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Presupuesto, límite salarial y Covid: guía básica para no perderse en el control económico de LaLiga

Los clubes de Primera y Segunda trabajan a destajo para encontrar nuevos ingresos, recursos de accionistas y cualquier vía que les permita al menos preservar una capacidad de inversión en plantilla deportiva que en 2020-2021 se limitó a 2.461 millones.

Este verano no sólo los estudiantes están combinando las vacaciones con los cuadernos de deberes. Hoy, estar al corriente de la actualidad futbolística exige algo más que saber el nombre de los jugadores que están en el mercado. Conceptos como coste de plantilla, límite salarial o permuta se unen a otros como plusvalías, patrimonio neto o ampliación de capital. Todos, elementos clave para entender por qué están actuando los clubes como lo hacen, aunque cueste entenderlo. A continuación, una guía rápida para no perderse en esta historia.

El punto de partida de toda esta historia se sitúa en 2012, cuando prácticamente la mitad de los clubes habían presentado concurso de acreedores o estaban al borde de ello. Javier Tebas accedió por aquel entonces a la presidencia de LaLiga y una de sus banderas fue el saneamiento del fútbol español. Los clubes accedieron a autoimponerse unas reglas del juego encaminadas a asegurar la sostenibilidad del sistema con sanciones para el que se las saltara.

La comercialización conjunta de los derechos de televisión aceleró el proceso, pero el crecimiento del negocio también obligó a ir introduciendo nuevas normas, nuevos supuestos, más control a la picaresca… algo así como si la tabla de los diez mandamientos se hubiera multiplicado varias veces, tantas como que las normas de elaboración de presupuestos hoy es un documento de 261 páginas entre sus 110 artículos, disposiciones transitorias, anexos, plantillas y modelos de presentación de documentación.

De hecho, los cambios han sido numerosos en el último año para adecuar los criterios de control a la excepcionalidad del momento. Aun así, hay quienes piden más flexibilidad respecto a las medidas introducidas. De fondo, un interrogante: ¿los dueños del fútbol español tienen tanto músculo como para soportar unas pérdidas de 1.000 millones como ha sucedido en la Premier League? Dicho esto, pasamos a repasar conceptos y las principales modificaciones que marcarán cómo y quién puede invertir en una partida para la que LaLiga autorizó 2.600 millones de euros en 2020-2021.

 

¿A qué nos referimos con coste de plantilla deportiva?

En resumen, esto se refiere al importe que cada club destina a la confección del primer equipo, sean salarios o la amortización correspondiente a los fichajes. Tanto importa lo que anualmente se paga a los futbolistas, como lo que ha costado poder incluirlos en nómina al no haberlos formado en la cantera. Es más, LaLiga incluye en el cálculo cualquier retribución, dineraria o en especies (vivienda, viajes, coche…), los pagos por derechos de imagen y a representantes, primas colectivas por objetivos, aportaciones a planes de pensiones y también las indemnizaciones. De ahí que la carta de libertad para liberar masa salarial no sea la opción más atractiva para los equipos excedidos, pues resuelve más un problema a largo que a corto plazo.

 

¿El coste de plantilla se refiere únicamente a los futbolistas?

No. LaLiga tiene en cuenta a los futbolistas para este cálculo, pero también al cuerpo técnico (primer y segundo entrenador, preparador físico y técnicos con funciones análogas). Es más, los jugadores con contrato en vigor también suman al límite de gasto aunque el club decida no inscribirlo si no es capaz de hacerle hueco en el filial. Lo mismo sucede con remuneraciones pendientes de pago con deportistas que ya no formen parte de la disciplina, como puede ser el pago del bonus por un ascenso o, fórmula surgida a raíz de la pandemia, el diferimiento de salarios como hizo el FC Barcelona.

 

¿Cómo calcula LaLiga cuánto se puede gastar cada equipo en su plantilla?

Aunque muchos piensen que el sistema de cálculo es tan secreto como la fórmula de la Coca-Cola, lo cierto es que basta una tabla de Excel y la información que los clubes sí manejan internamente para anticipar cuánto podrán invertir cada año en el primer equipo. ¿Cuál es esa fórmula? Ingresos presupuestados, a los que hay que restar los gastos no deportivos previstos (aprovisionamientos, costes operativos, personal corporativo…) y los pagos de deuda comprometidos. Esa diferencia hasta asegurar el equilibrio presupuestario es lo que LaLiga llama límite de coste de plantilla deportiva. Pero, he aquí el gran problema del Barça y muchos otros este año, desde 2018 también se le restan las pérdidas del ejercicio anterior si las hubiera, de modo que en un año pueda reconducirse la situación y afianzar la sostenibilidad de la entidad.

