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Telefónica entra como accionista minoritario de Riders y renueva como ‘title sponsor’ hasta 2025

La teleco ha comprado el 15% del club de eSports y extiende su contrato de patrocinio 3 años, con una aportación económica superior a la actual. Se desconoce en cuánto se ha valorado su capital tras facturar 4,2 millones en 2021 y cerrar en beneficios.

Movistar Riders renovación

Telefónica da un paso más en los eSports. El grupo de telecomunicaciones entrará como accionista minoritario en Riders, club del que ha sido su title sponsor desde su origen. La multinacional se hará con un 15% del capital, según ha podido saber 2Playbook, aunque se desconoce en cuánto se ha valorado el 100% de la compañía. Esa no es su única apuesta por el proyecto, pues también renovará el contrato de patrocinio por tres años más, hasta 2025.

“Telefónica lleva desde el primer día con el proyecto y siempre les habíamos propuesto dar un paso más”, reconoce a 2Playbook Fernando Piquer, fundador y co-consejero delegado de Riders. “Ha sido un proceso largo, pero finalmente entran como socios y eso demuestra su compromiso, que ya no es sólo como patrocinador, sino para implicarse directamente en el desarrollo del club y del sector”, apunta.

Piquer se mantendrá como primer accionista junto a Carlos Acevedo, quien entró como co-consejero delegado y socio antes de la pandemia. La entrada de Telefónica en la propiedad, de hecho, se ha realizado dentro de un proceso más amplio de reestructuración societaria, salida de algunos minoritarios y cambios en el consejo de administración.

Tras una inyección de 500.000 euros cubierta por los socios mayoritarios, salieron del consejo Francisco Carrera y Gabriel Sáenz de Buruaga, ambos vinculados a la agencia Wink. Ninguno estaba en el día a día de las operaciones. En el consejo ya habían entrado entonces el propio Acevedo y Francisco José Carrera, quien estaba como apoderado desde su fundación en 2017.

Respecto a la renovación del patrocinio, será al alza. Se desconoce cuánto aporta la teleco por los naming rights del club madrileño, que en 2021 facturó 4,2 millones de euros y apunta a unos ingresos de 6 millones en 2022. Riders, sin embargo, ya avisaba en las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil que “la firma de nuevos contratos con McDonald’s, Alain Afflelou, Atlético de Madrid, Rastreator, Risi, Omen y Mahou han reducido muy significativamente la dependencia del principal patrocinador para ejercicios futuros”.

También en sus cuentas se indicaba que estaba “en trámite la firma de la extensión por tres ejercicios más con un aumento significativo de las cantidades”. Es decir, que el club gana en sostenibilidad económica al poder diversificar la procedencia de los ingresos, aunque el patrocinio aún aporta la mayor parte de los mismos.

Piquer no desvela por ahora las previsiones para el ejercicio de 2022. Lo que sí señala es que el objetivo es, como mínimo, hacer break even, y que el año pasado se logró cerrar con un ligero beneficio. El ejecutivo señala que “pusimos menos objetivos de ingresos, pero este año ya estimamos volver a niveles prepandemia”.

Pese a reducir los objetivos, la evolución llegó también gracias al desarrollo de nuevas líneas de negocio. Tras atar a Telefónica y diversificar sus patrocinios, precisamente por ahí pasan los planes del club: impulsar actividades que generen ingresos propios y alcanzar una mayor sostenibilidad como empresa.

La compañía se estructura en cuatro ejes: Riders como club de eSports; Gaming House Media, la agencia de creación de contenidos y comercializadora para marcas; 2.10 Talent, agencia de representación de creadores, y MiraBroadcast, la productora con la que gestionan tanto torneos propios como de terceros. A estos se añade la ofensiva en el retail con la apertura de espacios físicos experienciales en ciudades como Oviedo.

Riders opera con cuatro verticales independientes: club de eSports, 2.10 Talent, Gaming House Media y MiraBroadcast

Su agencia de representación, por ejemplo, ha pasado de tener cuatro jugadores a más de treinta. Si bien ninguno es en exclusiva, los planes a corto plazo pasan por “empezar a cambiar esa tendencia”. “Para introducirnos apostamos por esta fórmula, buscando cómo aportar valor, pero ahora hemos demostrado que el trabajo que hacemos en la agencia funciona”, indica.

Por otro lado, Gaming House Media es la rama que más ha crecido. La productora trabaja con proyectos como Girls&Gaming, entre otros, y se gestiona de forma totalmente ajena a Riders como club de eSports. “Cada parte está totalmente diferenciada como línea de negocio, y también los proyectos y patrocinios que llegan”, afirma Piquer. Por ejemplo, en el proyecto de mujeres streamers, presentado a finales de marzo, ya han entrado marcas como Volrkwagen, Tanqueray y Maybelline New York.

“A las marcas hay que darles entornos que les permitan relacionarse directamente con su target. Cuando lo empaquetas y lo produces de una forma atractiva y, sobre todo, que les facilite ese camino de conexión y les permita entenderlo, es cuando realmente se involucran”, añade. Asimismo, el directivo subraya que “no entramos en ningún proyecto que no tenga sentido comercial, es decir, que, aunque haya una inversión considerable, no vaya a ser sostenible por sí mismo y generar retorno”.

Eso ha sido más complicado con los eSports, donde entrar en un juego u otro está condicionado por los publishers y las estructuras competitivas. La fiebre de Valorant ha llevado a todos los clubes a salir de CS:GO, donde solo Riders sobrevive. Pero anteriormente se abandonó Fortnite o Clash Royale por la falta de desarrollo del ecosistema y de rentabilizar inversiones cada vez más elevadas.

También en Superliga se incrementa cada año el coste de mantener un equipo. La entrada de nuevos clubes ha disparado la inflación y de cara al split de verano algunos como MAD Lions o Ucam Tokiers elevarán su gasto. Riders, por su parte, mantiene el bloque y la inversión, aunque Piquer apunta a que “aunque es lógico que equipos recién llegados hagan estas apuestas, hay que mirar a la sostenibilidad a medio y largo plazo, pero también es normal que si el ecosistema crece lo hagan cada año los presupuestos. Hay que encontrar ese equilibrio”.

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