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VivaGym Group pone rumbo a los 60 millones en ingresos en 2021 tras dejar en ‘standby’ su expansión

La cadena de gimnasios de bajo coste, que opera 97 clubes en España y Portugal, está centrada en recuperar la propuesta de servicios de la compañía, que la Covid-19 ha alterado al reducir aforos, horarios de apertura y número de clases dirigidas.

viva gym hiit zone

VivaGym Group contiene su expansión para centrar todos sus esfuerzos en recuperar la propuesta de valor que la Covid-19 ha dinamitado. La cadena de gimnasios low cost, que basa su propuesta en gimnasios de gran tamaño a precios asequibles con una amplia oferta de clases dirigidas, ha dejado en stand-by su plan de crecimiento hasta que se normalice la situación pospandemia. Ya en fase de recuperación, la compañía mira con optimismo a 2022, aunque sitúa en 2023 la recuperación del negocio que tenía antes de la crisis. De cara a este año, la empresa aspira a cerrar el año lo más cerca posible a os 60 millones de euros en ingresos.

De conseguirlo, la cadena crecería un 11,3% respecto a 2020, cuando sus ventas cayeron un 28,9%, hasta 53,9 millones de euros, por la pérdida de 132.000 clientes provocada por la pandemia. La compañía sufrió números rojos, pero cerró el año con ebitda positivo en 4,3 millones de euros.  La empresa no ha dejado de recibir el apoyo de sus accionistas, que en los últimos doce meses han inyectado 40,69 millones de euros para reforzar el balance de la cadena.

“Creo que terminaremos el año con un 70% de los clientes sobre lo que teníamos en febrero de 2020, aunque seguiremos absorbiendo pérdidas este año con vistas a normalizar la situación en 2022 y recuperar los números prepandemia en 2023”, detalla Juan del Río, consejero delegado de VivaGym Group, a este medio.

La empresa está trabajando para recuperar ese 30% de abonados que aún no han vuelto al gimnasio, y la dirección apunta a que rescatar la propuesta de valor será clave. “Hemos tenido que abrir menos horas, ofrecer menos clases… Es algo central, junto a la expansión, que hemos decidido frenar”, admite.

Hasta el estallido de la pandemia y tras su entrada en Portugal con la compra de Fitness Hut, el grupo había previsto entre diez y veinte aperturas anuales, un objetivo que no pudo conseguir el año pasado, pero que en un futuro prevé retomar. A largo plazo, la compañía aspira a triplicar su tamaño hasta 300 gimnasios repartidos entre tres mercados: España, Portugal y un tercero aún por determinar. El objetivo es alcanzar el millón de abonados.

En la Península Ibérica opera 98 instalaciones, 55 de ellas en España, donde tiene presencia en Barcelona (21), Madrid (9, y una apertura en Cuzco en camino), Valencia (6, Vizcaya y Baleares (3), Zaragoza (4), Sevilla (2), Murcia, Almería, Málaga, Granada, Córdoba, Pontevedra y Álava (1). “La expansión es algo muy importante para nosotros y tenemos nuestro pipeline protegido”, afirma Del Río, en relación a los locales firmados que tiene asegurados. “Está todo listo para retomar la expansión, pero ahora es el momento de recuperar la propuesta de valor”, subraya.

Con todo, la empresa continuará atenta a las oportunidades que puedan surgir en el mercado, como ha hecho en los últimos años. Desde 2016, el grupo ha adquirido entre 45 clubes y 50 gimnasios, la mitad de la red de clubes que opera en la actualidad. “Una de las pocas ventajas que ha tenido la Covid-19 es que el patrimonio inmobiliario ha sido más asequible, algo que va a durar un tiempo porque el retail no va a tener capacidad para asumir todo el inventario que hay”, asegura.

La compañía no aspira a abrir clubes de más de 2.500 metros cuadrados como ha hecho durante los últimos años, aunque el directivo afirma que aún hay espacios donde crecer con instalaciones de 1.500 metros cuadrados. También ha adaptado con el paso de los años el precio. Si el low cost aterrizó en España procedente de Alemania con cuotas inferiores a veinte euros al mes.

VivaGym Group espera recuperar las cifras de negocio prepandemia en 2023

“Hoy tenemos una horquilla de precios que va de 26,90 euros a 32,90 euros, un precio muy bueno para obtener rentabilidad, y creo que el low cost puede llegar a operar con cuotas de 35 euros al mes”, afirma. Pero, ¿puede este segmento convivir en ese nivel de precio tan cercano al que utilizan los gimnasios públicos de gestión indirecta? En palabras de Del Río, sí: “Pueden convivir perfectamente porque el low cost va más a conveniencia, y el concesional a destino. El primero se coloca en una zona observando el mercado de proximidad, tiene un sentido de pertenencia a un gimnasio, mientras que el concesional ofrece una pertenencia a un club, con más inversión y ubicaciones menos céntricas”.

En lo que concierne a la digitalización, la empresa ha avanzado en la omnicanalidad de su producto, si bien ya apostaba por la tecnología en el ámbito de la gestión para optimizar el trabajo, reducir costes y agilizar procesos. “No soy fan del modelo de negocio digital, porque creo que no es para nosotros y no hay dinero en él, pero debemos tener la mejor oferta digital porque es un must; todo ello, sin competir con los celebrities con centenares de miles de seguidores en YouTube, donde ofrecen contenido gratis”, reconoce.

La estrategia de producto digital de VivaGym pasa por contar con una app de bienestar que tenga una amplia librería de contenidos. “No creo que el streaming sea lo más importante para nosotros; preferimos tener una buena producción audiovisual que emitir en directo”, señala.

Ahora que el público centennial se está incorporando al gimnasio, Del Río apunta a que no se le seduce de manera distinta que al millennial, que es la práctica totalidad de la base de abonados de VivaGym. “Lo que nos dicen los datos es que quieren hacer ejercicio, pero no estoy seguro de que sean tan proclives a las clases grupales dirigidas como al ejercicio dirigido en sala de fitness”, explica. El directivo asegura que no se está captando a este tipo de público de una manera diferente, más allá de ofrecer cursos de introducción al gimnasio para que los jóvenes y nuevos usuarios “conozcan la instalación y reduzcamos el elemento intimidatorio que supone empezar una actividad nueva”.

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