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Imagym pone rumbo a los diez gimnasios en España para facturar 2,5 millones en 2023

La cadena de centros deportivos ‘low cost’ y 24 horas prevé invertir más de un millón de euros para poner en marcha entre tres y cinco clubes a lo largo de este año.

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Imagym pone el foco de su expansión en pequeños y medianos municipios para poner rumbo a los 2,5 millones de euros de facturación en 2023. La cadena de gimnasios low cost y 24 horas, que el próximo año cumplirá diez años, prevé invertir más de un millón de euros a lo largo de este ejercicio para poner en marcha entre tres y cinco clubes y, así, alcanzar la decena de centros deportivos en España. El año pasado abrió un gimnasio en Aranda de Duero con el que impulsó su facturación por encima de 1,5 millones de euros, prácticamente el mismo negocio generado en 2019, cuando gestionaba un centro menos. De cara a este ejercicio, se apoya en las aperturas previstas y en la recuperación de los centros que opera desde antes de la pandemia para incrementar sus ingresos un 66% interanual.

La compañía ha reanudado su expansión este mes con un gimnasio de 1.000 metros cuadrados en Palencia. En verano inaugurará otros dos clubes. El primero, en Teruel, será el más grande de su red, con un total de 4.500 metros cuadrados, de los cuales 3.000 metros cuadrados serán gimnasio y otros 1.500 metros cuadrados de parking.

El otro proyecto que tiene en marcha es en Torrelavega (Cantabria), municipio donde ya opera un centro. Este segundo gimnasio, de unos 1.000 metros cuadrados, abrirá con un enfoque ligeramente distinto al primero, ya que básicamente estará centrado en el entrenamiento de fuerza. Con estos, la compañía alcanzará los nueve centros.

La intención de la cadena, sin embargo, es sumar un par de clubes más antes de terminar el año, con los que superaría la decena de instalaciones en el país. En total, podría llegar a completar cinco aperturas, aunque es posible que alguna no llegue a tiempo antes de diciembre y termine viendo la luz en 2024. “Estudiamos algunas alternativas que nos gustan, aunque de momento nada cerrado. Al operar con fondos propios tenemos que meditar mucho cada paso”, explica a 2Playbook Jairo Fernández, fundador y máximo responsable de Imagym.

A diferencia de otras marcas de gimnasios low cost que priorizan grandes ciudades con una alta densidad de población, Imagym busca posicionarse en otro tipo de ubicaciones y convertirse en “una cadena importante en poblaciones pequeñas y medianas”. De hecho, seis de los nueve clubes que tiene o que están en fase de obra se encuentran en municipios de menos de 55.000 habitantes. Sólo uno, el de Zaragoza, está en una población con más de 500.000 personas. “Nuestro modelo se defiende bien en estas ubicaciones porque alcanzamos el break even con entre 600 socios y 700 clientes”.

Imagym da servicio, en los siete centros que tiene operativos, a cerca de 9.000 usuarios, una media de algo más de 1.200 socios por instalación. “En el primer trimestre de este año hemos recuperado los números precovid like for like a nivel de socios e ingresos”, comenta el directivo. La compañía, que opera centros de poco más de 1.000 metros cuadrados, invierte, de media, 300.000 euros en la reforma de los locales, importe al que hay que sumar el coste del equipamiento. La cadena emplea a unos 24 trabajadores.

“El éxito de nuestra empresa se basa en la contención de la inversión inicial. Intentamos recurrir lo mínimo a financiación bancaria, lo que nos facilita ser una empresa saneada, aunque eso provoque que nuestro ritmo de crecimiento sea más lento”, añade Fernández. Tras retomar este año algunos proyectos que frenó debido a la pandemia, la cadena prevé crecer, a partir de 2024, a un ritmo anual de dos aperturas.

El máximo responsable de la cadena ha descartado la posibilidad de franquiciar pese a haber recibido ofertas, ya que quiere seguir creciendo con centros propios. Fernández ve más factible, de momento, acelerar su expansión de la mano de un socio inversor que aporte capital a la compañía, una posibilidad que por ahora no está buscando de forma proactiva. “Tuvimos un contacto con un intermediario de un fondo de inversión que quería conocer cómo trabajábamos, nos veían una oportunidad interesante, porque con poca inversión podemos hacer mucho, pero no fue más allá”, puntualiza.

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