Skitude cambia su primera línea ejecutiva para iniciar su nueva etapa como empresa cotizada. Marc Bigas, cofundador y consejero delegado de la plataforma de reservas de esquí, abandonó ayer la dirección tras más de nueve años al frente, según ha podido saber 2Playbook. El ejecutivo también deja su silla en el consejo de administración y se mantendrá ligado al negocio como accionista. Su puesto al frente de la compañía, con sede en Barcelona y Oslo, lo ha asumido Bent Grøver.

El ejecutivo es socio inversor del fondo Investinor, que posee el 8,9% de Skitude, situándose como tercer accionista, por detrás de Skitude Holding Spain, que reúne a los inversores de la empresa en sus orígenes en España (27,5%) y el fondo Canica AS (10,8%). En la lista también figuran otros socios como JP Morgan (6,2%) y otras entidades financieras, principalmente de los países escandinavos.

El nuevo consejero delegado de Skitude tomó posesión del cargo el 22 de febrero, aunque Bigas se mantuvo en la compañía hasta esta misma semana para facilitar la transición. Grøver ejercía como presidente del consejo de la empresa surgida de la fusión de la empresa catalana con Skioo, que desde 2021 cotiza en la Bolsa de Oslo (Noruega). Dicho puesto recae ahora sobre Haavard Nord, miembro del consejo desde 2014 y cofundador de la plataforma Conclude.

Junto al fichaje de Grøver, Skitude también ha nombrado a Ivar Blekastad como director financiero, cargo que ha ocupado durante los últimos siete años en la tecnológica noruega Questback. Quienes sí permanecen aún en la compañía son los otros dos socios fundadores, Víctor Oliva, que mantiene su asiento en el consejo, pero no cuenta con funciones directivas, y David Huerva, director de tecnología, un puesto clave en el negocio del grupo.

De los tres miembros fundadores de Skitude, solo David Huerva sigue en la compañía

Asimismo, en los últimos meses también se ha reforzado la estructura comercial en países de Europa Central y, sobre todo, Norteamérica, uno de los mercados estratégicos que liderarán el crecimiento en los ingresos de Skitude a medio plazo. De hecho, una de las últimas operaciones corporativas fue la compra del proveedor estadounidense de software Liftopia, ahora llamada Catalate.

Skitude comenzó a cotizar el 18 de diciembre tras cerrar una ronda de financiación de 270 millones de coronas suecas (25 millones de euros), tal y como avanzó este diario, y ya ha presentado sus primeros resultados. La facturación de la matriz se situó en 32,7 millones de coronas noruegas (3,2 millones de euros); sumando los negocios de Spotlio, Catalate, Skioo y el resto de empresas que ha absorbido en los últimos años, los ingresos del grupo aumentan hasta 60,1 millones de coronas (6 millones de euros).

Los resultados corresponden a los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal, que transcurre de julio a junio. La compañía no había realizado ninguna estimación sobre el impacto de la Covid-19 en un negocio que el año pasado alcanzó los 80 millones de coronas (7,82 millones de euros), pese a que la pandemia se llevó por delante toda la campaña de invierno de este año.

El objetivo es alcanzar unos ingresos de 80 millones de euros en 2025, según se indica en el documento de salida a Bolsa. La meta sigue vigente, y así lo ha asegurado Grøver en la última reunión con los accionistas: “Hemos logrado crecer en el tercer trimestre y hemos establecido una plataforma aún más fuerte para alcanzar nuestra ambición”, aseveró.

Skitude ha cerrado los nueve primeros meses con una facturación de 6 millones de euros

Para ello ha trazado un nuevo plan estratégico que se basa en tres puntos clave. El primero, aumentar el número de resorts y estaciones a los que da servicio. Tras la compra de Liftopia y Spotlio a principios de 2021, ya suma más de 300 complejos de nieve y una comunidad de 1,3 millones de usuarios registrados.

El segundo objetivo es diversificar su negocio y unificar en una única plataforma el turismo de montaña y el alpino. Se trata de un mercado que, según consta en la documentación presentada en su salto al parqué, mueve 135.000 millones de euros en todo el mundo a través de la venta de forfaits y de otros servicios asociados a la práctica de este deporte, como la compra y alquiler de equipamiento, la restauración y el turismo.

Por otro lado, Skitude lanzará una nueva ofensiva digital en diferentes ámbitos. La plataforma se adentrará en los servicios de suscripciones premium para monetizar nuevos activos, ultima el lanzamiento de un ecommerce y la mejora de su software para ofrecer más agilidad a los usuarios a la hora de realizar las transacciones, así como la inclusión de un sistema de precios dinámicos que favorezcan su uso.

Pese a la evolución favorable sobre los ingresos, Skitude aún registra pérdidas de 13,7 millones de coronas (1,35 millones de euros) a cierre del tercer trimestre. Los números rojos para el ejercicio fiscal 2019-2020 fueron de 19,5 millones de coronas (2 millones de euros).

La start-up española nació en 2014 e instaló sus oficinas en Girona. Su sede central, sin embargo, se trasladó a Oslo (Noruega), desde donde se centralizan las operaciones en el Viejo Continente y América. España se mantiene como una de sus sucursales principales, junto con las ubicadas en Londres, Lausanne (Francia) y Santiago de Chile.

Tras debutar en el Euronext Growth de Oslo, la valoración de mercado de Skitude se situó en 350 millones de coronas (33 millones de euros), según consta en los documentos presentados ante el regulador financiero noruego.