Sin casi opciones para hacer ejercicio durante el confinamiento y sin margen para abrir las tiendas, el retail deportivo ha sido uno de los grandes damnificados de la crisis provocada por el Covid-19. Todos los grupos sin excepción admiten que la pandemia ha cortado todos los progresos que se venían produciendo gracias al boom del athleisure y la incorporación de la mujer, dos fenómenos que en 2018 permitieron al sector rebasar los 5.000 millones de euros de facturación, una cifra jamás registrada desde que el Instituto Nacional de Estadística (INE) recoge datos del comercio al por menor de artículos deportivos en establecimientos especializados.
Es el mejor termómetro para el conjunto de la distribución deportiva, pues bajo este código empresarial operan gigantes como Decathlon, JD-Sprinter-Sport Zone, Décimas, Forum Sport, Foot Locker, nuevos players como Deporvillage y muchas de las tiendas que trabajan bajo el paraguas de centrales de compras como Intersport o Base. Y, según el INE, todas ellas facturaron un 5,9% más interanual en 2018, hasta 5.019,6 millones de euros, toda una aceleración respecto a la mejora del 0,5% que obtuvieron en el ejercicio previo.
Estas cifras también revelan la fuerte concentración a la que ha tendido este mercado, en el que el gigante galo representaría en torno al 30% de la cuota de mercado de estas compañías. Su rival británico, que dio un paso de gigante en la Península Ibérica promoviendo la fusión de Sprinter con Sport Zone, ya estaría en torno al 10%. En su caso, además, aprovechando que cuenta con distintas marcas para abordar tanto al consumidor en busca de producto técnico, como aquel que persigue moda deportiva.
De hecho, la dirección de JD Sports señala en su última memoria anual que “si bien Iberia, y particularmente España, ha sido una de las regiones más afectadas por el brote de Covid-19, creemos firmemente que nuestra propuesta combinada de Sprinter y Sport Zone, con mayor énfasis en la participación deportiva activa y el fitness, se traduce en una posición sólida con sus operaciones ya estructuradas adecuadamente para el futuro”.
Decathlon tiene una cuota de mercado cercana al 30% en España, el triple de la que tiene Sprinter
Otra cuestión es cómo afectará la crisis actual a los márgenes de estas compañías, que en 2018 empezó a recuperarse tras la fuerte caída experimentada el año anterior. En concreto, el excedente bruto de explotación de estas compañías mejoró un 6,2% en el último año con datos disponibles, hasta 368,3 millones de euros, muy lejos de los 410,2 millones de 2016.
Entre las razones de este deterioro de la rentabilidad respecto a años previos es la presión de las marcas para establecer un precio final competitivo en categorías como las de rendimiento, donde la consolidación de Decathlon ha situado las barreras de acceso en la franja baja de precios y los comercios electrónicos han logrado ser más competitivos. A ello, se le añade la ofensiva directa al consumidor de grandes marcas como Nike o Adidas, con las que difícilmente pueden rivalizar en este sentido.
Estas dos marcas han indicado el camino al resto, que desde hace más de un año trabajan en una mayor segmentación de los retailers con los que trabajan, priorizando aquellos que abordan un nicho específico o se vuelcan más en el cuidado del producto. En total, todos estos especialistas realizaron compras de bienes y servicios por 4.006 millones de euros en 2018, un 5,7% más interanual, un avance idéntico al registrado en gastos de personal, que exigieron 712,1 millones de euros.
El sector, uno de los que más rápidamente tuvo que acogerse a los expedientes de regulación temporal de empleo (Erte), contaba con 39.984 trabajadores al término de 2018, un 2,5% más. Ahora bien, el dato alentador es que el personal remunerado equivalente a tiempo completo subió un 5,1% en comparación con 2017, hasta 27.212 personas, con un total de 48.889 horas trabajadas, un 4,1% más, según el INE. La formación de todos estos profesionales es uno de los grandes retos de las cadenas, sabedoras de que los conocimientos técnicos y las dotes de venta omnicanal son dos elementos claves para defender el papel de la tienda a pie de calle frente al online.
Las estadísticas oficiales del Gobierno no revelan cuál ha sido la evolución de esta implantación sobre el terreno, si bien el número de empresas de comercio al por menor en establecimientos volvió a crecer en 2018. A cierre de este ejercicio había 6.512 empresas, un 3,6% más interanual, aunque aún son cien compañías menos que en 2016. Y todas ellas se enfrentan al mismo desafío en 2020: resistir el embate del Covid-19 confiando en que el auge de la práctica deportiva resistirá al virus.