El Alto de Arrate es uno de los puntos icónicos de la Itzulia, ubicado a escasos kilómetros de Mallabia, donde Orbea tiene su sede. El principal fabricante español de bicicletas, que no ha dejado de crecer en más de una década, afrontó un arrance de 2020 incierto, y ante las dudas que planteaba la pandemia decidió cubrirse las espaldas: 50 millones de financiación bancaria para proteger la caja y afrontar con pulmón la subida del puerto de Arrate en un año lleno de complicaciones para el sector ciclista, según ha podido saber 2Playbook.

Se desconoce si esa operación se canalizó a través de las líneas de crédito avaladas por el ICO que aprobó el Gobierno para capear la pandemia. A cierre de 2019, contaba con préstamos bancarios por 10,36 millones de euros, el 65% de los cuales debía cancelar entre 2020 y 2021. La empresa, que tenía un fondo de maniobra positivo de 29 millones de euros, tiene fijado que la disposición de cuentas de crédito sea de 12,5 millones de euros.

Una forma de financiación que tiene la marca es la entrada de nuevos socios a la cooperativa, como los 24 que se incorporaron en 2019 para ampliar a 42 el número de afiliados. Estos representan el 26,41% de los socios, trece puntos más que en 2018, cada uno de los cuales debe realizar una aportación obligatoria de 13.150 euros y de 2.630 euros para ser indefinidos. Es decir, Orbea habría captado hasta 95.150 euros en un año.

Las negociaciones con la banca se cerraron en el primer trimestre del año pasado, cuando la prudencia obligó a revisar fuertemente a baja sus previsiones de facturación, de 180 millones a sólo 130 millones de euros. Y eso que las ventas entre enero y marzo marchaban según lo previsto, tras un 2019 en el que ya facturó un 32% más y pulverizó todas sus previsiones del plan estratégico, con 168,2 millones de euros, según se recoge en las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil.

La revisión de las previsiones también afectaba al resultado antes de impuestos.  En 2019, la rentabilidad de la cooperativa creció a un ritmo superior al de los ingresos, con un alza del beneficio neto del 41%, hasta 8,9 millones de euros. Todo ello a pesar de que los gastos de explotación y personal aumentaron hasta 16 millones y 17,7 millones de euros, respectivamente, por la mayor actividad comercial y por la contratación de 90 nuevos trabajadores en su sede. 

Se desconoce cuál ha sido la evolución final de Orbea en el primer ejercicio marcado por la Covid-19, si bien el ciclismo es una de las disciplinas que más se benefició del boom de la práctica al aire libre. Hasta entonces, el ritmo de crecimiento interanual había estado entre el 4% y el 10%, supernado el 20% a partir de 2018 aupada por el plan estratégico diseñado entonces para impulsar su internacionalización.

Las ventas en el extranjero aportan ya en torno al 71% del total, y la marca ya compite contra gigantes del sector como Trek, Specialized, Canyon, Scott o Merida, entre otros. Las ventas en la Unión Europea crecieron un 37%, hasta 96 millones de euros, mientras que en otros países la evolución fue del 25%, hasta 23,63 millones de euros.

El mercado español tampoco se quedó atrás, con una facturación de 49,5 millones de euros, un crecimiento del 55% interanual. Entre las marcas españolas es la principal por volumen de facturación, casi triplicando a su principal competidor, BH Bikes, cuya cifra de negocio se situó en 60 millones de euros en 2020.

Orbea ha disparado sus ventas antes de la pandemia y su rentabilidad mejoró en un 41%

Para las grandes firmas del sector ciclista ha supuesto el espaldarazo definitivo, pero también ha abierto una gran brecha en la cadena de producción y distribución. La cooperativa vasca no ha sido inmune y la saturación del mercado ha provocado un importante aumento en los costes del suministro. Actualmente tiene fábricas propias en España y Portugal y socios en China y Taiwán.

La marca anunció que incrementaría temporalmente los precios de la bicicleta para compensar parcialmente los costes, ya que el pago a proveedores se ha multiplicado por ocho. Además, las tasas de importación de bicicletas que proceden de países externos a la Unión Europea (UE) se han duplicado, poniendo más dificultades a las roturas de stock existentes y los considerables atascos en el tráfico de mercancías que se suceden desde el inicio de la pandemia.

Orbea destacó entonces que se había “creado un entorno insostenible” y que pese a intentar “mitigar los incrementos, ya no es posible seguir haciéndolo y absorber el impacto”. “Estamos tomando medidas sin precedentes en el sector de la bicicleta para mantener las condiciones tanto en nuestros distribuidores como al cliente final; nuestro compromiso con ellos está más vigente que nunca”, concluía la compañía.

La compañía también tiene filial propia en Estados Unidos, cuyo capital controla en su totalidad, y China. En el caso de la sociedad que opera en el gigante asiático, en 2019 liquidó por completo la sociedad Orbea Kunshan tras relocalizar su producción en la Península Ibérica. 

Orbea se vio obligada a cargar a los usuarios parte del sobrecoste en la cadena de suministro 

Este vehículo está participado por Orbea en un 25%, al igual que sucede con su sucursal en Francia, OEW Sport et Loisir, de la que posee el 33% del capital, dejando el resto en manos de sus socios locales.

Finalmente, el gasto en publicidad, patrocinio y relaciones públicas menguó 9% un en 2019, hasta 4 millones de euros. Entre sus principales acuerdos figuran el Euskaltel-Euskadi, que este año debuta en la segunda categoría de la UCI. Además, cuenta con su propia escuadra, el Orbea Factory Team, un equipo de influencers para potenciar diferentes líneas de productos.