¿La única opción para mejorar el límite salarial es aumentar ingresos o hay más vías?

La vía ordinaria para conseguir que LaLiga conceda más capacidad de gasto es presentar nuevos ingresos, pero lo cierto es que hay otras opciones extraordinarias. La más obvia es la ampliación de capital, a la que han recurrido Atlético de Madrid (120 millones ya asegurados) y RCD Espanyol (38 millones de euros). Ambos podrán destinar el 100% de este dinero a invertir en plantilla deportiva, aunque dividido en cuatro años al estar en Primera; en Segunda, se obliga a consumirlo en dos. De ahí que el Valencia CF pudiera acumular pérdidas de 100 millones tras la llegada de Lim, o que la UD Almería haya tenido uno de los límites de gasto más altos los dos últimos años.

Ahora bien, esto cambiará a partir de 2022-2023, pues LaLiga no quiere que la llegada de nuevas inversores pueda desestabilizar la competitividad de las dos categorías de forma artificial; es más, si llega dinero fresco, que también sea para acelerar la reducción de deuda de los clubes o invertir en activos más a largo plazo, como la remodelación del estadio o la construcción de una ciudad deportiva.

Así, la competición mantendrá que los clubes dediquen esa inyección a plantilla en cuatro o dos años, según la categoría, pero reducirá qué porcentaje del dinero pueden destinar en función de su salud económica. A los menos apalancados (patrimonio neto superior al 50% del pasivo exigible) les permitirá sólo un 80%, importe que bajará al 65% para quienes estén por debajo de este ratio, y al 50% quienes aún estén cumpliendo convenio de acreedores.

Un ejemplo práctico: si en 2022-2023 un equipo recibe 100 millones de sus socios y está totalmente saneado, LaLiga sólo le dejará destinar 80 millones divididos en cuatro años a mejorar su límite salarial. Si la entidad no está tan saludable económicamente, sólo le permitirá apuntarte 65 millones y, si aún está cancelando deuda vencida, sólo 50 millones.

 

¿Y qué pasa con la ayuda al descenso? ¿No distorsiona eso la competividad de Segunda?

La crítica puede tener su lógica, especialmente en los últimos años en los que han descendido equipos históricos. Sin ir más lejos, el Espanyol batió todos los récords con un paracaídas de más de 30 millones que fue crucial para mantener a sus principales jugadores en Segunda y lograr el ascenso al primer intento. Pero, ¿y si eso no hubiera pasado? ¿No se expondría el club a una dura reestructuración? Sí, y eso es lo que pretende evitar la modificación de cómo se computa esta inyección extraordinaria en el límite salarial.

A partir de 2022-2023, LaLiga aplicará un criterio similar al de las ampliaciones de capital y sólo reconocerá el 60% del importe recibido al límite salarial de la primera campaña en Segunda; el 40% restante se aplicará a la siguiente. De este modo, si a un equipo le corresponden 10 millones de ayuda al descenso, en 2022-2023 tendrá un extra de 6 millones a lo que le correspondiera por su negocio ordinario; en 2023-2024 tendría otros 4 millones, de modo que se forzaría una transición hacia una plantilla más barata en dos años.

¿Se pueden inflar los ingresos para obtener el plácet de LaLiga a más gasto?

No way. Hace años que la competición exige a los clubes que presenten presupuestos lo más realistas posibles, y eso en esencia pasa por no decir que habrá más ingresos sin contratos que lo demuestren. Así sucede con las ventas por competiciones (taquilla y pagos de Uefa o Rfef) y las cuotas de abonados, donde la cifra del presupuesto no puede ser superior a la del curso anterior. En cuanto a los socios, LaLiga sí permite presupuestar más si hay un informe que lo justifique, como puede ser una clasificación europea o el estreno de una ampliación del estadio. De momento, para 2021-2022 permitirá contar con el 50% de lo que tenían en un año normal por estos conceptos, y podría subirlo al 70% según cómo evolucione la pandemia.

LaLiga no permite estimaciones con los derechos de televisión, puesto que ahí ya sabe cuánto le corresponderá a cada participante. Es una rigidez similar a la que se aplica en el área comercial, donde sólo se permite presupuestar una cifra que con los contratos en vigor esté garantizada en un 95%. Eso sí, a medida que se van incorporando marcas, LaLiga va incrementado el límite salarial, pues se trata de un importe móvil a lo largo de la temporada.

