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Alavés: ¿cómo mantener un equipo en Primera sin renunciar a las plusvalías por traspasos?

El club vitoriano ha logrado 26 millones de euros gracias a los traspasos de jugadores desde 2016-2017, sin que eso haya dañado su continuidad en la élite. El refuerzo del scouting internacional, entre las claves.

Sergio Fernández, director deportivo del Alavés.
Sergio Fernández, director deportivo del Alavés.

Sergio Fernández aterrizó en los despachos del Deportivo Alavés en el verano de 2016 con una misión: confeccionar una plantilla que asegurara la permanencia con uno de los presupuestos más bajos de LaLiga Santander. Han pasado cuatro temporadas y en todas se ha logrado ese objetivo y uno adicional: generar recursos adicionales con la venta de futbolistas, que han aportado casi 26 millones de euros hasta 2019-2020 y han sido claves para la sostenibilidad de la institución. “Lo más estimulante que uno se encuentra cuando viene al Alavés es equilibrar las necesidades deportivas con las económicas”, recuerda el ejecutivo en conversación con 2Playbook.

El listón quedó muy alto el año de su regreso a Primera, acariciando las plazas europeas y disputando la final de Copa del Rey. Era un plantel con futbolistas como Víctor Camarasa, Deyverson, Marcos Llorente o Theo Hernández, que tras finalizar una cesión que revalorizó su cartel volvieron a su club de origen para ser traspasados por elevadas sumas. “Ahí nos dimos cuenta de que hacíamos una apuesta por jóvenes que daban un rendimiento deportivo, pero cuyo rendimiento económico beneficiaba a otros”, señala.

El ejecutivo, que afronta su cuarta temporada en el Alavés, explica que, tras ese primer año, “decidimos que había que hacer una serie de inversiones en jóvenes, pese a las limitaciones”. Mientras en Segunda División destinaba cada año 250.000 euros a amortizaciones de inmovilizado, este importe subió a dos millones en 2016-2017, se multiplicó hasta 5,7 millones en 2017-2018 y en 2019-2020 debía alcanzar una cifra récord de 8,9 millones.

Este incremento corresponde a una política de fichajes como el de Guillermo Maripán, incorporado por apenas dos millones en 2017 y vendido en 2019 al AS Mónaco por 18 millones. O Ermedin Demirovic, que llegó gratis en 2017 y se ha marchado este verano al SC Friburgo por 3,7 millones de euros.

El primero llegó procedente de Chile y el segundo de Centroeuropa, dos de los territorios que el Alavés ha marcado en el mapa como en su día el Saski Baskonia hizo con Argentina para el baloncesto. “Hasta el ascenso, el club tuvo que centrarse en el mercado nacional para reforzarse, pero ahora hemos podido desarrollar un equipo de scouting que permite buscar este tipo de perfiles”, apunta Fernández.

El ejecutivo recuerda que hace cinco años sólo tenían a tres personas peinando todo el mercado futbolístico, mientras que ahora son una decena de profesionales que “están controlando ligas desde África a Sudamérica y Asia, pasando por Europa; tenemos un control que antes era una utopía”. A eso hay que sumar la red de clubes que está construyendo la familia Kerejeta, con un equipo propio en Croacia y asociados en Japón y Escandinavia, entre otros.

El desafío que supone esta política es doble. Por un lado, como admite Fernández, está el hecho de “captar y detectar talento, con reinversiones después de venta para seguir apostando por jóvenes talentos”. Pero no sólo eso, sin que también “está claro que cuando hablas de jóvenes de fuera de nuestro contexto comarcal lleva implícito un periodo de adaptación, comprensión del lugar en el que se encuentra; se requiere paciencia y no hacer análisis concluyentes a corto plazo”.

Esta búsqueda de talento en el exterior también es una alternativa a la fuerte competencia que existe en el País Vasco por la captación del talento local, con cuatro clubes en Primera División. “Es un territorio muy productivo de gran nivel futbolístico; a nivel local buscamos convenios para que los jóvenes visualicen Alavés como el lugar donde desarrollar sus sueños deportivos, pero hemos tenido que aplicar una mentalidad un poco más abierta de buscar nichos de mercado más allá de nuestra provincia”

El fomento del fútbol base se antoja vital especialmente en momentos como el actual de estrecheces económicas en toda la industria. De momento, el Alavés tiene a tres canteranos en el primer equipo y a otros tres integrados en la dinámica de entrenamientos. “La nueva ciudad deportiva será vital; si hablamos de desarrollar talento al más alto nivel, necesitamos instalaciones que nos lo permitan; la evolución que hemos hecho en este ámbito también es síntoma de la evolución económica de este club”, sostiene.

El Alavés ha logrado cerrar en beneficios las últimas temporadas, y como el resto busca ajustarse todo lo posible para que 2020-2021 no sea una excepción. Fernández admite que este mercado de fichajes es “especial y atípico”, pues todos los equipos se encuentran con un exceso de efectivos; en su caso, una treintena de jugadores para plantillas que no suelen superar las 25 fichas. “Hay que facilitar la salida sin desprenderse de ellos; los movimientos serán muy complejos, porque hay una visión más conservadora del gasto, así que preveo un mercado con movimientos de personas, pero poco de dinero”.

La competición arrancará si no hay contratiempos el 12 de septiembre, aunque la ventana de inscripciones estará abierta hasta octubre. “Habrá que tener paciencia, sabiendo que tenemos plantilla suficientemente numerosa como para saber que el arranque puede ser normal; el eje vertebral del equipo está configurado y lo que buscaremos es mejorar la plantilla”, apunta sobre sus intenciones.

Fernández no esconde que deberán ajustar el coste de la plantilla a la nueva cifra de ingresos, que podría ser entre un 15% y un 30% inferior a la prevista para 2019-2020, según los estudios que maneja la Asociación Europea de Clubes (ECA). Sólo grandes traspasos podrían ayudar a suavizar la situación, y el ejecutivo señala que “los que activan el mercado, que son los grandes e inyectan recursos al sistema, aún no se han movido”. ¿Éxitos en el corto plazo? “Lo que no podemos es perder es la perspectiva de lo que somos respecto al tiempo”, recuerda.

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