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Nuevos formatos de contenido copia

Docuseries, ‘inside’ y biografías: los nuevos géneros audiovisuales llegan al deporte

Los gigantes del ‘streaming’ han despertado su interés por nuevos formatos de contenidos deportivos. Frente a la millonaria inversión en la compra de derechos, han descubierto cómo llegar a nuevos públicos aprovechando su maquinaria de producción.

Los gigantes del streaming han probado del deporte y buscan repetir. Netflix, Apple, HBO Max, Amazon… En plena carrera lunar por la producción de contenidos (y la captación de suscriptores), los contenidos deportivos vuelven a erigirse como piedra de toque para llegar a nuevos públicos. Pero a diferencia de Dazn, Movistar+ o Sky, que apalancan su estrategia en la compra de derechos deportivos, las nuevas plataformas han optado por otra fórmula: engrasar su maquinaria de producción para experimentar con formatos como las docuseries, insides o biografías, como se comprueba en el segundo capítulo de la serie de reportajes sobre el futuro audiovisual de la industria del deporte, elaborado por 2Playbook con el patrocinio de Mediapro.

“Son contenidos completamente distintos a las competiciones en directo o a los contenidos publicados en redes sociales”, analiza Dani Margalef, coordinador de derechos deportivos y relaciones con LaLiga en Mediapro. “Su ritmo narrativo tiene que ver con el estilo de las series de ficción porque cuentan una historia y en ellas los protagonistas no solo compiten, sino que enfrentan sus miedos, comparten sus retos, su día a día y el espectador encuentra puntos de conexión más personales”, añade.

Son formatos que siempre han existido, aunque hasta la llegada de la pandemia se había apostado principalmente por el formato documental seco. Es decir, piezas de contenido periodístico e informativo sobre distintas causas. Piezas como Ícaro, The Down Wall, Senna, programas como Informe Robinson, o películas como Hoops Dream existían desde hace más de cinco años.

¿Por qué se ha aupado ahora como nuevo género? Mientras antes se buscaba trazar un perfil o realizar una denuncia, ahora se persigue el entretenimiento y generar engage para la competición. Netflix dio el primer gran golpe con Drive to Survive, la docuserie sobre la Fórmula 1. Posteriormente llegaría la del Movistar Team, que abrió sus puertas en uno de los años más complicados a nivel interno y captó al gran público. Y el broche lo colgó de nuevo Netflix sacando The Last Dance para analizar los Chicago Bulls de Michael Jordan en plena pandemia y con todas las competiciones paradas.

The Last Dance y Drive to Survive se han erigido como las puntas de lanza del contenido deportivo

“La primera temporada de Drive to Survive ayudó a alcanzar a los aficionados de la Fórmula 1, pero la audiencia del programa se ha disparado en los últimos dos años”, explicó Brandon Riegg, director de programación no guionizada de Netflix en Bloomberg. Desde entonces, la audiencia de la OTT del Mundial de automovilismo ha crecido un 40% y Stefano Domenicali, consejero delegado de la F-1 reconoció que Netflix “ha sido clave para encender el interés de la audiencia”.

Desde Mediapro se han producido contenidos originales como el de Fernando Alonso, MotoGP Unlimited, el Manchester City junto a Amazon o Six Dreams, donde se sigue a jugadores y ejecutivos de LaLiga dentro y fuera del terreno de juego. “No es necesario ser un fan del fútbol o el motor para ver las series, al público le interesan las historias en primera persona y el funcionamiento de una competición desde dentro”, apunta Bernat Elías, productor ejecutivo de The Mediapro Studio.

Desde el sector apuntan a una edad dorada de los documentales deportivos, potenciado por el alcance global de las plataformas y llegar a consumidores no habituales del deporte. El debate es dónde está el techo de estos formatos, y si tras la primera oleada el mercado empezará a saturarse de contenidos. Hasta la fecha, la principal característica de los contenidos deportivos es la veracidad de sus historias, el vínculo emocional y, sobre todo, la calidad de la producción.

“La demanda de contenido es muy alta en todos los géneros y a todos los niveles, pero los tiempos de producción deben estar ajustados a garantizar los estándares de calidad”, afirma Elías. A esa batalla se ha sumado ya Dazn, que creó su propia productora para lanzar series de Ronaldo Nazario o Maradona y no depender únicamente del directo.

Las nuevas plataformas ya empiezan a mirar también a la compra de derechos para dar recorrido a su apuesta por la producción propia. El último ejemplo ha sido Apple, que tras triunfar con Ted Lasso se alió con la Premier League para usar sus licencias oficiales y este mismo mes se hizo con los derechos globales de la MLS durante una década, en la que las retransmisiones se combinarán con otros géneros para explicar la competición desde otras ópticas. Además, ha cerrado un acuerdo con la productora de Nike para desarrollar y producir más documentales deportivos. 

Aunque es un movimiento aún incipiente, Amazon también ha entrado ya en la NFL y Netflix barajó comprar los derechos de la F-1 en mercados concretos. Disney ya plantea una expansión de Espn+ por todo el dmuno y podría ser el nuevo rival a batir con la compra de derechos internacionales. “Creemos que a medio plazo se incrementará su presencia hasta jugar un papel relevante, es evidente el interés por el deporte en directo y la fidelización que provoca”, apunta Margalef.

Ello obligará a una nueva vuelta de tuerca en la relación con los stakeholders. Hasta ahora la relación de simbiosis ha sido clara: ganar suscriptores para unos y ensanchar su base de consumidores potenciales para otros.

“La estrecha colaboración entre todas las partes, con Mediapro y Prime Video, asegura que será un éxito”, destacó en la presentación de la serie Manel Arroyo, director comercial de Dorna Sports, sobre la serie de MotoGP. “La ayuda de los seis fabricantes, los equipos y los pilotos es lo que nos ayuda a disfrutar cosas como estas, que hasta ahora habían permanecido bajo llave y crear un producto con una calidad y experiencia sin precedentes”.

Todo mientras se compite con la vieja guardia de la televisión lineal y nuevas plataformas como Twitch, que aún apuestan por la gratuidad, y el resto de oferta de ocio. Los últimos datos de otras plataformas como HBO o Amazon incluyen más de 30.000 horas de visionado, unos cuatro años sin despegar los ojos de la pantalla. Navegar entre una oferta virtualmente infinita obligará a afinar, pero también a diversificar cada vez más para llegar a nichos fuera de los deportes mayoritarios.

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