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2playbook y AS se citan en Pro, un foro para debatir sobre la industria del deporte y su futuro en plena revolución digital.

No se conoce celebración futbolística alguna, ya sea en Cibeles, Neptuno o Canaletas, motivada por el buen ejercicio económico de un club. Ni siquiera la calificación de entidad más rica del mundo o de equipo con más ingresos del año ha llevado a nadie a colgar su escudo en el balcón. Sin embargo, ninguno de los títulos que se reparten en el planeta fútbol, esos que congregaban a miles de aficionados antes de la pandemia, se entenderían sin un club bien gestionado o sin una competición bien trabada en todos sus aspectos, sobre todo el económico. Luego el dinero, la capacidad de generar recursos de cualquier actividad deportiva, es tan importante como el récord batido, el gol conseguido o el campeonato ganado. Sin lo uno, no llega lo otro.

La encendida polémica por la Superliga obligará, al menos, a abrir más hueco en las agendas de los medios y en el imaginario de los aficionados a conceptos como viabilidad, sostenibilidad, responsabilidad y cumplimiento, palabras en las que LaLiga y su presidente insisten a menudo y cuya aplicación debería hacer del tan mentado fair play financiero una realidad y no una tomadura de pelo. La discusión se concentra en el fútbol porque es el más global y local de los deportes, y está en pleno debate sobre su viabilidad y sobre su futuro modelo de explotación, pero el cuento, es aplicable a cualquier otro deporte profesional.

La disrupción digital ha cambiado nuestra civilización. ¿Cómo no iba a afectar, pues, a una actividad como el fútbol, que no es una cuestión de vida o muerte, sino algo mucho más importante, como dijo Bill Shankly, gran entrenador ya desaparecido del Liverpool? La propuesta de Superliga lanzada por doce grandes clubes, entre ellos el Madrid, el Barcelona y el Atlético, nació mal, pero contiene en su interior una pregunta necesaria: ¿cómo se va a sostener el fútbol de élite y el más modesto ante la competencia de otras ventanas audiovisuales en la batalla por la atención, menos dinero de las televisiones, débil conexión con los más jóvenes, una hiperinflación salarial difícil de mantener y una superabundancia de fórmulas de ocio alternativas, todas al alcance de un click y apenas unos euros al mes?

2Playbook y AS queremos dar relevancia a este y otros temas relativos al deporte como motor de crecimiento. Para ello hemos reunido a expertos y profesionales durante dos días en unas jornadas que hemos denominado Pro Industria y Deporte. Serán el 2 y el 3 de junio y podrán seguirse en directo por streaming, dadas las condiciones que impone la pandemia. José Manuel Franco (CSD), Javier Tebas (LaLiga), Jordi Bertomeu (Euroliga), Jaume Roures (Mediapro), Miguel Ángel Gil Marín (Atlético de Madrid), Haritz Kerejeta (Baskonia-Alavés), Javier Guillén (La Vuelta), Pierre Rabadan (teniente alcalde de París encargado de los Juegos Olímpicos de 2024), Juan Antonio Samaranch Jr. (COI) y José Luis Martínez Almeida (alcalde de Madrid), entre otros, debatirán sobre estas cuestiones.

El ecosistema deportivo no es solo la competición profesional, sino también los servicios para la práctica del deporte por los ciudadanos

En pleno intento de recuperación de la economía española tras el daño causado por el coronavirus, conviene valorar que la industria deportiva aporta el 3,3% del PIB (39.117 millones de euros) y genera más de 400.000 puestos de trabajo (2,1% de la población ocupada), según los datos de un informe de la consultora PwC y la Fundación España Activa, presentado en noviembre del pasado año. No es este, por lo tanto, un tema menor.

La industria del deporte genera 12,4 empleos por cada millón de euros facturado, lo que representa un 30% más que la media de los otros sectores de nuestro país. Por cada euro facturado se generan 1,5 euros de ingresos adicionales en el resto de la economía (turismo, hostelería, medios de comunicación, publicidad, videojuegos, apuestas deportivas…). El ecosistema deportivo no es solo la competición profesional, sino también los servicios para la práctica del deporte por los ciudadanos y las nuevas industrias basadas en el desarrollo tecnológico y la innovación. El deporte previene las enfermedades, reduce el gasto sanitario, disminuye el gasto anual derivado de la inactividad física y activa socialmente a los ciudadanos. ¿Quién da más?

Un ejemplo. LaLiga, que reúne a los clubes profesionales del fútbol español, ha logrado sobrevivir al Covid y mantener la competición por su músculo financiero (el fútbol genera el 1,37% del PIB español y unos 160.000 empleos directos) pero también por la fortaleza de su estructura. Es lo que le ha permitido atravesar la pandemia sin un solo partido suspendido en la Liga Santander y realizar casi 400.000 pruebas para detectar el virus, según los datos que ofreció el presidente del organismo, Javier Tebas, en una conferencia organizada por Europa Press el pasado martes. LaLiga ha invertido en las dos temporadas afectadas por la pandemia más de 70 millones en prevenir los contagios y sostener la competición, y ha dedicado 400 personas a este trabajo. Ha sufrido, por supuesto: 2.000 millones menos de ingresos y unas pérdidas netas de 1.000 millones. En otros países ha sido peor. El acuerdo alcanzado con Disney (ESPN) para que LaLiga se siga en Estados Unidos es una buena noticia entre tanto contratiempo.

La experiencia de LaLiga ofrece lecciones sobre cómo un negocio robusto y saneado puede verse amenazado de la noche a la mañana. Nos estamos refiriendo a un deporte fuerte, el más seguido y practicado. ¿Y las otras disciplinas? ¿Cómo serán los años post pandemia? ¿Qué retos nos aguardan en un deporte cada vez más exigente, profesionalizado y necesitado de recursos? ¿Cuál será el panorama tras unos Juegos, los de Tokio de este verano, que por la pandemia no se parecerán a ninguna otra cita olímpica y que la población nipona rechaza? El foro PRO Industria y Deporte no tendrá respuestas para todo, pero seguro que allí se formularán las preguntas correctas.

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Vicente Jiménez, director del diario AS

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