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CT Barcino: más fitness y gamificar para alargar la vida del socio y atraer a las familias

El histórico club barcelonés de tenis ha invertido 2 millones de euros en mejorar sus instalaciones desde 2020. La entidad ha redoblado su apuesta por el fitness y el wellness para llegar a un público más amplio y duradero.

CT Barcino

Tennis Barcino busca crecer más allá de la raqueta. El veterano club barcelonés, que suma 95 años de historia, ha potenciado su apuesta por el entrenamiento de fuerza como herramienta para alargar la vida media de los socios en el club y atraer a públicos más transversales. “Somos y queremos seguir siendo un club de tenis con una de las mejores escuelas de Cataluña, nuestra esencia es esta cultura de tenis, pero teníamos que evolucionar, manteniendo lo que hacíamos bien e incorporando lo que creemos que puede aportar a los socios, que buscaban una oferta que no siempre encontraban en el Barcino”, afirma David Giménez, vocal de la junta directiva y miembro del comité director del CT Barcino. 

Con más de 22.000 metros cuadrados de instalaciones y una clara dedicación a los deportes de raqueta, con 11 pistas de tenis; 6 pistas de pádel; dos frontones, además de espacios habilitados para tenis mesa. De ahí que el CT Barcino sea uno de los clubes deportivos más emblemáticos de Barcelona. Sin perder esa idiosincrasia, en los últimos años ha invertido en mejorar las instalaciones, con un claro guiño hacia el fitness. 

Desde 2020, ha destinado algo más de 2 millones de euros en implementar distintas mejoras en sus instalaciones y adaptarlas a las nuevas demandas del mercado. La renovación, sin dejar de lado su identidad, es un requisito imprescindible: “No podemos quedarnos con los servicios que dábamos hace cien años. Queremos que el club cumpla otros cien años más y siga dando un servicio al socio adaptado a lo que pide”, manifiesta el directivo. 

El centro de fitness se ha equipado con Technogym, que aporta las máquinas de cardio y fuerza. Además de reformar la sala de cycling con nuevas bicicletas, amplió el espacio destinado al gimnasio, que integra dos espacios diferenciados: una zona de cardio y otra de peso libre. “Teníamos un gimnasio que cubría las necesidades más profesionales de refuerzo y complemento del físico, pero aún no teníamos una oferta atractiva para una tipología de socios que iban a otros gimnasios porque buscaban otras propuestas de fitness y de actividades dirigidas”, admite Giménez.  

El objetivo del centro era doble. Por un lado, evitar la pérdida de aquellos socios que se daban de baja del club cuando dejaban el tenis para buscar otras alternativas. “Gracias a la inversión que hemos realizado en maquinaria hemos logrado llenar el gimnasio de gente joven. Con esta oferta ha cambiado mucho el perfil del usuario que viene a la sala de fitness: ahora incluso viene la gente que juega a tenis y pádel, porque está descubriendo tanto la sala de fitness como las clases dirigidas y los servicios de entrenamiento personal. Cada vez hay más demanda de estos productos”, anota el directivo. 

Por otro lado, ampliar y mejorar su oferta en fitness y wellness les ha permitido ir más allá de los deportistas federados que ya tenían fidelizados y atraer a otros miembros de sus familias. “Nuestra idea era apuntar a esas personas que no tocaban la raqueta pero sí hacían deporte, principalmente en el gimnasio, en la piscina o en actividades dirigidas”, añade Giménez. El club también pasó de tener una sala polivalente a dos salas de actividades dirigidas. Además, transformó un pabellón polideportivo donde se jugaba a fútbol, baloncesto y hockey en dos pistas de pádel indoor. 

Con esta transformación, el CT Barcino aspiraba a evolucionar sin perder su esencia: “Entendíamos que teníamos que complementar lo que hasta ahora había sido el club, que es básicamente tenis y pádel”, recalca Giménez. El club apostó por incorporar variedad, ampliando el abanico de equipamiento para poder trabajar distintos aspectos, pero también con la mirada puesta en reforzar su oferta tecnológica: “Las máquinas anteriores no permitían interacción ni conexión. Las nuevas, en cambio, nos dan unas prestaciones infinitamente mejores tanto a nivel de calidad como de diversidad”, amplía. 

La apuesta por la gamificación se ha demostrado como válida también para un histórico club social especializado en tenis. “Empieza a enganchar a los jóvenes y a los no tan jóvenes, porque sus aplicaciones tienen una buena usabilidad y cada vez vemos que va creciendo y evolucionando el interés de los socios por usar los softwares de las distintas máquinas”, añade el miembro del comité director del CT Barcino. En el caso de sus socios más veteranos -algunos se mueven entre los 70 y los 90 años- la penetración tecnológica es más lenta, pero en algunos casos también se ha empezado a producir. “Es gente que busca otras cosas, pero a veces también buscan cómo una máquina les puede ayudar o facilitar su vida. Es un proceso lento, pero ya es el presente”, sentencia. 

El CT Barcino cerró 2022 con unos ingresos de 3,8 millones de euros, cifra que supera los cerca de 3,5 millones facturados en 2019. Ese año, justo antes del estallido de la pandemia, el club sufrió una inundación de diversas zonas del complejo, incluidas algunas pistas, a causa de unos problemas en una tubería. Tras dejar atrás ese incidente y el impacto generado por la pandemia, la entidad vuelve a rozar los 3.000 socios, la misma masa social que aglutinaba en 2019. 

Gracias al impulso generado por la recuperación de masa social, que ha ayudado a absorber el crecimiento de los costes energéticos registrado en 2022, el club ha podido acometer las inversiones realizadas y prepararse para las que vendrán. De cara a los próximos meses se transformará el núcleo del centro, su chalet. Este nuevo espacio, que se diseñará a lo largo de este año y está previsto que pueda ver la luz a lo largo de 2024, también incorporará una zona de conectividad: “Hace unos años creamos una sala de trabajo para que los socios pudieran estudiar o trabajar que ha resultado un éxito, dado que casi siempre está llena, lo que nos lleva a pensar que deberíamos ampliar este espacio”, sentencia Giménez.

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