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Gimnasios e instalaciones deportivos, un negocio de 3.230 millones y 99.000 empleos

Los gestos de grandes complejos y operadores de fitness cerraron el año previo a la pandemia con un aumento agregado del negocio del 2% interanual y una reducción del 8% del tejido empresarial. La inversión en activos cayó un 10% respecto a 2018.

Pau Gasol CEM

La práctica del deporte popular ha crecido con intensidad en los últimos años. Los datos revelan que el número de practicantes creció en seis puntos en España entre 2015 y 2020, hasta el 59,6%, y eso se ha traducido en un mayor negocio para los operadores. Las cadenas de gimnasios y las gestoras de instalaciones deportivas, desde grandes centros concesionales a un club de pádel, crecieron otro 2% interanual en 2019, hasta 3.232,3 millones de euros, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) analizados por 2Playbook.

Ahora bien, el análisis más detallado revela dos tendencias contrapuestas en el año previo a la pandemia. Mientras que las cadenas de gimnasios aumentaron un 16% interanual sus ventas en 2019, hasta 765,5 millones de euros, las compañías que operan bajo el epígrafe de gestores de instalaciones deportivas vieron recordada su facturación en un 2% respecto a 2018, con 2.466,8 millones de euros.

El servicio estadístico no da las claves sobre esta situación, aunque todo apunta a dos factores. El primero es que los operadores de centros deportivos municipales están muy sujetos a los tiempos de la Administración, en tanto que un mayor número de licitaciones abre el abanico de opciones para crecer. A ello se le unen muchos clubes independientes especializados en deportes o aguas, así como algunas cadenas del segmento medio, que son las que más han sufrido la polarización de precios y la irrupción de nuevas propuestas de entrenamiento.

Ahora bien, si se echa la mirada cuatro años atrás, los datos demuestran un crecimiento muy parejo entre 2016 y 2019, reflejo de la tendencia alcista en la que se había instalado el fitness y el resto de ofertas de entrenamiento para el gran público antes de que estallara la Covid-19. El crecimiento en estos cuatro años ha sido del 13% en términos agregados, una variación idéntica a la registrada por los gestores de instalaciones y dos puntos por debajo del 15% de avance de los gimnasios privados.

En este caso, cabe recordar que en 2017 se produjo una caída interanual que se recuperó parcialmente en 2018 y dio el salto definitivo en 2019. En este caso, los expertos consultados indican que ese valle fue fruto de la consolidación del segmento low cost, que empujó a muchas cadenas a moverse en cuotas mensuales más económicas. En el año previo a la Covid, además, fue cuando se ejecutaron algunos de los planes de aperturas más agresivos, como los de Viva Gym o Altafit.

La creación de grandes players y la desaparición de pequeñas empresas que dependían de contratos de servicio muy ligados al sector público justifica la reducción del tejido empresarial en un 8% entre 2018 y 2019, hasta 15.506 empresas que, mayoritariamente, se concentran en Madrid, Barcelona y Andalucía. En este caso, la supresión de más de mil sociedades se ha dado sobre todo entre dueños de gimnasios, donde más intensa está siendo la concentración de operadores y la incapacidad de empresarios independientes para competir en este nuevo contexto.

También hay notables diferencias en términos de excedente bruto de explotación, que mide la capacidad de las compañías para repagar su deuda, impuestos y disponer de caja adicional para inversiones. Mientras que los gimnasios mejoraron un 31% en este aspecto, hasta 102,55 millones de euros, los gestores de instalaciones vieron reducida su posición en un 23%, hasta 303,9 millones. Esta evolución antagónica también se ve reflejada en las inversiones en activos materiales, recortadas en un 49% interanual por estos últimos, hasta 258 millones de euros en 2019. En este mismo periodo, los gimnasios multiplicaron por siete su inversión, hasta 223,8 millones, fruto de los agresivos planes de expansión.

Pero, si hay un indicador en el que los operadores de grandes complejos destacan, es en el de la empleabilidad. El personal ocupado creció un 14% entre 2018 y 2019, hasta 65.445 personas, de las que 58.362 tenían una retribución reconocida. Si se medie la plantilla equivalente a tiempo completo, la cifra se reduce a 38.003 empleados, con unos gastos de personal asociados de 1.122 millones de euros en 2019.

En el caso de los gimnasios, la estructura de personal es mucho más reducida, con 33.759 trabajadores, si bien supuso un incremento interanual del 23%. El equivalente a tiempo completo dejaría la fuerza laboral real en 12.709 efectivos, con unos costes de personal de 300,9 millones de euros.

A falta de datos definitivos, una investigación de la Universidad de Sevilla y Valgo cifraba en 1.505 millones de euros la pérdida de ingresos en entre marzo de 2020 y el mismo mes de 2021 como consecuencia de los cierres temporales, las restricciones y la reducción del número de clientes.

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