La Premier League ha sido históricamente la competición futbolística líder en cuanto a ingresos, un reinado que puede durar aún varios años. Pero otro aspecto es la eficiencia y, sobre todo, la sostenibilidad, y ahí es donde LaLiga quiere sacar pecho frente al resto de grandes ligas europeas de fútbol. La competición española no sólo logró mitigar el golpe y dejar las pérdidas contables en 19,9 millones de euros para 2019-2020, sino que también es la que más recursos genera por habitante.
La gestora del fútbol profesional ha optado por utilizar los resultados económicos de la temporada deportiva, que difieren del ejercicio contable al incluir las facturas de julio para su nueva edición del Informe Económico Financiero de LaLiga. De este modo, los números rojos se transformarían en un beneficio neto de 77 millones de euros y los ingresos sí habrían logrado superar la cota de los 5.000 millones; en concreto, fueron 5.045 millones. Eliminado este efecto, las ventas habrían sido de 4.801 millones de euros, como adelantó 2Playbook.
Tomando como referencia los datos utilizados por LaLiga, sus conclusiones apuntan a que el conjunto de los 42 clubes es capaz de generar 107 euros por habitante, mientras que la Premier se queda en 86 euros tomando como referencia de su mercado todo Reino Unido. La diferencia es mucho mayor respecto a la Serie A y la Serie B, que bajan a 52 euros per cápita, o las dos categorías gestionadas por la Bundesliga (46 euros). El peor resultado lo tienen la Ligue-1 y la Ligue-2, que sólo generan 34 euros por francés.
No es el único indicador en el que LaLiga supera a sus competiciones más similares, pues el resultado neto de los clubes españoles mejora sustancialmente al cierre de sus rivales. Los clubes de la Premier perdieron más de 1.000 millones de euros en la primera campaña marcada por la Covid-19 y los 36 equipos de la Bundesliga concluyeron con unas pérdidas de 213,4 millones de euros.
Aunque no hay datos oficiales para italianos y franceses, las proyecciones para los primeros apuntan a un desfase de 770 millones de euros, mientras que los segundos ya acumulaban pérdidas estructurales antes incluso de la crisis.
Entre las razones que explican la ventaja del fútbol español a la hora de maximizar el volumen de sus ingresos respecto a su público más directo, se encuentra la relevancia que han adquirido los derechos internacionales de televisión, que ya generan prácticamente lo mismo que en el mercado nacional.
De hecho, el área audiovisual es la que más ha crecido desde 2014-2015, doblando su aportación hasta 1.770 millones de euros en 2019-2020; en realidad habrían sido 1.812 millones de no ser por las quitas pactadas con los operadores. Esa mayor visibilidad en el extranjero también ha permitido doblar las ventas del área comercial, hasta 987 millones en el último ejercicio auditado. Ambas líneas representaron el 55% de negocio en el primer curso marcado por la pandemia.
Frente al avance televisivo del 6,3% y la estabilidad del área de patrocinios y publicidad, los datos agregados de la competición confirman una vez más que el golpe inicial de la Covid-19 se centró en el matchday, con un retroceso interanual del 16%, hasta 796 millones de euros tras cerrar puertas en marzo. Es un golpe que se verá acrecentado aún más en 2020-2021, en el que no hubo margen para reabrir las gradas.
LaLiga tampoco considera que la pandemia pueda tener culpa de la evolución de las plusvalías por traspasos, en tanto que el mercado de verano y el de invierno se desarrollaron con normalidad; es más, los clubes obtuvieron un 12,6% más en comparación con las ventanas de fichajes de 2018-2019, hasta 1.131 millones de euros. Aun así, hay clubes como FC Barcelona o Valencia CF que sí solían aprovechar las últimas semanas de junio para realizar alguna operación con la que cuadrar cuentas.
Pese a todos estos contratiempos, uno de los datos a los que Tebas gusta echar mano siempre es la comparativa entre el crecimiento de la industria del fútbol en España, del 2% interanual desde 2012-2013, y el del producto interior bruto (PIB) del país, que ha sido del 1,1% en este mismo periodo.
Los gastos han subido también prácticamente al mismo ritmo que lo han hecho los ingresos, si bien la asociación de clubes sostiene que, aunque continúa el crecimiento de los costes salariales, lo hace “al menor ritmo de la serie histórica gracias a la responsabilidad y prudencia de los equipos ante una situación de incertidumbre”. Ahí está otra de las claves de por qué la rentabilidad del fútbol español sufrió mucho menos respecto a las otras cuatro grandes ligas, que cerraron 2019-2020 con pérdidas récord.
Y eso que en 2019-2020 los gastos totales subieron un 7%, frente al ritmo de crecimiento del 3,7% que experimentaron los ingresos. La razón no es otra que el grueso de los costes se comprometió antes de la crisis y apenas hubo margen para las renegociaciones. De hecho, y a pesar de las renegociaciones y quitas que pactaron muchos clubes, los salarios de plantilla deportiva subieron un 3,8% interanual, hasta 2.175 millones de euros. Las amortizaciones por fichajes ya realizados antes del estado de alarma exigieron 807 millones, un 32,7% más que en 2018-2019.
En total, la masa salarial se situó en 2.982 millones de euros, equivalente al 60% de todos los ingresos y al 76% de los ingresos ordinarios; es decir, seis puntos por encima de las recomendaciones de Uefa. Aun así, la patronal sostiene que se mantiene el equilibrio presupuestario, pues la financiación de la plantilla deportiva se mantiene en unos niveles similares año tras año. El coste de personal no deportivo subió un 8%, hasta 273 millones, en consonancia con el crecimiento de las estructuras corporativas, mientras que el resto de gastos subió sólo un 1,5%, hasta 1.713 millones.
Al margen de los movimientos para reducir costes una vez estalló la pandemia, la otra palanca que activaron los clubes fue la del endeudamiento para proteger su posición de caja. LaLiga cifra la deuda neta del último curso en 1.704 millones de euros, un 77,7% más que en 2018-2019, “fundamentalmente como consecuencia de las inversiones netas por valor de 509 millones de euros, y el resto principalmente asociado a una mayor inversión neta en capital circulante”.
“Ese endeudamiento es razonable”, ha defendido José Guerra, director general corporativo, quien ha atribuido parte del alza a la mejora del periodo de pagos a los proveedores. “Nos da una capacidad de inversión muy importante para el futuro”, ha añadido.