“Ves los números de enero y febrero y verás que íbamos como un tiro; en 2020 íbamos a crecer casi a doble dígito”. La frase corresponde al director general de una de las principales gestoras de instalaciones deportivas, pero es una reflexión ampliamente extendida en una industria, la del deporte, que vio cómo la pandemia se llevaba por delante el que debía ser un nuevo año de crecimiento. El quinto ejercicio de crecimiento ininterrumpido, después de que 2019 se cerrara con un avance interanual del 5%, hasta 16.639,5 millones de euros, según los últimos datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE) y a los que ha accedido 2Playbook.
Este avance, que hasta hoy no se había desvelado, muestra una vez más que se trata de una industria que crecía a un ritmo superior al del conjunto de la economía española, que en el mismo año sólo mejoró un 2% interanual. En términos de producto interior bruto (PIB), la actividad deportiva, que va desde gimnasios hasta clubes de fútbol, pasando por retailers, ascendió al 1,34% del total.
Los datos recogidos por el INE reflejan un crecimiento generalizado, con el único contratiempo en el segmento de los gestores de instalaciones deportivas, el tercero en términos de negocio, pero que perdió un 2% de sus ventas respecto a 2018, situándose en 2.466,8 millones de euros.
Es una caída ampliamente compensada por las empresas de gimnasios privados, que se apuntaron el mayor ritmo de crecimiento, con una subida del 16% interanual, hasta 765,5 millones en un 2019 que estuvo muy marcado por la rápida expansión de las cadenas de bajo coste como Viva Gym o Altafit.
Aun así, son los gestores de instalaciones -normalmente concesiones administrativas- los que se mantienen en el podio sólo superados por el comercio minorista deportivo, que vendió un 4% más, hasta 5.192,8 millones, y los clubes, que facturaron un 8% interanual más, impulsados por el negocio audiovisual de LaLiga, hasta 6.368,1 millones de euros.
En el lado opuesto del ranking están los fabricantes de artículos deportivos, el segmento que menos facturación genera en España dentro de la industria, con 275,6 millones de euros en 2019, un 5% interanual más. Al margen quedan las empresas dedicadas a otras actividades deportivas, un popurrí en el que se pueden encontrar desde clubes como el RC Celta o el Movistar Team, hasta gestores de competiciones como la ACB, Euroliga o World Padel Tour, agencias de marketing como You First Sports y Octagon, o la filial española de Dazn.
En términos globales, y pese al crecimiento de los ingresos, el excedente bruto de explotación se mantuvo en un 12% de toda la cifra de negocio, con 2.061 millones de euros; se trata de una mejora interanual del 10%. Por segmentos, el que mayor margen obtiene es el de las actividades deportivas, con un 15% sobre todos sus ingresos y 1.644 millones de euros. Ahí sobresalen especialmente las otras actividades deportivas, donde el margen se dispara hasta el 34%, según los datos del INE.
Una de las razones por las que la rentabilidad operativa se mantuvo en un nivel similar entre 2018 y 2019 es porque la inversión en plantilla creció a un ritmo muy superior al de los ingresos, con un avance interanual del 13%, hasta 5.646,8 millones de euros. Además, de las estadísticas se desprende una mejora de las condiciones, puesto que el personal ocupado creció un 8%, mientras que el personal remunerado lo hizo un 12%, hasta 180.766 personas sobre un total de 210.987 trabajadores.
Esa apuesta por reforzar las estructuras contrasta con la estabilidad en el presupuesto destinado a las inversiones materiales, como la construcción de gimnasios, pabellones o ciudades deportivas. Esta partida absorbió 920,5 millones de euros en 2019, sólo un 1% más en comparación con el ejercicio anterior. En cuanto a la compra de bienes y servicios, estas aumentaron un 4%, hasta 10.336,9 millones de euros.
Todo este crecimiento de la industria del deporte ha ido acompañado de la concentración, especialmente en los segmentos del fitness y el retail deportivo. Este proceso de adquisiciones, unido al cese de muchas pequeñas empresas, explica que el número de mercantiles se redujera un 9% de un año para otro, dejando el tejido empresarial en 33.806 organizaciones.
El INE recoge en otro de sus indicadores públicos que un total de 41 organizaciones deportivas presentaron concurso de acreedores en 2020, un 11% más respecto a las 37 del año anterior. El cuarto trimestre fue el peor, con 18 empresas en situación de insolvencia, por las 9 del primer trimestre, las seis del segundo y las ocho del tercer trimestre.
De hecho, esa reducción del número de empresas ya empezó a producirse antes de la pandemia, con casi mil sociedades menos al inicio de la pandemia respecto al cierre de 2019. Además, el grueso del tejido continúa concentrándose entre Cataluña, Comunidad de Madrid y Andalucía.
Ahora resta por ver cuál será el cierre definitivo de 2020, un año para el que las cadenas de gimnasios pronostican mayoritariamente una caída de ingresos del 50%. El sector de la alta competición pudo resistir relativamente mejor gracias a los derechos audiovisuales, y aun así se estima un retroceso próximo al 30%. Donde hay consenso es que volver a los niveles previos a la pandemia exigirá al menos un par de años, por lo que no será hasta 2023 cuando la ambición pueda situar el objetivo en romper el techo de los 17.000 millones de facturación.