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Mundiales de atletismo: ¿qué necesitaría España para acoger un evento de 100 millones de dólares?

World Athletics escogerá en diciembre la ciudad sede del campeonato en 2025. Un estadio con 30.000 asientos, 6.000 camas de hotel y un congreso de primer nivel son algunas de las exigencias para ser organizador. ¿El presupuesto? Algo más de 60 millones.

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Puestos a soñar, pongamos que hablo de Madrid como capital Mundial del atletismo en 2025. World Athletics, federación internacional de este deporte, escogerá el próximo diciembre la ciudad que albergará los campeonatos en pista al aire libre de dentro de cuatro años. Antes, Eugene (Oregón, Estados Unidos), en 2022 -se pospuso un año por el aplazamiento de Tokio 2020- y Budapest (Hungría), en 2023, marcarán el paso a los siguientes. Y, spoiler, la capital española no podrá estar entre los candidatos al relevo; sólo La Cartuja, en Sevilla, podría optar a repetir como anfitrión –ya fue sede en 1999–, según se desprende de los pliegos analizados por 2Playbook.

El descarte y opciones de una y otra ciudad no tiene que ver para nada con su tradición en el tartán o atractivo turístico; es una cuestión puramente de infraestructuras. La antigua Iaaf necesita un estadio para más de 30.000 espectadores, el triple de lo que puede asumir el reinaugurado Estadio Vallhermoso, en el que se han invertido 14,5 millones de euros.

Es un hándicap que impide a la ciudad pujar por un evento con un impacto económico directo de más de 100 millones de dólares y que fía todas las opciones a Sevilla y la Junta de Andalucía, que en los últimos meses ha lanzado su particular ofensiva para atraer eventos a la región: un nuevo torneo ATP 250 en Marbella, la Supercopa de España de fútbol, la Copa del Rey de fútbol y baloncesto, o la Solheim Cup de golf son algunos ejemplos.

El último gran Mundial de atletismo con público fue Londres 2017. En la cita británica los organizadores lograron facturar 104 millones de dólares (86 millones de euros) tras una inversión que suele oscilar entre los 70 millones y 80 millones de dólares (58 millones y 66 millones de euros). El 33% de la inversión se destina a logística y otro 20% a la producción.

Diversificando los ingresos, los que provinieron por los espectadores ascendieron a 75 millones de dólares (62 millones de euros). Unos aficionados, algo más de 700.000, que después gastaron dentro del estadio olímpico algo más de 19,5 millones de dólares (16 millones de euros) durante los diez días de competición. Dos años después, Doha (Catar) acogió unos Mundiales atípicos que recibió duras críticas por parte de los atletas, agobiados por un calor sofocante y estadios a medio gas.

Sólo los ingresos por ‘ticketing’ pueden superar los 75 millones de dólares; el gasto en alojamientos del turismo, 30 millones de dólares

Pasada la exótica edición catarí, la próxima parada será Estados Unidos. Curiosamente, el gran dominador en el medallero celebra en Eugene, una ciudad de 170.000 habitantes, sus primeros Mundiales en casa. La cita se celebrará en el remodelado estadio centenario de Hayward Field y no pasó por licitación tras perder con Doha en la batalla por el campeonato de 2019. Cabe destacar que la población es considerada la capital del atletismo estadounidense y que a poco más de 100 kilómetros en línea recta se encuentra la sede central de Nike, multinacional con gran arraigo con el atletismo y con la región.

También se da la particularidad que el estadio norteamericano no alcanzará la cifra mínima de espectadores requerida para el Mundial de 2025, quedándose a 5.000 espectadores. Lo que seguro tendrá es la posibilidad de ofrecer las más de 6.000 camas de hotel que requiere World Athletics para acoger a toda la caravana atlética, compuesta no sólo por atletas y entrenadores, sino también por un gran número de delegados nacionales, federativos, patrocinadores y periodistas internacionales que cubren la competición.

Para la prensa basta con hoteles de dos y tres estrellas, pero la federación internacional exige 600 camas en un hotel de cuatro estrellas o más para alojarse y realizar sus reuniones diarias. Más allá de los requerimientos, los hoteleros de las ciudades sede de un Mundial de atletismo hacen su agosto particular. No en vano, el 56% de los espectadores de fuera de Londres (18%) se alojaron en 2017 en alojamientos locales, en los que gastaron 30 millones de dólares (25 millones de euros) con un promedio de cuatro noches de estancia.

A ello hay que sumarle comidas y demás gastos propios de la visita, que dejaron en la capital británica otros 40 millones de dólares (33 millones de euros), con un gasto medio de 85 dólares (70 euros) por persona.

 

Sin esperar al último día

Otro de los claros mensajes que deja World Athletics con sus pliegos para las ciudades que aspiren a ser sede de un Mundial al aire libre es que no puede dejar todo para el último día. Para asegurarse de ello, la federación que preside el británico Seb Coe impone una serie de requerimientos apropiados para ello. Primeramente, la obligación de organizar un evento piloto que se realizará entre un año y cuatro meses antes del Mundial.

Entonces se valorará con mayor atención la calidad de las instalaciones deportivas. No sólo en el estadio, sino en la pista de calentamiento que necesita tener la ciudad, “a poder ser, a poca distancia andando del estadio”, apunta World Athletics.

Londres 2017 tuvo una audiencia de 1.000 millones de espectadores y 5,6 millones de interacciones en redes sociales

Por otro lado, la ciudad mundialista será anfitriona en el Congreso Mundial de Atletismo de World Athletics. Eso significa que la organización deberá llevar a cabo un evento de primer nivel, con 214 federaciones miembro asistentes -representadas con dos o tres delegados cada una de ellas-. Esta cita se celebra en la semana previa al arranque de la competición.

Más allá de las exigencias organizativas, un Mundial de atletismo al aire libre supone una visibilidad global como pocos eventos deportivos pueden ofrecer hoy en día. Londres 2017 tuvo una audiencia de 1.000 millones de espectadores que en algún momento vieron la competición. Gigantes audiovisuales como NBC, CCTV, BBC o TBS, entre otras, realizan grandes coberturas del campeonato, que acredita a más de 3.000 periodistas.

Este interés mediático se traslada también a las redes sociales. El último Mundial dejó 5,6 millones de interacciones entre Facebook, Twitter e Instagram, mientras que los vídeos de la competición tuvieron 12,3 millones de reproducciones en YouTube. En total, unos Mundiales de atletismo ofrecen la posibilidad de obtener 211 millones de impresiones en las principales redes. ¿Quién no querría captar toda esa atención para su ciudad?

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