La Vuelta celebra esta temporada su 90 aniversario. Nueva imagen e identidad corporativa ante los vientos de cambio que arrecian el futuro del ciclismo. Su director técnico, Kiko García, es consciente de que la disciplina se encuentra ante un punto de inflexión que amenaza el modelo de negocio actual de los grandes y pequeños gestores de pruebas ciclistas. “La única manera de avanzar es sentándonos todos y poner las cartas boca arriba, no guardárselas en la manga”, argumenta García, también director general de la Asociación Internacional de Organizadores de Carreras (Aiocc).
Esa posición le ha permitido acudir a varias reuniones con representantes de One Cycling, el proyecto de Superliga ciclista impulsado con capital saudí que aspira a reestructurar la pirámide competitiva existente y que los equipos reciban una mayor parte de los ingresos que generan las carreras. Si bien el dirigente español aboga por el diálogo entre todas las partes, asegura que no se les ha compartido apenas información del proyecto, del que tampoco han trascendido grandes detalles públicamente.
Tanto el modelo de negocio como el formato de las competiciones han sido cuestionados en muchas ocasiones en los últimos años. ¿Hacia dónde va el sistema de competición del ciclismo?
Hay que ser realistas. El ciclismo es lo que es a día de hoy gracias a organizaciones muy pequeñas que, de manera casi altruista, han estado organizando pruebas durante los últimos 100 años. Ese tipo de organizaciones conviven con grandes monstruos como son ASO, Unipublic y RCS. Estamos en una transición complicada, porque no podemos faltar el respeto a todo lo que han hecho y han representado esas organizaciones. Pero las cuotas de seguridad tienen que ser mucho mayores, el personal tiene que ser mucho más profesional… Tenemos que ayudarles entre todos a que puedan modernizarse, actualizarse y que puedan sobrevivir a los tiempos que vienen.
Han surgido proyectos como One Cycling, que buscan cambiar el calendario y el formato de las competiciones, además de incorporar a los equipos como accionistas. ¿El futuro pasa por ahí?
Hemos tenido un par de reuniones en las que estaban sentadas alrededor de la mesa todas las partes implicadas, pero no hemos recibido mucha información del proyecto. Sabemos que tienen bastante músculo financiero, pero no conocemos ni el modelo de negocio, ni sabemos cómo quieren gestionar el calendario con posibles nuevas pruebas, o cómo eso va a repercutir en las que ya existen, ni sabemos qué equipos son los que están implicados... La única manera de avanzar es sentándonos todos y poner las cartas boca arriba, no guardárselas en la manga. Nosotros siempre vamos a estar bajo el paraguas de la UCI. Hay un reglamento y un sistema World Tour que están consolidados y funcionan bastante bien. Ahora hay que ver en qué se puede mejorar. Lo que no podemos hacer es que si llega alguien con mucho dinero nos carguemos de un plumazo la historia de este deporte. Hemos de ver de qué manera podemos adaptarnos a un nuevo modelo, pero no a costa de cargarnos lo que hay.
¿Un proyecto de este tipo pone en peligro la existencia de grandes carreras como el Tour de Francia o la Vuelta a España?
A priori te diría que no tiene por qué, pero claro, depende de lo que se pretenda hacer. No tenemos información suficiente para valorarlo. Los equipos se deben a unas pruebas World Tour, a un calendario y a una reglamentación. Ahora hace dos años que apareció una figura, un cuerpo que se llama SafeR, que intenta velar por la seguridad en carrera. Me siento muy orgulloso porque en él trabajamos todas las partes implicadas en el mundo del ciclismo. Por eso, soy partidario de estar sentado alrededor de una mesa y que todo el mundo hable. Pero claro, si te sientas en una mesa y no te cuentan todo lo que podrían contarte, pues sinceramente es un poco complicado. Por mucha buena voluntad que tengas, hasta que no sepamos exactamente dónde estamos y a lo que vamos a jugar, no vamos a saber si va a ser posible o no.
