El sector de las apuestas deportivas se encuentra entre la espada y la pared en España. O, lo que es lo mismo, entre el lockdown provocado por la Covid-19 entre marzo y junio, y la nueva regulación que se aplicará en España a partir del verano de 2021. Las consecuencias ya han pasado factura al sector del juego deportivo online, que ha dejado de ingresar 1.000 millones de euros en el primer semestre de 2020 en comparación al mismo período del año anterior.

La industria de las apuestas deportivas movió casi 2.600 millones de euros en España entre enero y junio, lo que equivale a una caída del 27,4% interanual, según los últimos datos disponibles en la Dirección General de Ordenación del Juego (Dgoj). A pesar de la paralización de las principales competiciones deportivas, las cantidades jugadas fueron de 681,4 millones de euros entre abril y junio.

Dicha cuantía es un 40% inferior al mismo período de 2019 (de abril a junio) y un 30% menor que en el primer trimestre de 2020. Los 2.600 millones de euros que generó el sector en el primer semestre del año supone regresar a niveles de 2015, cuando las casas de apuestas comenzaron su segunda ola de expansión en su red de locales y de visibilidad a través del patrocinio deportivo y la publicidad.

El impacto se ha notado menos en el gross gaming revenue (GGR), una métrica empleada en el sector que refleja la diferencia entre el dinero que se gasta en apuestas y lo que se entrega en premios, equivalente a la facturación de las empresas. El sector del juego online obtuvo un resultado de 178,7 millones de euros en el primer semestre, una caída de sólo el 4% interanual.

Lo que sí ha pasado una mayor factura a la industria de las apuestas deportivas, aparte de la paralización del deporte, ha sido la limitación de las campañas publicitarias. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, realizó durante los meses de confinamiento un primer ensayo de lo que sería la nueva regulación del juego online en España al prohibir la visibilidad de estas empresas salvo en las horas de la madrugada.

Estas limitaciones, unidas a la caída de ingresos, han provocado que la inversión en publicidad haya caído un 13% interanual en el primer semestre, hasta 767 millones de euros, según Dgoj. La tendencia contrasta con la registrada en el primer trimestre del año, de enero a marzo, cuando los operadores de juego destinaron casi 600 millones a campañas de marketing, un 24% más respecto a 2019.

El patrocino deportivo se ha comportado de manera diferente. La inversión en la esponsorización de clubes ha aumentado un 20% interanual entre enero y junio de 2020, hasta 103,6 millones de euros. Uno de los motivos podría encontrarse en los acuerdos firmados o renovados por las entidades deportivas en previsión de la nueva regulación, que a la postre prohibiría alcanzar nuevas alianzas una vez entrara en vigor.

Javier Tebas, presidente de LaLiga, ya ha avisado que la regulación del sector de las apuestas supondrá un agujero de 90 millones de euros para los clubes de fútbol. En la ACB no se han realizado estimaciones económicas, aunque clubes como Baskonia se anticiparon para sustituir a Kirolbet por TD Systems como title sponsor. Otros, como Bilbao Basket, con un acuerdo con Retabet a largo plazo, aún no se han pronunciado, mientras que la propia liga tendrá que encontrar una fórmula alternativa si quiere renovar el contrato de 888 Sport al término de la temporada 2020-2021.

El sector de las apuestas es el undécimo que más inversión publicitaria realiza en España, según los últimos datos de InfoAdex, publicados antes de la pandemia. La mayor parte se concentra en el ámbito deportivo, aunque los datos también incluyen los 51 millones de euros que se estima que invirtió Once en 2019, situada en noveno lugar del ránking de empresas, y los 77 millones de euros de Loterías y Apuestas del Estado, sólo es superado en inversión publicitaria por El Corte Inglés y Volkswagen. Ambas corporaciones han quedado excluidas del nuevo decreto de regulación.

Disección del negocio de las apuestas en España

El negocio de las apuestas se sostiene principalmente sobre los envites que se realizan en directo, que aportan dos tercios de la facturación. En el primer semestre los ingresos en esta forma de juego se situaron en 1.665 millones de euros, un 29% menos respecto a los seis primeros meses de 2019. La caída va en línea con la registrada por todo el sector.

Este tipo de juego es el que originaron el despegue de las apuestas deportivas junto al mayor abanico de categorías y el lanzamiento de las apps para móviles. Desde entonces, se han convertido en el principal sustento del sector. Además, en los últimos años han vinculado las apuestas en directo con el patrocinio a clubes y competiciones para realizar campañas más agresivas de captación a través de bonos y cuotas con un mayor margen sobre otros competidores.

Su peso ha desbancado a las apuestas de contrapartida convencionales, cuyos ingresos también se hundieron un 29,2% interanual en los primeros seis meses, hasta 813,5 millones de euros. De la nueva regulación tampoco escaparán las apuestas hípicas, que ya no podrán tener visibilidad en los recintos deportivos ni podrán promocionarse en ellos. Su impacto sobre el negocio de los principales eventos aún no ha sido especificado, aunque en el primer semestre del año registró una caída interanual del 7,8%, hasta 459,2 millones de euros.

Otro indicador del impacto de la Covid-19 sobre las apuestas deportivas se encuentra en el número de cuentas. En el segundo trimestre de 2020 se crearon un total de 137.930 nuevos usuarios, la cifra más baja desde 2015.

El total de cuentas activas se situó en 642.938 en el primer semestre, mientras que a cierre del año pasado estaban a punto de rebasar por primera vez los 1.000 millones de cuentas activas. Es decir, se han perdido más de 330.000 usuarios con la pandemia. 

El sector de las apuestas deportivas rebasó por primera vez la barrera de los 7.000 millones de euros en 2019. Pese a consolidar un nuevo hito en términos de facturación, el alza interanual fue de sólo un 1,8%, el registro más bajo de la última década, un indicador más de que el juego online en España parecía haber tocado techo y avanzaba hacia una tercera fase de su desarrollo, centrada en la consolidación del negocio y la concentración de operadores.