Lo mismo sucede con las plusvalías por traspasos. La norma original permitía presupuestar la media de los tres últimos años, una opción que al Barça benefició en sobremanera tras la operación de Neymar para asegurarse siempre un buen punto de partida. A raíz de la pandemia, LaLiga decidió que sólo permitiría presupuestar un 30% de ese importe medio ante la evidencia de que el mercado de fichajes está deprimido. Si las ventas materializadas con el paso de las semanas ya superan esa cifra, el presupuesto se actualiza. En todo caso, la normal original se recuperará a partir de 2022-2023.

 

¿No es una triquiñuela la fórmula de la cesión con opción de compra obligatoria?

Ante la caída de ingresos por la pandemia, e incluso antes en algunos casos, los clubes buscaron formas creativas de anticipar la incorporación de un futbolista un año antes de tener que asumir realmente el coste total de su traspaso. De este modo, cogió la fama la cesión con compra obligatoria, que LaLiga decidió empezar a penalizar de algún modo obligando a cargar al primer año un 25% del importe acordado. De este modo, los clubes se obligan a reconocer el gasto real que supone esa operación, por más que se presente como que la primera temporada está a préstamo.

Y de los trueques como el de Saúl-Griezmann, ¿qué?

El Barça ha sido uno de los grandes valedores del truque como fórmula para cuadrar cuentas y traspasar el coste a los años siguientes. Los auditores avalan estas operaciones siempre y cuando se trate de activos muy distintos (diferente posición, edad…), y aquí LaLiga se reserva el derecho a revisar y ajustar los valores que asigna a cada traspaso. Esto no tiene impacto en términos contables, pero sí a la evolución del límite salarial. Por ejemplo, si dos clubes intercambian futbolistas diciendo que su precio es de 100 millones, ellos podrán reconocerlo así en sus cuentas. Ahora bien, si la competición lo analiza y determina que el valor real de mercado son 20 millones, ese será el importe que contará para el límite salarial.

Ahora bien, aquí hay otra novedad importante que ayudaría a entender por qué, entre otras razones, parece que no cuajará el intercambio entre Barça y Atlético de Madrid por Griezmann y Saúl. Aunque sea un trueque, uno de los dos equipos debe ser el primero que anuncia que libera masa salarial, y ese es el que realmente sacaría partido de una de las novedades diseñadas por LaLiga para facilitar la reestructuración a los clubes que están excedidos en su límite de plantilla.

 

Si un 70% de clubes andaba excedido en su límite salarial, ¿realmente puede hacer algo este verano?

Probablemente es una de las normas que más están criticando los clubes, algunos de los cuales creen que LaLiga ha secado el mercad de fichajes interno y dificultando que se puedan realizar operaciones de saneamiento. Hoy, los equipos que tienen contratos con jugadores y amortizaciones aún pendientes que superan a sus ingresos sólo tienen una vía: vender jugadores para poder reinvertir un 25% del ahorro de sus nóminas, a lo que en 2021-2022 también se le añade el mismo porcentaje de las plusvalías por traspasos. Así, si un equipo vende a un futbolista por diez millones y se ahorra una ficha de dos millones, la competición le permitirá reinvertir tres millones. Y así, hasta alcanzar el equilibrio presupuestario. Con una excepción: si un presidente coloca a un jugador que suponga más del 5% de la masa salarial, se le permite reinvertir la mitad de ese ahorro. Ese sería, por ejemplo, de Sergio Ramos con el Real Madrid.

 

Y, con todo esto, ¿aún tiene sentido hablar de si Florentino Pérez puede traer a Mbappé?

Pues ciertamente, sí. Y la razón no es otra que algunos dirigentes han empezado a echar mano de uno de los premios que en su día se establecieron para aquellos clubes que sistemáticamente han venido generando importantes beneficios, como es el caso del Real Madrid o el Athletic Club. Desde antes de la Covid, LaLiga permite fichar sobrepasando el límite de coste de la plantilla deportiva usando parte del patrimonio neto, que no es otra cosa que el ahorro generado con el paso de los años; en el caso de los blancos, este asciende a 533 millones de euros, por lo que Florentino Pérez ya sabe que podría sobrepasarse en torno a los 150 millones para cumplir su objetivo. Con una ventaja: se da por hecho que los ingresos ordinarios en 2021-2022 serán superiores a los del curso anterior, en el que él sí volvió a salvar el beneficio.

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