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Alejandro Agag (Extreme E): “La política es una escuela estupenda para crear proyectos deportivos”

El empresario español, fundador de la Fórmula E y ahora al frente de un campeonato de SUVs eléctricos, considera que el futuro del deporte pasa por combinar entretenimiento y propósito. “Hay mucho interés en invertir en deporte”, asegura.

Alejandro Agag, fundador de las Extreme E y Fórmula E, en el Amazonas.

“Mañana me voy para Arabia Saudí”. Alejandro Agag tiene una agenda en la que cada reunión encadena con la siguiente y el no viajar no es una opción. Está en plena cuenta atrás del debut de las Extreme E, el nuevo campeonato de coches eléctricos con el que quiere avanzar en su ambición de usar el deporte como palanca de concienciación social. “El deporte debe tener propósito”, señala a 2Playbook desde Londres, donde hace años se instaló este empresario para desarrollar su carrera profesional.

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por el Colegio Universitario de Estudios Financieros (Cunef), su trayectoria arrancó en la política. Militó en las Nuevas Generaciones del PP, fue eurodiputado e incluso asumió la secretaría general del Partido Popular Europeo. Un camino para labrarse un nombre que ganó fuerza al convertirse en yerno del expresidente del Gobierno José María Aznar, de quien fue ayudante. Pero en 2002 él y su mujer, Ana, decidieron trasladarse a Londres. Acababa su carrera política para iniciar la empresarial, donde la Fórmula E ha sido su primer gran hito. “La política es una escuela perfecta”, admite, sobre las habilidades que adquirió y que hoy le permiten ser una de las personas más influyentes del motorsport.


Cuando anunciaste la creación de la Fórmula E, no fueron pocos los detractores y quienes te tildaron de loco. ¿Cómo se mantiene motivada a una organización cuando la opinión generalizada es que no tendrá éxito?

El consenso cuando empezamos con la Fórmula E era que esto iba a fracasar y que era muy complicado, porque los coches eléctricos no servían para correr, porque era imposible realizar las carreras en las ciudades… Y al final lo que nos motivó a todos justamente fue eso, que hubiera tanta gente negativa; queríamos probar que todos esos estaban equivocados. Porque no todo el mundo pensaba así, y encontramos patrocinadores que se unieron muy pronto, algunos como socios fundadores, como TAG Heuer, DHL, Julius Baer o Michelin.

Teníais el respaldo comercial, pero no del sector…

La mayoría del mundo del motor no nos apoyaba, yo recuerdo a personas que me decían: “Esto no va a ir a ningún lado, no inviertas nada de dinero tuyo ahí porque lo vas a perder, estás perdiendo el tiempo…”. Pero en ese momento, una vez que tú tienes un proyecto en el que crees y del que estás seguro, la única opción es ir para adelante e intentar probar al resto de que no tenían razón y que al final esto era una buena idea.

Cuando lanzaste el proyecto, ¿tenías claro que se produciría un movimiento medioambiental como el que se ha producido y claramente ha favorecido a la Fórmula E o las Extreme E?

El timing fue muy importante, porque llegamos un poco demasiado pronto, pero justo pudimos pasar la barrera, sobrevivir y ya, realmente, nos empujó la ola gigante que ha venido sobre la sostenibilidad, las tecnologías limpias… Al final estábamos en el sitio justo. Hoy el mundo está mucho más comprometido con la lucha climática y con las tecnologías sostenibles, y todo va en nuestra dirección, pero hace siete años no estaba tan claro.

En tu esquema mental, ¿qué futuro dibujabas realmente?

Yo estaba absolutamente convencido de que se iba a producir una revolución verde. El planeta estaba y está en unos niveles de calentamiento que no son sostenibles a largo plazo y yo estaba convencido de que iba a darse una reacción de la sociedad para intentar arreglar el megaproblema que hemos creado. Y esa reacción iba a llegar en forma de un apoyo masivo a nuevas tecnologías sostenibles, porque sin la tecnología no se va a poder conseguir el objetivo que queremos de parar el cambio climático. Yo vi que iba a ir por ahí y quise crear algo que se posicionara en esa dirección.

“Llegamos un poco demasiado pronto, pero lo justo para sobrevivir hasta que nos empujó la ola de la sostenibilidad”

¿Cuáles fueron los momentos clave que te hicieron ver que la Fórmula E iba por el buen camino pese a todo?