“Siempre vamos a estar bajo el paraguas de la UCI. Hay un reglamento y un sistema World Tour que están consolidados y funcionan bastante bien. Ahora hay que ver en qué se puede mejorar”
¿Cómo debería organizarse el ciclismo para garantizar una mayor sostenibilidad económica, tanto de los organizadores de carreras como de los equipos?
Cada uno lo ve desde su perspectiva, aunque muchas cosas las podemos hacer en conjunto. Por ejemplo, a mí una cosa que me llama mucho la atención desde hace años es lo poco que las marcas que están invirtiendo en ciclismo trabajan para que sepamos lo que son. Te podría decir infinidad de nombres de marcas que son patrocinadores principales de los equipos y no sabemos lo que son. Si no hay un trabajo detrás explicando lo que es esa marca, poco rendimiento se le puede dar. También me llama la atención que los equipos no trabajen más para acercar a sus deportistas al público. Eso es algo que la Fórmula 1 hace muy bien. Es decir, hay un día antes del gran premio en el que se hace una sesión de autógrafos con los aficionados. Eso ayudaría a que el público reconozca mucho más las marcas. Son ejemplos que muestran que el modelo se lo ha de trabajar cada uno. Nosotros como organizadores tenemos que pensar en nuevas vías para hacer crecer este negocio, pero los equipos también.
¿No ves necesaria una distribución más equitativa de los ingresos generados por el ciclismo?
No tienen por qué solo pensar en que el organizador de turno gana dinero y ellos no. El organizador gana dinero porque ha sabido sacar el máximo partido del negocio. Por supuesto que habrá momentos para sentarnos todos y ver de qué manera podemos avanzar. No digo que no haya que hablar con los equipos de cualquier cosa, pero deben intentar explotar otras vías por su cuenta para ver cómo pueden mejorar. De todas maneras, tampoco podemos decir que la cosa va mal cuando tenemos varios equipos por encima de 50 millones de euros de presupuesto y cuando el presupuesto medio en el World Tour está entre los 25 y los 30 millones. Hace apenas unos años estaba entre los 10 y los 12 millones. Eso quiere decir que los espónsors ven que el retorno es positivo.
Este año se celebra el 90 aniversario de La Vuelta. Como parte de esta celebración habéis presentado vuestra nueva identidad corporativa. ¿En qué consiste el cambio de identidad?
Un cambio de imagen y de identidad corporativa siempre supone muchos alicientes. Primero, el factor sorpresa, y luego intentar enganchar a un público más joven, al activar aún más en el mundo digital. Junto al nuevo eslogan La Vuelta es Más y la estética y colores nuevos, creo que nos vendrá muy bien para captar a público no tan tradicional.
Hace pocas semanas se llevó a cabo la tercera edición de La Vuelta femenina. ¿Qué avances se han hecho y cuáles son los siguientes pasos que hay que dar?
La prueba se ha consolidado en el calendario como una de las tres grandes. Lo que hay que hacer es reflexionar y trabajar para intentar enganchar un poco más al público. En el mes de mayo sabemos que no hay mucha gente de vacaciones y el clima aún no es el mejor. Con lo cual, quizá echamos en falta esa gran cantidad de público que tenemos en la prueba masculina, pero poco a poco se tiene que ir afianzando. Tenemos que educar y conseguir que el aficionado al ciclismo en general se enganche también al ciclismo femenino.
¿Qué tenéis que hacer para lograrlo?
En la parte deportiva intentar mejorar el recorrido y consolidar etapas, buscando el equilibrio entre etapas míticas y otras más novedosas. También nos puede servir mucho de plataforma para hacer pruebas para la masculina. A partir de ahí, de nuevo es necesario plantearnos si son las mejores fechas o no. Decidir si hay que moverse en el calendario, porque resulta más atractivo para el público en otras fechas. La posibilidad del cambio de mes es un debate que tenemos sobre la mesa y tenemos que estudiarlo muy bien. Por un lado, en las fechas actuales, aseguramos una participación de lujo que nos ofrece un espectáculo deportivo importante. Pero necesitamos mucha más presencia de público, más audiencia y una ventana televisiva acorde a todo lo que conlleva celebrarlo en otro momento del año. Antes de verano no será, eso es imposible.
