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El ‘roto’ del Barça en Champions eleva a casi 100 millones el agujero de ingresos en 2021-2022

El club necesitaría llegar a la final de Europa League para acercarse a lo que dejará de ingresar respecto a lo presupuestado: 21 millones en pagos de Uefa y 5 millones en taquilla. A eso se suma la venta pendiente de Barça Studios y nuevos patrocinios.

FC Barcelona Champions 2021 2022

Marc Menchén / Jabier Izquierdo

El FC Barcelona tiene un problema. El club catalán cayó anoche en Champions League, y al disgusto deportivo se suma un gran lamento económico. En concreto, algo más de 21 millones de euros que desaparecen del presupuesto para 2021-2022, lo que eleva el agujero de ingresos necesarios para cuadrar las cuentas a cerca de 100 millones de euros. Alcanzar la final de Europa League y una mayor recuperación de la asistencia al Camp Nou ayudarían a mitigar este golpe imprevisto, cuyas consecuencias pueden notarse a corto y medio plazo en las negociaciones abiertas para la llegada de nuevos patrocinadores.

“Es un reto”, admitió el pasado 17 de octubre el presidente de la comisión económica blaugrana, Jaume Guardiola. El ex consejero delegado de Banco Sabadell se refería al presupuesto de 765 millones de euros que aprobaba la asamblea de compromisarios, lo que supone un 21% más interanual por la inclusión de nuevos ingresos que ni de lejos están asegurados. De hecho, se ha pinchado en un aspecto que nadie cuestionaba, y es que el escenario deportivo base de cada año pasa por ganar LaLiga Santander y la Copa del Rey, así como alcanzar los cuartos de Champions League.

Ahora, tras el patinazo en Múnich -y en Lisboa-, el club blaugrana sabe que se le abre una grieta de 21 millones de euros, que podría alcanzar los 25 millones si se suma la taquilla que le habría podido suponer los dos partidos como local de octavos y cuartos. También está por ver cómo influirá su pronta eliminación en la distribución de los ingresos por televisión del torneo.

Y lo que está claro es que el negocio que genera la Europa League nada tienen que ver con la máxima competición. El Inter de Milán, el último en alcanzar la final de este torneo procedente de la fase de grupos de la Champions, se embolsó un pellizco adicional de 16,9 millones en 2019-2020. En caso de ganar al Sevilla FC aquel partido, su paso por el torneo le habría dado 21 millones, justo lo que necesitaría el Barça para compensar ese tropiezo.

En total, los derechos de televisión, donde se incluyen los pagos de Uefa, debían aportar este curso apenas un 3% menos que en 2020-2021, hasta 273 millones de euros, y eso que el año pasado se contabilizaron parte de los ingresos de 2019-2020 al disputarse el tramo final de esa temporada en julio y agosto.

Ese optimismo choca con la prudencia de clubes como el Real Madrid, que en 2020-2021 decidió sólo presupuestar su pase a octavos de final de Champions League tras sus últimos resultados europeos. Y lo mismo ha sucedido con las previsiones para el área comercial, donde también se ha contemplado crecer pese a la reducción de la inversión publicitaria generalizada en la industria del deporte estos dos últimos años.

En el área comercial se anunció un objetivo de crecimiento del 9% interanual, hasta 292 millones de euros. El club atribuyó esta previsible mejora a “la reapertura de las tiendas de venta de merchandising”, que compensarían “las extensiones de algunos patrocinadores de una temporada a la baja firmadas durante la temporada pasada”. A causa de la pandemia, el negocio de retail se redujo a prácticamente un tercio, pasando de 61,4 millones en 2018-2019 a sólo 24 millones en 2020-2021.

Además, la dirección pilotada por Ferran Reverter presupuestó firmar nuevos patrocinadores por al menos 25 millones de euros. Al margen de los 3 millones que puede dejar el amistoso en Arabia Saudí frente a Boca Juniors, de momento no se conocen más acuerdos -con la excepción de la breve relación con las NFT’s Ownix, cancelada tras la detención de varios de sus socios- y parece segura la salida de dos de sus principales patrocinadores: Rakuten y Beko. En este punto, la eliminación en Champions y el riesgo real de no clasificarse para la siguiente edición puede complicar aún más mantener o revalorizar dos contratos que antes de la Covid-19 suponían 74 millones de facturación anual.

Pese a todos estos interrogantes, y la no aprobación por parte de LaLiga, Jaume Guardiola defendió ante los compromisarios que los presupuestos aprobados, por contención de gastos y prudencia en los ingresos, “van en la buena dirección, pero aún es insuficiente para hacer un restablecimiento del equilibrio patrimonial. El club está obligado a presentar beneficios positivos cada temporada con unas cifras superiores”.

De hecho, su propuesta de no fiar la sostenibilidad a ingresos extraordinarios no se cumple ya en 2021-2022, donde Laporta y Reverter tuvieron que tirar de operaciones no previstas para presentar un objetivo de déficit cero. Especialmente relevante, por su importe y situación del mercado, es la anotación de 50 millones de euros por la venta parcial de Barça Studios. Tampoco se conoce, de momento, movimientos reseñables en este objetivo, e incluso Reverter planteó frenar la transacción si la recuperación del ticketing era superior a lo previsto, un as bajo la manga que ahora ya no podrá guardar.

Por traspasos y otros extraordinarios, el Barça confía en disparar la facturación este curso un 45%, hasta 81 millones de euros. Parte de esos ingresos se corresponden con “la reversión de los deterioros de los jugadores cedidos (Griezmann y Trincão)”, que también se recogen como gasto, por lo que su impacto neto es cero.

¿Cómo compensar el roto? El margen en el gasto es escaso, pues la junta de Laporta ya realizó en verano un notable esfuerzo en reducir salarios deportivos, que este curso bajarán un 24%, hasta 470 millones de euros, tras la salida de Leo Messi y las rebajas acordadas con los capitanes (Gerard Piqué, Sergio Busquets, Jordi Alba). Sin embargo, para alcanzar esa cifra aún harían falta más sacrificios por parte del vestuario.

Laporta ahora sabe que tiene seis meses para tomar decisiones: o traspasa jugadores en operaciones de calado -o sea, vende jugadores pretendidos por otros grandes-, o logra una mayor rebaja salarial en acuerdo con el vestuario blaugrana. O las dos cosas. Siempre con la bala de revertir algunas de las provisiones que se cargaron a las pérdidas de 2020-2021 y que ahora le solventarían este problema. ¿Por qué vía optará?

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