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EA Sports FC vs Fifa: una batalla milmillonaria por controlar 150 millones de ‘gamers’

El regulador buscaba doblar, hasta 300 millones de dólares, el pago del que era su gran patrocinador. EA asume un riesgo bajo para crear una nueva marca, ya que el negocio del videojuego está en el modo online y aún retiene contratos con clubes y ligas.

EA Sports mobile Fifa

Ni Pro, ni Fifa. A partir de 2023, el mercado de los simuladores de fútbol abrirá un nuevo camino tras décadas dominado por los mismos títulos. La decisión de EA Sports, fraguada en los últimos meses, no sólo pone en jaque el mayor contrato de patrocinio de la Fifa, estimado en 150 millones de dólares (142 millones de euros), sino también 150 millones de cuentas registradas y un negocio anual de más de 1.000 millones de euros, según se desprende de las cuentas del gigante tecnológico. Ahí está el gran negocio del desarrollador, que tiene clara su capacidad para capitalizar la comunidad online que ha construido y su ecosistema de eSports sin el regulador del fútbol. Basta con ver el apoyo casi unánime de clubes y ligas a su movimiento en redes.

El impacto de su decisión, más allá del lanzamiento de una nueva marca, será reducido. Así lo valoran los principales stakeholders del sector, como DUX Gaming: “La comunidad de Fifa sabe que el juego estará desarrollado por EA Sports y la campaña que ya han hecho con grandes clubes de todo el mundo publicando que están en el club ha sido muy inteligente, deja claro que en cuanto a licencias seguirá igual”, explica Mario Fernández, su consejero delegado.

Para Luis Filgueria Resett, director deportivo de Movistar Riders, que tiene a McDonald's como title sponsor de la sección de Fifa, "el mayor problema es que se pueda diversificar tanto a nivel competitivo que ningún formato de competición tenga la fuerza suficiente para reunir los requisitos necesario para que un club invierta dinero en una sección de ese juego. Sin embargo, la experiencia dice que siempre se acaba imponiendo una de las propuestas, la más seguida por la comunidad y ahí estaremos los clubes, como siempre, para responder a la demanda del público". 

LaLiga, Premier League, Bundesliga, Uefa, Conmebol, Real Madrid o PSG son solo algunas de los 700 equipos, 30 ligas y 100 estadios que han dado el sí quiero al publisher. Una demostración de fuerza con la que se cuestiona el valor de la marca Fifa en la tracción del videojuego, y que supondrá un duro revés para el negocio comercial de la federación que preside Gianni Infantino.

“La no renovación del acuerdo tendrá sin duda un impacto en las dos organizaciones”, destaca Pedro Zarzalejos, director asociado de estrategia de Interbrand. “Encontrar un nuevo socio en el sector del gaming con estas credenciales y capacidades es complicado, mientras que EA seguirá contando con un producto con el que millones de jugadores interactúan de manera activa desde hace décadas que la han convertido en una de las franquicias más rentables”.

La realidad es que el negocio de EA Sports con su videojuego hace años que giraba en sentido opuesto a su relación con el regulador. Primero, por el propio modelo de negocio del juego en la actualidad. La compañía, que no desvela cuánto aporta la franquicia a sus cuentas, sí destaca que Ultimate Team, la modalidad de juego online de todos sus títulos, ya aporta el 29% de sus ventas totales, que se situaron en 5.630 millones de dólares (5.335 millones de euros) en 2021, y que fue “principalmente gracias al Fifa”.

De esta forma, el grupo ha pivotado desde la venta de juegos en formato tradicional al juego online como principal fuente de ingresos. Es una cuestión clave, pues diluye el papel de la Fifa como marca y actor necesario para el desarrollo de su negocio.

“Nuestro servicio más popular es ahora el contenido extra que se compra a través de Ultimate Team asociado con las franquicias deportivas, con 1.623 millones de dólares (1.538 millones de euros), principalmente derivado de Fifa, y que permite a los jugadores construir y modificar sus propios equipos”.  Esta línea de negocio se ha disparado desde los 587 millones de dólares (556 millones de euros) en 2015 hasta 1.623 millones de dólares (1.538 millones de euros) en 2021.

Zarzalejos, además, apunta desde Interbrand que “tendrá que hacer un esfuerzo adicional para dar a conocer el nuevo nombre y ya lo está haciendo, pero tiene un alto reconocimiento en la comunidad de jugadores y, aunque el cambio de nombre sea un reto, tiene la capacidad y recursos para mantener ese éxito”. Sólo para la franquicia futbolística reservó 24 millones de dólares adicionales a su inversión publicitaria total.

