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FitUp irrumpe en el modelo concesional de la mano de Mistral y abrirá tres gimnasios propios

La cadena inaugurará otros tres gimnasios en Madrid, donde ha adquirido un club en calle Serrano y ha acordado poner en marcha dos más en los mercados de San Pascual y de Villaverde.

88 Torreones fitup

Hubo un tiempo, durante la anterior crisis económica, en que cadenas de gimnasios concesionales se lanzaban a abrir sus propios centros privados para no depender de los concursos públicos que ya no llegaban en época de reducción del déficit. Diversificaban para crecer. Y eso mismo ha hecho FitUp, pero siguiendo exactamente el camino contrario. La empresa nacida en plena crisis económica con una propuesta de fitness a bajo precio se ha aliado con Mistral para irrumpir en el segmento concesional, según ha podido saber 2Playbook.

Ambas compañías han creado una UTE para presentarse a concursos y el premio no ha tardado en llegar: Mistrup, la nueva compañía, se ha adjudicado el centro deportivo municipal 88 Torreones, en Ávila. El complejo cuenta con sala de fitness y para actividades dirigidas; siete pistas de pádel interiores y semicubiertas; cuatro campos de fútbol sala; dos pistas de tenis indoor; cancha deportiva para futbol sala y baloncesto; 1 campo de fútbol playa y dos más de vóley playa, y zonas de recreación infantil.

Mistral suma décadas a sus espaldas gestionando centros deportivos municipales. Con sede en San Sebastián de los Reyes, opera seis complejos de titularidad pública en la Comunidad de Madrid. Esa es justo la experiencia que no tiene FitUp, que a cambio sí aportará know how en la optimización de la gestión diaria para controlar los costes y sacar el máximo rendimiento a cada club. “Es un acuerdo estratégico para abordar proyectos en el segmento concesional; a veces nos llegaban proyectos, y ahora en alianza con Mistral podemos ejecutarlos”, explica Carlos Castañeda, fundador de FitUp.

El directivo asegura que tras la pandemia la sociedad está más abierta que nunca a practicar deporte, lo que invita a sentirse optimista de cara al futuro pese al fantasma de la recesión y a cómo la situación económica afecte al bolsillo de los clientes. “A los operadores que hayan hecho bien los deberes les irá mejor; estoy confiado porque creo que siempre hemos crecido redimensionándonos y con costes ajustados”, afirma.

Los planes de la compañía no sólo pasan por la diversificación, sino también por seguir creciendo con el modelo que le permitió debutar en el sector del fitness en 2012. En la actualidad ya opera 15 instalaciones en la Comunidad de Madrid, dos en Castilla y León; una más en Vic (Barcelona), y próximamente prevé crecer en Gijón, lo que supondrá su entrada en Asturias. A ello se sumarán tres nuevos proyectos en Madrid.

En uno de los ejes prime de la capital, en el número 50 de calle Serrano, ha comprado un gimnasio que próximamente adaptará a su modelo, previa obra y rebranding. Se trata de Boutique Gym, del entrenador Martin Giacchetta, un club en pleno distrito de Salamanca que no ha llegado a cerrar y cuya base de abonados podrá incorporarse a FitUp.

FitUp sumará 22 gimnasios propios a principios de 2023 y un club municipal con Mistral

A ello se sumarán dos centros más en el Mercado de San Pascual, cuya apertura está prevista para principios de noviembre, y en el Mercado Municipal de Villaverde, que abrirá a principios de 2023. De media, la compañía invierte entre 750.000 euros y un millón de euros. Con estos proyectos y los que ya tiene en marcha, el objetivo es cerrar el año con 42.000 clientes, un 20% más que el año pasado.  

Pese a la inflación, la compañía no subirá sus precios, manteniéndolos en 29,90 euros al mes. Es un precio que está por encima del ingreso medio de las cadenas de concesionales que, gracias a los abonos familiares, llegan a un público más amplio con un precio muy competitivo. “Ofrecemos localización céntrica y conveniente y clarividencia en el servicio y precio; nunca cambiamos la tarifa ni cobramos matrícula o fragmentamos las cuotas, y creo que esa facilidad gusta al cliente”, afirma Castañeda.

El directivo ha trazado un plan para que mantener los precios no erosione los márgenes de beneficio: reducir los gastos de explotación. No se sacrificarán puestos de trabajo, sino que repercutirá en la factura energética, el mayor problema que afrontan hoy día las cadenas de gimnasios, especialmente aquellas que operan piscinas.

La compañía invertirá para que adaptarse a las energías renovables y limpias. “Aspiramos a que con los cambios que estamos realizando en los clubes el 70% de la energía empleada sea fotovoltaica”, detalla. Ello permitiría reducir la dependencia de la red eléctrica y el gas, que son los sistemas que alimentan la climatización de los centros, lo que suponía la mayor parte de la factura.

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