¿Qué nuevas fuentes de ingresos estáis considerando explotar en el futuro para engordar el negocio de La Vuelta?
Aprovechando el cambio de imagen y de identidad corporativa, quizá es el momento de pensar en abrir otros caminos. ASO tiene bastante diversidad en cuanto al negocio deportivo, desde organizar maratones hasta el Dakar, pasando por diferentes pruebas de diversos deportes y, sobre todo, pruebas de ciclismo. Se está haciendo un trabajo de estudio de mercado, para ver qué opciones tendríamos y no descartamos ninguna opción.
¿De cara al futuro, cabe la posibilidad de incorporar la venta de entradas en algunas etapas o puertos de montaña?
Es un tema delicado porque hay que pensar en que culturalmente esa vía no ha existido nunca en nuestro país. Sí es verdad que existe en las clásicas belgas y holandesas, en las que se lleva mucho el tema de los espacios VIP. El problema es que en una prueba por etapas como la nuestra es más complicado porque eso tiene sentido cuando tienes un recorrido en el que ves pasar a los ciclistas al menos cuatro o cinco veces. Hay que seguir explorando opciones, pero el modelo de las clásicas belgas para nosotros es difícilmente adaptable.
“Hay que seguir explorando opciones, pero el modelo de las clásicas belgas para nosotros es difícilmente adaptable”
¿Entonces, qué espacio de crecimiento tiene el negocio VIP y de hospitality de vuestras carreras?
Hay que reinventarse y pensar en nuevas opciones. La gente lo que demanda es vivir experiencias, con lo cual tenemos que ser muy inteligentes para ser capaces de inventar nuevas oportunidades de vivir esa experiencia de una etapa ciclista. Nuestro deporte es muy singular y muy particular en muchos aspectos, pero lo primero es que jugamos en un terreno de juego que no es nuestro, que pertenece al estado o a las regiones o municipios. Luego está la opción de seguir una etapa en un coche, que puede ser súper gratificante cuando es una gran etapa con escapadas y se puede seguir a los ciclistas en los puertos, pero también es verdad que hay otras etapas muy monótonas. Hay que pensarse muy bien si a la gran mayoría del público le interesa pasarse cinco o seis horas en un coche.
Tras Países Bajos en 2022 y Portugal en 2024, La Vuelta saldrá de Italia en 2025 y de Mónaco en 2026. ¿Qué es lo que os frenó para hacer más salidas internacionales en el pasado?
Ha cambiado el interés a nivel internacional que hay por este tipo de eventos, y en especial La Vuelta es un escaparate magnífico. Las ciudades o regiones de otros países se han dado cuenta de que la repercusión es importante, y que el retorno se multiplica. La promoción turístico-deportiva que supone es muy superior a cualquier campaña publicitaria al uso. Ya tenemos varias opciones para el futuro. Afortunadamente, la internacionalización del ciclismo es un hecho. El ciclismo profesional es un gran atractivo para los países para promocionar sus territorios.
¿Cómo hacéis para aseguraros que la fragmentación digital del entretenimiento no reduce el interés en seguir eventos tradicionales como el vuestro?
Hay que estar al día constantemente para ir renovando el ciclismo. En este deporte todos hemos pecado de ser demasiado tradicionales. Todo lo referente a la historia y la épica ahora lo tienes que acompañar de nuevas tecnologías y todo tipo de acciones hacia el mundo digital para captar a la población más joven. Para ello, estamos trabajando en la producción televisiva, así como con nuestro departamento de comunicación y de redes sociales para que las coberturas resulten mucho más dinámicas y divertidas. Muchas pruebas ya empiezan a contar con drones, por ejemplo, que en un futuro no demasiado lejano van a estar muy presentes. Además, no deja de ser una manera de reducir la problemática de las motos en carrera.
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