El momento fundamental fue existir, porque era 0 o 1, y eso fue la primera carrera de Pekín en septiembre de 2014, porque ahí demostramos que se podía crear un campeonato de carreras eléctricas. El segundo punto de inflexión fue cuando entraron muchas grandes marcas en la competición, y el broche lo pusieron Porsche y Mercedes entrando las dos a la vez. Ahí fue cuando ya la Fórmula E se convirtió en una plataforma válida.

¿Confías en que mantengan ese apoyo a futuro?

No creo que las grandes marcas vayan a seguir todas, porque tenemos a nueve constructores y todos quieren ganar. Algunos se irán, otros vendrán… pero el hecho es que ya es una plataforma consolidada para para el desarrollo tecnológico que luego usan los coches de calle.

Al principio perdíais en la comparativa con la Fórmula 1, pero habéis sabido captar al aficionado con la mayor incertidumbre sobre los resultados. Pero, y a las marcas, ¿cómo las convencéis de que sois el lugar ideal para el desarrollo de I+D del coche eléctrico?

La ventaja es que tenemos la licencia exclusiva de carreras eléctricas y las marcas saben que no hay otra competición para poder desarrollar tecnología en el mundo de las carreras. El motorsport tradicionalmente ha sido una muy buena plataforma para el desarrollo tecnológico de los coches que luego vemos en la calle, y ahí están desde los retrovisores hasta la inyección de gasolina, pasando por los frenos de disco. A eso, añade que el hecho de correr en grandes ciudades lo hace muy atractivo para los grandes constructores.

En la Fórmula E lograste el respaldo de grandes grupos como Discovery y Liberty Media, y en las Extreme E repiten algunos de ellos. ¿Hay un boom de la inversión en deporte, sobre todo si busca ese impacto social?

Sin duda, sin duda. Hay mucho inversor buscando proyectos que tengan un efecto positivo en la sociedad y que no sean una pura inversión financiera, sino que den algo más. Hay muchísimo capital para invertir en este tipo de proyectos, y la muestra es que hemos conseguido levantar capital para las Extreme E de una forma mucho más rápida que lo hicimos para la Fórmula E, incluso con todos los problemas que hay como la Covid. Es un sector prioritario y hay capital disponible.

¿Qué inversión habéis realizado en las Extreme E y cuándo confiáis que alcance la rentabilidad?

Es un proyecto que costará más o menos 50 millones de euros el poder lanzarlo, que es una fracción de lo que costó la Fórmula E. Es un campeonato que exige también menos capital porque, al no correr en ciudades, también tiene menos costes. Son cifras muy importantes, pero estas cosas hay que hacerlas con suficiente apoyo financiero, porque, si vas un poco corto, no lo puedes hacer en condiciones. Por suerte, en las Extreme E hemos podido contar con mucho interés de inversores para poder lanzarlo de una forma potente.

Alejandro Agag, junto a uno de los SUVs de las Extreme E. /Shivraj GohilAlejandro Agag, junto a uno de los SUVs de las Extreme E. /Shivraj Gohil
 

Habéis logrado el apoyo de inicio de multinacionales como Enel, Continental, Williams… ¿ven el campeonato como plataforma comercial o lo que buscan sobre todo es asociar su imagen a la lucha contra el cambio climático?

Acciones concretas en todos los países donde corramos, eso es lo que buscan las marcas, que no sólo quieren asociarse a un proyecto que lucha contra el cambio climático, sino que quieren ayudar en ello. En las Extreme E hemos creado un legacy program con el que replantamos árboles del Amazonas, limpiamos las playas del África Occidental o educamos a los niños de Groenlandia sobre el cambio climático, entre otros muchos proyectos que iremos anunciando las próximas semanas.

¿Cuál es el discurso para atraer a los aficionados, estén o no preocupados por el cambio climático?

Extreme E va a ser un espectáculo completamente diferente. Va haber una guerra entre generaciones, porque va a haber pilotos veteranos contra pilotos muy jóvenes y todos ellos de gran calidad; va haber muchos campeonatos del mundo en esa parrilla de salida. También tenemos el único concepto de carrera en el que todo el tiempo van a estar corriendo hombres y mujeres, y eso le va a dar una parte de espectáculo impresionante. La forma en la que lo vamos a retransmitir también va a ser absolutamente innovadora. La parte digital y la interacción con los fans va a ser fundamental, que ellos sientan que están participando de la experiencia; hacerla medio videojuego-medio carrera de verdad.

Empiezas con cinco carreras en 2021. ¿Cuántas carreras crees que podría asumir la Extreme E? ¿Miraste el calendario del automovilismo para elegir tus fines de semana para asegurarte la mejor exposición posible?

