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Tras la estela de EEUU, el fútbol femenino europeo se fija en la Super League inglesa para crecer

El campeonato inglés prevé alcanzar la rentabilidad en los próximos cinco años y se ha asegurado más de 27 millones de euros en ingresos por televisión. A diferencia de España, la mayoría de clubes cuenta con una estructura de canteras de ‘futfem’.

Women Super League UK 2022

El fútbol femenino europeo va dando pasos cada vez más grandes hacia el profesionalismo. Si bien el liderazgo histórico de Estados unidos es lo que está en el horizonte, actualmente el espejo para las ligas europeas es la Women’s Super League de Inglaterra. La Liga F ya está dando los primeros pasos en esta dirección para que los clubes puedan crecer tanto en estructura, desarrollo de la base como a nivel deportivo, pero la brecha de ingresos y estructuras aún es importante, con permiso del FC Barcelona.

Entre las razones que explican el buen hacer del fútbol femenino inglés, Albert Vallbona, director y cofundador de 4-Football, señala que lo que marca la diferencia son “la comercialización - mediante contratos de televisión, espónsors y ayudas de la federación- y la política de la federación inglesa en cuanto a licencias, importancia de jugadoras nacionales en los clubes o la gestión del talento. Elementos que siguen una estrategia clara hacia el fútbol femenino como nuevo mercado”. No en vano, la presidenta de la liga inglesa, Dawn Airey, señala que la rentabilidad se alcanzará en los próximos cinco años. Rentabilidad que se alcanzará a tenor de la inversión realizada desde hace temporadas.

El fútbol femenino en Estados Unidos se ha convertido en el rival a batir debido a que ha crecido con décadas de ventaja con respecto al resto del mundo. El poderío yankee se reproduce en una sociedad en la que el futfem ha aprovechado el hueco dejado por un deporte masculino volcado en disciplinas como el fútbol americano, el béisbol, el baloncesto o el hockey sobre hielo -disciplina que ya se ha visto superada por el soccer-. Ahora bien, el modelo norteamericano dista mucho del presente en la mayoría de ligas europeas que no cuentan con un sistema de franquicias.  A ello se le suma que el sistema de ligas estadounidense es estacional con lo que las futbolistas no juegan durante toda una temporada como sí sucede en Europa, impactando este sistema directamente en el desarrollo de los jugadores -el 65% de la selección USA masculina en Qatar 2022 juega en ligas europeas-.

El futfem en los Estados Unidos se erigió en los 70 como disciplina femenina mayoritaria y se ha mantenido hasta la fecha a la vanguardia en todo el mundo. Tanto que en 2019 los partidos de la selección femenina estadounidense de fútbol generaron mayores ingresos para la federación norteamericana (Ussf) que los partidos de la selección masculina. En concreto, el organismo federativo facturó 50,8 millones de dólares por los encuentros del equipo femenino y 49,9 millones por los del femenino. Como consecuencia de ello, las jugadoras de la selección norteamericana iniciaron una batalla legal que las ha llevado a lograr la igualdad salarial.

Por eso, en el Viejo Continente el desarrollo de la disciplina debe mirar en otra dirección para alcanzar los resultados de Estados Unidos, tanto sobre el verde como a nivel de negocio. En concreto, la Women’s Super League inglesa es la que lidera el crecimiento europeo de la disciplina gracias a un proceso de profesionalización que lleva en marcha más de una década. Otras como la Bundesliga femenina en Alemania o las ligas nórdicas le van a la zaga.

Los clubes de la Women’s Super League generaron unos ingresos agregados en 2020 de más de 12 millones de libras (13,7 millones de euros), lo que supone alrededor de 1 millón de libras (1,1 millones de euros) por equipo, pese a que se desconocen las cifras de clubes como el Tottenham Hotspur o el Bristol City. La competición viene de triplicar sus datos de asistencia en 2021-2022 hasta los 6.000 aficionados de media por partido.

 

Atractivo comercial y televisivo

El reparto de los ingresos televisivos es, por tanto, uno de los grandes argumentos que han convertido a la competición en la abanderada del fútbol femenino en Europa. En 2021, la BBC y Sky sellaron un acuerdo para la emisión de la competición, a razón de 24 millones de libras (27,4 millones de euros) durante tres temporadas, lo que supone más de 9 millones de euros al año. Por su parte, la Liga F vendió sus derechos audiovisuales en su debut como liga profesional a Dazn y Mediapro por 7,2 millones de euros anuales hasta 2027. En ambos casos, por encima de los 4,8 millones anuales hasta 2025 por los que Dazn se convirtió en el socio audiovisual de la Uefa para la emisión de la Champions femenina.

El campeonato inglés es además el más atractivo para las marcas y anunciantes y los clubes no desaprovechan la oportunidad de aumentar sus ingresos por esta vía. Impulsados por la victoria de la selección en la Euro celebrada el pasado verano en Inglaterra, los clubes incrementarán en cerca de 10 millones de libras (11,4 millones de euros) sus ingresos por patrocinio durante esta temporada, según datos de GlobalData.

Las previsiones de la Uefa apuntan hacia un crecimiento sostenido de los clubes y las ligas de fútbol femenino que las lleve a alcanzar los 686 millones de euros en valor comercial en 2033, lo que supone seis veces más que en la actualidad, según los datos del último informe de la Uefa, The Bussines Case for Women’s Football.

El campeonato inglés lidera esta partida en Europa con puño de hierro, con un acuerdo con Barclays como main sponsor que le aporta 10 millones de euros anuales. Cifras más de cinco veces superiores a los 1,7 millones por temporada que le aporta Obos a la liga noruega, su principal perseguidor en este ámbito. En España, pese a que se desconocen los términos económicos del acuerdo de Finetwork con la Liga F, la competición se ha garantizado este año 6 millones por sus derechos comerciales.

 

Estructura de canteras propia e independiente

Por otro lado, los clubes ingleses destacan por el desarrollo de su estructura. De hecho, la primera división femenina en Inglaterra cuenta con doce clubes, once de los cuáles también tienen presencia en la Premier League masculina y uno, el Reading, que milita en Segunda División. Es decir, se trata de la sección femenina de estructuras profesionales con un sistema de canteras que en la última década ha aumentado su inversión de forma considerable.

En este aspecto, Vallbona señala la importancia de “desarrollar iniciativas de fútbol femenino, teniendo un equipo especializado para ello, separarlo del masculino, invertir en la base, innovar y conocer las especificidades de la disciplina y ponerlas en valor”. Es decir, no replicar las formas de hacer del fútbol masculino sino “aprovechar las particularidades del propio deporte femenino en aspectos como rendimiento e impacto de estas- fisiológicas, biomecánicas- en el mismo y en la prevención de lesiones, pero también particularidades a nivel de negocio. Son targets de marcas que ni siquiera están en la industria, y aún no lo han percibido” agrega.

En España este es uno de los déficits más notables, puesto que alrededor de un 30% de los clubes no cuenta con una estructura de canteras en el fútbol femenino, más allá de disponer de un equipo absoluto compitiendo en la máxima categoría. Por ello, crecer desde la base con una estructura propia independiente del fútbol masculino es una de las líneas a seguir para recortar terreno con el futfem inglés.

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