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Vuelve el Tour de Francia: la lucha por el maillot amarillo que genera más de 100 millones de euros

Los 22 equipos participantes preparan “La Grande Boucle” marcada por su paso por cuatro países distintos, tras lograr un alcance de 150 millones de espectadores en toda Europa en la pasada edición.

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El Tour de Francia vuelve a poner a prueba a los mejores ciclistas del panorama internacional desde este 1 de julio. La carrera más prestigiosa del calendario comenzará por primera vez desde Dinamarca, con una primera etapa desde Copenhague, y finalizará como marca la tradición en los campos Elíseos de París. Durante los más de 3346,5 km de recorrido a lo largo de las 21 etapas, además de Francia y Dinamarca, La Grande Bouclé visitará Bélgica y Suiza con el objetivo de volver a generar más de 100 millones de euros de facturación, cinco veces más que La Vuelta.

La gestora de la prueba, Amaury Sports Organization (ASO), supera anualmente los 200 millones de euros de facturación. En este sentido en 2019, su cifra de negocio alcanzaba los 240 millones. Al año siguiente se vio mermado por la pandemia y la cancelación o reprogramación de pruebas, que en su caso suman más de medio centenar y sus ingresos cayeron un 18,5%, hasta 195,5 millones de euros. Se calcula que alrededor de dos tercios del negocio de ASO lo mueve el Tour de Francia. De hecho, en 2020 gracias a salvar la celebración de la carrera, se logró un beneficio de 11,2 millones de euros.

Alrededor del 95% de los ingresos del grupo provienen de los derechos y la producción de sus eventos, que incluye desde los derechos de televisión como los ingresos publicitarios. En lo que respecta a la gestión de patrocinios, logística de eventos y viajes -cuenta con su propia agencia para competidores y aficionados-, ingresó 9 millones de euros en 2020, un 42% menos respecto a 2019.

En cuanto al negocio audiovisual, France Televisión posee desde 2007 un acuerdo por valor de 25 millones de euros anuales por los derechos de emisión del Tour de Francia. De hecho, la pasada edición la siguieron 42,4 millones de espectadores por televisión en el país galo, 2,5 millones más que en 2020. El alcance fue de 150 millones de espectadores en toda Europa. Asimismo, el Tour se está haciendo fuerte entre el público joven puesto que el año pasado lo siguieron más de 4,8 millones de espectadores de entre 15 y 24 años, lo que supone un millón más que en 2020, según datos de la propia organización.

Se calcula que alrededor de dos tercios del negocio de ASO lo mueve el Tour de Francia

Sin tener en cuenta la merma provocada por la pandemia, la venta de patrocinios supone alrededor de 15 millones de euros anuales para la ronda gala a través de más de 50 patrocinadores. Entre ellos, los principales son la entidad financiera LCL, la empresa de supermercados E.Leclerc, el fabricante de coches checo Škoda, la marca de neumáticos Continental y la óptica Krys.

De hecho, LCL tiene un acuerdo anual con ASO por aparecer en el maillot amarillo a cambio de 10 millones de euros al año, según desveló L’Équipe.  La aportación de las instituciones locales ha variado entre el 5% y el 25% en las últimas ediciones. Los derechos de sede pueden llegar a superar los 20 millones de euros y el pago de los ayuntamientos por acoger la salida de una etapa oscila entre 200.000 euros y los 400.000 euros.

La rentabilidad de esta inversión para las ciudades es toda una realidad y hay casos extremos como el del municipio de Gap, que en 2013 pagó 160.000 euros por ser etapa de salida y de llegada del Tour, lo que le permitió alcanzar unas ganancias de 3 millones de euros con el turismo. No en vano, La Grande Boucle alberga la visita de más de 15 millones de personas durante cada mes de julio a las carreteras francesas, que se dejarán entre 20 euros y 30 euros cada una.

Pese a que estaba previsto que fuera la edición de 2021 la que empezara en tierras danesas, las instituciones del país nórdico decidieron aplazarla un año más para garantizarse una mayor visibilidad que la que iban a tener en un verano de Juegos Olímpicos y Eurocopa de Fútbol. Dinamarca llega a una gran carrera una década después de albergar la salida del Giro d’Italia y se convierte en el décimo país distinto por el que pasa la ronda francesa.

No hay datos concretos sobre el desembolso que ha hecho Dinamarca por hacerse con las tres etapas de inicio del Tour. No obstante, se presupone una elevada inversión siguiendo la línea de otras salidas en el extranjero como la que se llevó a cabo en la ciudad de Utrecht (Países Bajos) por la que las instituciones locales pagaron 4 millones en 2015 y Dusseldorf (Alemania) que cifró en 11 millones de euros el gasto total por albergar la primera etapa de la edición del 2017.

Un coste que fue rentabilizado con creces en el caso de la ciudad germana, puesto que las predicciones del ayuntamiento situaban el retorno económico del evento en 57 millones de euros para el municipio. Esto es lo que quiere lograr Bilbao que se ha hecho con la salida de la prueba para el 2023 con un desembolso de 12 millones de euros que espera transformar en un retorno económico en el territorio 10 veces superior, hasta llegar a los 120 millones de euros. El 75% de la inversión lo asumirá el gobierno vasco y entre las diputaciones y las instituciones locales aportarán el resto.

En una edición que dejará atrás las restricciones y muchos de los protocolos por la pandemia, el recorrido contará por primera vez desde 2017 con una contrarreloj inaugural. El gran favorito volverá a ser Tadej Pogacar que intentará alzarse con su tercer Tour consecutivo. Su compatriota Primoz Roglic intentará evitarlo mientras que, tras la baja de Egan Bernal, el Ineos Grenadiers apostará por Daniel Martínez. Los 176 ciclistas que pugnarán por hacerse con el maillot amarillo, tendrán a su disposición una bolsa de premios que alcanza los 2,3 millones de euros. El ciclista que se alce como vencedor en los Campos Elíseos de París obtendrá 500.000 euros y se bonificará con 11.000 euros por cada victoria de etapa.

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