En cuanto a la Fifa, el golpe será también económico. En 2020, el año de la pandemia, reconoció que la explotación de licencias de marcas para videojuegos fue “una fuente importantísima de ingresos” y que, a diferencia de los principales sectores económicos, “no se ha visto gravemente lastrada y ha resistido muy bien los embates”. En aquel año los ingresos derivados del licensing aportaron 159 millones de dólares (150,6 millones de euros), el 60% de su facturación total.

En 2021 los ingresos de licensing han aumentado hasta 180 millones de dólares (170,5 millones de euros), según la última memoria financiera. De esta partida, 150 millones corresponden a EA Sports, según las cifras desveladas por The New York Times. El salto de un año a otro, según la Fifa, se corresponde con “una mayor actividad de retail y merchandising debido al Mundial, nuevas iniciativas de ecommerce y más oportunidades en el gaming y los eSports”.

La Fifa se ha apresurado para comunicar que trabajará con otros desarrolladores para lanzar su propio videojuego. Eso sí, no estará listo hasta 2024, con un año de retraso respecto al que ahora será su competidor. Además, tendrá que acotarlo a un rango de selecciones, pues la mayoría de los equipos tienen acuerdos exclusivos con el publisher y han dejado clara su fidelidad.

El de los derechos de clubes y ligas fue precisamente el obstáculo que no pudo superar Konami tras años de batalla. El desarrollador japonés decidió el año pasado no continuar con la saga Pro Evolution Soccer y optar por un rebranding del título bajo un formato free to play. La Fifa, además, tendrá que afrontar para entonces la competencia de más empresas en el mercado, como Goals, en la que ha invertido Gerard Piqué, que buscan abrirse hueco con simuladores basados en tecnología blockchain para atrapar a otro tipo de jugador y huir del ecosistema de EA Sports.

En el caso de la Fifa, al no tener acuerdos con los clubes, tendría que negociar los contratos uno a uno o con los sindicatos que los representan. Zlatan Ibrahimović abrió este mismo debate a finales de 2020, cuando trató de negar al publisher el uso de su imagen. Sin embargo, dado que sus derechos como jugador están en manos de su club, el AC Milán, está sujeto a dicho contrato.

Para los clubes sin acuerdo de licencia Electronics Arts tiene contratos con Fifpro, el sindicato de jugadores, y otras asociaciones. Se desconoce el importe de estos contratos, aunque la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), por ejemplo, se embolsó un millón de euros en 2019 por la cesión de derechos de imagen de sus afiliados a Fifpro.

Además, EA Sports abona en torno a 30 millones anuales, el triple que en el ciclo anterior y en un rango similar a Banco Santander, su title sponsor. La Fifa tendría que replicar este tipo de acuerdos para poder lanzar su juego con la imagen de los jugadores y las selecciones, pero no de los clubes. EA, sin embargo, podría alcanzar acuerdos individuales con cada federación o bien simplemente poner el nombre de un país sin las licencias oficiales y utilizar los derechos de imagen de jugadores que ya tiene para crear equipos automatizados, algo similar a lo que ya hacía Konami en los últimos años con los clubes.

“A corto plazo es muy difícil que un videojuego pueda competir con la tecnología, recursos y experiencia de EA Sports”, asegura Fernández. Y ese es precisamente otro punto, el desarrollo tecnológico. Ninguna otra compañía ha logrado el mismo nivel de juego ni tampoco impulsar competiciones profesionales y amateur como el gigante norteamericano. Eso no solo obliga a la Fifa o cualquier otro rival a cerrar acuerdos de licencia, sino a una importante inversión en desarrollo que debe realizar en tiempo récord para ser competitivo con el nuevo EA Sports FC.

"Aún desconocemos mucha información. Todo dependerá si la competición y los espectadores se concentran en un solo juego, sea el que sea y se llame como se llame. El problema será si la fan base, jugadores y clubes se diversifican", apunta Filgueira.

Por otro lado, aunque las principales competiciones de eSports no quedan en jaque, sí quedará por resolver las que se disputan a nivel de selecciones. Sin embargo, se desconoce el impacto que tendrá para el circuito competitivo y para el negocio. También respecto a la relación con las marcas, otro de los puntos principales que habrá que resolver, pues se podrán buscar patrocinadores que ayuden a un mayor desarrollo de clubes y competiciones.

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