El Málaga CF tardará al menos un año más en recuperar la sostenibilidad económica mientras resuelve el contencioso legal en torno a su propiedad. La Justicia intervino el club a mitad de 2019-2020 y, de no haber sido así, el agujero podría ser aún mayor del que fue. El club cerró el último ejercicio con unas pérdidas de 10,11 millones de euros y su previsión es que los números rojos sólo puedan rebajarse a 2,3 millones en 2020-2021, según la documentación a la que ha accedido 2Playbook.

El Juzgado de Instrucción número 14 de Málaga impuso un administrador judicial para el equipo de LaLiga SmartBank en febrero, y a partir de ahí se inició un trabajo a contrarreloj para reducir gastos, poner en orden la contabilidad y, posteriormente, hacer frente a las consecuencias de la Covid-19 en cuanto a ingresos.

Tarea difícil con el mercado de invierno ya cerrado, pues sólo las plusvalías por traspasos habrían ayudado a reducir el desfase entre ingresos y gastos. Es algo que ya era visible ante la dramática caída de la cifra de negocio por la ausencia de la ayuda al descenso y el escaso esfuerzo que se hizo en el verano de 2019 para reducir los costes de plantilla deportiva.

El club no llegó a tiempo de poner orden en 2019-2020, pero sí aprovechó esas cuentas para cargar el deterioro previsto en el valor de algunos futbolistas a los que, ya en agosto de 2020, incluyó en un expediente de regulación de empleo (ERE) para reducir costes de forma unilateral. Ese deterioro, recogido en la memoria anual, ascendió a 6,3 millones de euros.

Una vez aplicado esta depreciación sobre los derechos federativos de algunos jugadores, los actuales administradores también han realizado una provisión de 1,8 millones de euros. “Se ha estimado que, a cierre del ejercicio, el coste del cumplimiento de los contratos suscritos excede a los beneficios económicos que se esperan recibir de los mismos ampliamente”.

Los jugadores que se vieron afectados por el ERE fueron Luis Hernández, Rolón, Juanpi, Dani Pacheco, Diego González, Renato Santos, Boulahroud y Cecchini. La indemnización será de 20 días por año trabajado más otros siete adicionales. Estas cantidades se acordaron pagar en dos, uno en octubre y otro en febrero de 2021, según publicó meses atrás el diario Málaga Hoy.

De este modo, toda la reestructuración y los costes extraordinarios se cargaron al ejercicio de la Covid-19, para que su impacto no afectara al que será el único ejercicio completo en el que, en principio, habría intervención judicial. Aun así, esos movimientos sí afectan al presupuesto de 2020-2021, pues el límite salarial autorizado por LaLiga es el más bajo de toda Segunda División, con 3,67 millones de euros.

Es un techo de gasto que el presupuesto aprobado sobrepasa con creces, pues sólo en salarios deportivos se han contemplado 6,28 millones de euros, a los que hay que añadir unos 4 millones en amortizaciones de inmovilizado. Y eso que el esfuerzo realizado es grande, pues representa un recorte del 50% en nóminas deportivas respecto a 2019-2020, cuando ya se produjo un ajuste del 22% por este concepto.

El club destinó 19,5 millones al pago de salarios en el último ejercicio, incluidos 5,6 millones de personal no deportivo. Sólo esta partida ya superó a todos los ingresos ordinarios, que bajaron un 24%, hasta 15,7 millones de euros. Sin embargo, esta vez no contó con la red de la ayuda al descenso, que en 2018-2019 le aseguró 20 millones extra para la transición de Primera a Segunda División.

El cierre de las gradas tras el confinamiento provocó que los ingresos por taquilla se redujeran a la mitad, mientras que las cuotas de socios y abonados retrocedieron un 33% interanual; por primera vez, el matchday generó menos de tres millones de euros. El área comercial también sufrió las consecuencias de quedarse en LaLiga SmartBank, con una caída del 24%, mientras que los derechos de televisión cayeron un 17%.

El retroceso será aún mayor en 2020-2021, pues la cifra de negocio caerá otro 16% interanual, hasta 13,2 millones de euros. El descenso se producirá nuevamente en todas las partidas, pues la explotación del estadio caerá a 2,1 millones de euros, las retransmisiones caerán en otro millón, hasta 7,4 millones, mientras que el área comercial se hundirá por primera vez en la última década por debajo de los 4 millones de euros.

Entre tanto dato negativo, uno de los aspectos positivos de las cuentas del Málaga CF es su escaso endeudamiento, negativo en 1,4 millones de euros en términos de deuda neta según LaLiga. Ello habla de su capacidad para transitar al menos un año más sobre el alambre para lograr la permanencia. “A pesar de las pérdidas generadas en el ejercicio, no se produce una situación de desequilibrio patrimonial […] que pudiera suponer un riesgo para la continuidad de la sociedad”. Es decir, de momento, club en funcionamiento a la espera de resolver su futuro accionarial.