Ibiza ya no es sólo un destino de playa, discotecas y restauración. La isla también está reforzando su oferta en torno al bienestar y la longevidad, y uno de los últimos proyectos en el territorio es la apertura de Clap House, un club social y deportivo ubicado en Talamanca. Su objetivo es consolidarse como un espacio que combina fitness, bienestar, restauración saludable y networking durante todo el año. El complejo, promovido por los hermanos Aleix y Pol Sanllehy, exdeportistas y promotores inmobiliarios, ha supuesto una inversión de más de 20 millones de euros. Cerca de un tercio, entre 5 millones y 7 millones, se han destinado a la zona deportiva.
Esta ocupa cerca de 7.500 metros de los 16.000 metros cuadrados con los que cuenta todo el complejo. Al frente del área de fitness y wellness se encuentra Seven Wellness, que operará en la isla su segunda instalación, tras la que abrió en Dubái en 2019. El restaurante y otras áreas del complejo están bajo la gestión directa de los promotores de Clap House, que apuestan por una fórmula “más experiencial y orientada al bienestar a largo plazo”. Destaca la fuerte presencia de marcas premium como Technogym, a la que podría sumar colaboraciones con Lululemon o Dolce & Gabbana y un restaurante que promueve productos orgánicos de kilómetro cero.
El recinto cuenta con dos piscinas, zonas de pilates, salas de entrenamiento indoor y outdoor, un restaurante healthy y áreas comunes orientadas al bienestar. “En Ibiza el cliente quiere estar en espacios exteriores, por eso no hemos buscado un megagimnasio, sino algo personalizado con mucho espacio exterior. Apostamos por un modelo que prioriza el aire libre, con espacios amplios para una comunidad que quiere cuidarse, socializar y hacer negocios”, explica Sanllehy.
El complejo cuenta con un amplio jardín e, incluso, con un huerto donde se ofrecerán talleres de nutrición para niños y familias. “Queremos impulsar una cultura de la alimentación, vinculada al bienestar, para enseñar por qué tiene que comer bien”, amplía. La apuesta por la restauración saludable se amplifica en uno de los dos restaurantes, que está basado en el biohacking, es decir, técnicas científicas aplicadas a la alimentación para mejorar la salud y rendimiento de las personas. “Antes sólo se contaban calorías, ahora intentamos concienciar acerca del tipo de nutrientes, potenciando una materia prima de calidad. Todo lo que ofrecemos es comida orgánica procedente de granjas de Ibiza. Además, ofrecemos cajas con alimentos saludables”, destaca el cofundador de Clap House. “El sector del fitness se está enfocando cada vez más en cuidar la alimentación, porque la gente quiere alargar la vida y esto pasa por comer mejor”, indica.
La alimentación saludable es uno de los pilares del recinto, donde todo gira alrededor de la longevidad. Con un concepto inspirado en clubes como Arsenal Barcelona o Real Club de Polo de Barcelona, espacios premium donde el cliente puede combinar entrenamiento, sociabilidad y networking, Clap House busca posicionarse como un espacio premium centrado en la longevidad y la salud integral, incluyendo servicios como análisis biométricos, asesoramiento nutricional, ice baths, masajes y un kids corner.
“Nuestro perfil mayoritario de clientes son personas de entre 30 y 60 años que no buscan una gran musculación, sino vivir más, por ello nos piden mucho tratar dolores en las articulaciones y otras zonas del cuerpo”, indica Sanllehy. “Es gente con poder adquisitivo, que se cuida, pero que tiene poco tiempo y quiere optimizar su entrenamiento”, añade. El centro también ofrece análisis de sangre en colaboración con un laboratorio para medir diferentes parámetros como los índices glucémicos, datos que luego puede ajustar un nutricionista para ajustar la dieta.
Pese a encontrarse en un destino turístico, sus impulsores marcan como su target principal a la población local. El modelo de negocio se enfoca en un público residente, con cuotas anuales o mensuales, pero sin opciones de corta duración para turistas, con una capacidad estimada de hasta 1.000 socios. “Nuestra idea es enfocarnos a la gente que vive todo el año en Ibiza, por eso no tendremos cuotas de dos o tres semanas. No buscamos un sitio para turistas, sino para gente residente”.
Esta apuesta no es baladí, pues se quiere convertir Clap House en un espacio que sirva para generar comunidad. “Los residentes en la isla no tenían un club social donde entrenar, reunirse, hacer networking y negocios”, comenta Sanllehy. Otra iniciativa enfocada a generar engagement es la creación de grupos de entrenamiento de modalidades como running o pilates.
Los impulsores no descartan replicar el modelo en otras ciudades como Barcelona, aunque reconocen las dificultades que representa encontrar espacios urbanos con grandes superficies al aire libre. “Buscamos ubicaciones con mucho espacio exterior que permitan mantener la esencia del proyecto, con entrenamientos al aire libre, contacto con la naturaleza y una experiencia completa más allá del fitness”, concluye Sanllehy.
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