

¿Quién ha garantizado los 15.000 millones de euros de facturación de los tres primeros años?

Es una pregunta sin respuesta. JP Morgan AG se comprometía en 2011 a conceder un préstamo puente por un importe máximo de casi 4.000 millones de euros, un apoyo económico y una subvención de infraestructura destinados a permitir la puesta en marcha de la Superliga y su financiación provisional, hasta que se organizara una emisión de bonos en los mercados de capital, según recoge el fallo. Sin embargo, ayer los promotores rechazaron desvelar si el plan se mantiene o ha variado el pool de instituciones que ha garantizado los ingresos mínimos necesarios para cumplir con sus objetivos: 5.000 millones de euros anuales, un 8% de los cuales se destinarían a solidaridad con los equipos no participantes. En cualquier caso, A22 señala que la entrada de inversores se vehiculará a través de la plataforma de contenidos, donde quieren sumar socios estratégicos que apoyen en el desarrollo tecnológico y también en la producción y distribución del contenido.

 

¿Cómo se pueden facturar 5.000 millones de euros renunciando a las plataformas de TV de pago?

El modelo de negocio planteado no está del todo claro, ya que A22 ha prometido una OTT gratuita para todo el mundo que supondría renunciar a los más de 3.000 millones de euros que Uefa factura cada año con sus competiciones de clubes. “El fútbol en abierto traerá miles de millones de aficionados, por lo que el alcance de Unify -así es como llaman a la plataforma- será muy atractivo para los anunciantes”, aseguró Reichart, quien en su tour mediático posterior aseveró que pueden facturar más de 3.000 millones al año sólo con publicidad. El ejecutivo ahondó en que el servició tendrá una “enorme flexibilidad para ofrecer opciones de suscripciones gratuitas o de pago”, así como la idea de monetizar al fan con la integración de otros servicios.

La transformación planteada es mayúscula y supone dar un paso que ninguna otra propiedad deportiva ha dado, ni en Estados Unidos, ni en Europa. El consenso de la industria es que el actual modelo de distribución, apalancado en las televisiones de pago y cada vez más el streaming, aún tiene un par de ciclos más de recorrido, por lo que acelerar esa disrupción puede tener unas consecuencias inciertas en el negocio.

En este sentido, no es baladí que la facturación conjunta de Dazn y X (antigua Twitter) en su rama de publicidad a nivel global no superan las expectativas de facturación anual de la Superliga. Hoy, pocos recuerdan el fracaso sonado que supuso la red social Dugout, participada por los principales clubes europeos y que surgió hace ahora casi diez años con la visión de que el fan dejaría las redes sociales mainstream para ir a consumir el contenido premium a una red social de fútbol. Hoy, ya no queda nada de aquello.

 

¿Va a resolver la brecha competitiva que provoca el valor de la TV en los cinco grandes mercados?

No. Pese a que A22 ha señalado al potencial de la Premier League como una de las grandes amenazas, su propuesta tampoco es la solución a ese problema. La razón no es otra que todo plan de negocio llamado a superar a la Champions exigiría contar con los equipos ingleses y, por lo tanto, que estos se beneficiaran de la nueva distribución de recursos que se propone. De hecho, que en cierta manera se blinde a los equipos de las dos primeras divisiones durante al menos un periodo de dos o tres años podría provocar que la brecha que hoy no existe entre pequeños y medianos vaya a más.

 

La decisión del Tjue, ¿impide que las ligas nacionales puedan fijar como condición a los clubes el no formar parte de proyectos como la Superliga?

Es un aspecto que no ha quedado resuelto, pues el Tjue sólo se ha manifestado sobre la capacidad de veto de Uefa y Fifa a nuevas competiciones gestionadas por terceros. En ningún caso hace referencia al poder que pueden ejercer las competiciones nacionales para impedir que sus equipos apuesten por la Superliga a nivel internacional, por el desincentivo que supondría para el resto no tener más que opción a entrar en el equivalente a la Conference League si ganan un campeonato. Este tipo de cláusulas suelen incluirse en las bases de competición, un compendio de normas que todos los clubes se comprometen a cumplir junto a otros requisitos, como pueden ser los de índole económica.

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