Publicidad

La LFP opta por la promoción interna para el nuevo director general del fútbol francés

La gestora de la Ligue-1 y la Ligue-2 ha nombrado a Arnaud Rouger, hasta ahora director de competiciones, como nuevo primer ejecutivo en sustitución de Didier Quillot, clave en la negociación del nuevo contrato audiovisual.

Arnaud Rouger director general lfp ligue 1

La Ligue de Football Professionnel (LFP) completa la renovación de la primera línea ejecutiva. La gestora de la Ligue-1 y la Ligue-2 ha anunciado el ascenso de Arnaud Rouger a la dirección general, después de 17 años como director de competiciones, por lo que tiene un amplio conocimiento de la realidad de los equipos y la operativa del torneo.

Su promoción supone la salida de Didier Quillot, fichado en 2015 procedente de Orange. La salida del profesional sorprende, en tanto que ha sido una pieza clave en el crecimiento económico del fútbol profesional en Francia, con el nuevo contrato de televisión con Mediapro, la apuesta por las plataformas digitales y la intermediación para la llegada de nuevos inversores a los clubes.

La decisión ha sido adoptada por la junta directiva de la LFP, que días atrás eligió a Vincent Labrune, del mundo del entretenimiento, como nuevo presidente. “Tiene una dilatada experiencia al servicio del fútbol profesional francés”, argumenta la patronal sobre el relevo en la primera línea ejecutiva.

Rouger se encargará ahora de definir una hoja de ruta con la que “ayudar al crecimiento de las competiciones y apoyar a los clubes en su crecimiento en Francia e internacionalmente”. Para ello, ha solicitado el nombramiento como director general adjunto de Mathieu Ficot, que durante los últimos siete años ha encabezado el departamento audiovisual de la LFP.

“En un momento en el que debemos enfrentar una crisis de salud sin precedentes y encontrar soluciones para relanzar la industria del fútbol profesional, su experiencia será muy valiosa para mí para liderar los muchos desafíos que nos esperan y trabajar por la transformación del fútbol profesional francés”, ha añadido Labrune sobre el relevo en la dirección.

El de los contratos de televisión ha sido un primer paso hacia un modelo más sostenible, pues la competición continúa cerrando año a año con pérdidas agregadas. Los números rojos de 2018-2019 se situaron en 160 millones de euros, una mínima mejora respecto al desfase de 176 millones de la temporada anterior. Además, la facturación total sólo subió un 0,6% interanual, hasta 2.854 millones de euros.

Pese al claro problema de sostenibilidad, la LFP sostiene en su informe anual que “el 95% de la pérdida neta acumulada se concentra en tres clubes con algunos de los mayores presupuestos”. Se refiere al Olympique de Marsella, que perdió 91,42 millones de euros, al Lille, que perdió 66,59 millones, y al Girondins de Burdeos, con un déficit de 25,7 millones.

Publicidad

Publicidad