Lo que tenemos son temas, cada uno relacionado con los riesgos del cambio climático: deforestación, derretimiento de los polos y montañas, desertificación, polución de los océanos… Buscamos lugares que representen y estén sufriendo los efectos, para después contar la historia de lo que pasa en estos sitios usando nuestros canales, porque hay más gente viendo una carrera que documentales sobre el medioambiente.

Fórmula E con monoplazas, Extreme E con SUVs, las E1 Series de barcos… ¿En qué otros deportes ves que tendría sentido crear un campeonato?

Mientras yo esté en todos… Estamos viendo entrar también con aviones eléctricas, pero su autonomía hoy todavía es muy breve para hacer carreras. Va a ir por este orden: coches, barcos y aviones.  

“Hay mucho interés en invertir en deporte, sobre todo si hay algún ángulo vinculado a la sostenibilidad y el medio ambiente”

¿Se podría crear un ecosistema común?

Bueno, la Fórmula E ha adquirido una participación minoritaria en las Extreme E. Es un orgullo, está muy bien, son muy buenos inversores y que me sigan en cada una de las aventuras es una clara muestra de confianza por su parte. Ellos están contentos de cómo les ha ido la inversión en la Fórmula E y eso les anima a repetir.

Has hecho mucho fundraising para nuevos proyectos deportivos, ¿qué percepción tienen hoy los inversores?

Hay mucho interés en invertir en deporte, sobre todo si hay algún ángulo vinculado a la sostenibilidad y el medio ambiente. Ha habido muchas historias de éxito, como los equipos de la NBA, por ejemplo. Ahora es buen momento para invertir. El contenido ahora es el rey, y generar contenido exclusivo es muy importante y en eso el deporte tiene una posición única.

Tu carrera política te precede. ¿Cuánta diplomacia se necesita para construir una propiedad deportiva global?

Mucha, la política es una escuela estupenda para crear un proyecto en el que tengas que manejar a muchos actores distintos. La diplomacia y la política son fundamentales cuando tienes que buscar consensos y conseguir que todos sientan que han ganado algo, sobre todo si tienes doce equipos, veinte espónsors, catorces ciudades y cientos de empleados.

Arabia Saudita ha sido el último país en ver el deporte como una herramienta de construcción de marca y posicionamiento geopolítico…

Una de las mejores cosas que hemos hecho fue correr hace casi tres años en Arabia Saudí. Era una de las cosas que más veces me decían que no hiciera, y lo hicimos. En ninguna carrera he notado que la Fórmula E ha hecho tanto para cambiar un país. Hicimos el primer concierto en el que había hombres y mujeres en el que podían interrelacionarse entre ellos. Las autoridades saudíes querían utilizar la Fórmula E como herramienta de cambio y eso es enorme para el deporte. Ahí sí estás ayudando.

“El deporte era una cosa y ahora son dos. Antes era deporte y entretenimiento y ahora tiene que ser entretenimiento y propósito”

¿Qué territorios consideras más relevantes para la industria del deporte en cuanto a adjudicación de sedes?

China es el país con la oportunidad más grande, no porque haya que introducir cambios políticos más allá de los que ellos ya van introduciendo, sino porque allí va haber una revolución del coche eléctrico. Si China pasa entera al coche eléctrico, eso moverá a la aguja en el tema de las emisiones a nivel mundial y la Fórmula E puede acelerar la adopción del coche eléctrico.

¿Cómo se ve España como potencia económico-deportiva?

Se ve muy bien. El país tiene sobre todo grandes deportistas y estrellas que son ejemplos también como personas, como Rafa Nadal, Carlos Sainz y Jr, Fernando Alonso… A nivel de eventos es más complicado, porque es más fácil hacer eventos en otros sitios por la situación política. Y ahí no me meto. Es un buen mercado de televisión, pero en temas de patrocinio quizás va más lento, pero es un buen mercado y se pueden hacer cosas. Nosotros haremos los test de las Extreme E en Alcañiz (Aragón).

¿Qué tendrá que hacer el deporte para mantener su posición en la industria de consumo?

El deporte era una cosa y ahora son dos. Antes era deporte y entretenimiento y ahora tiene que ser entretenimiento y propósito. Sin eso, pierde una gran oportunidad. Si consigues combinar esas dos cosas, eso es lo que realmente en el futuro va a atraer y hará que un proyecto deportivo tenga éxito.

¿Te animarás con algún otro deporte?

En ninguno, ya tuve una excursión en el fútbol y fue de locos. Me quedo con lo que sé hacer, que son los deportes eléctricos y es lo que me tiene muy ocupado. La clave es el propósito, y con esto me quedo.

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