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"No resulta para nada habitual que a un jugador se le reconozcan 'royalties' directos sobre derechos de cobro de titularidad de los clubes y, menos aún, de propiedad de las ligas profesionales en las que éstos participan, al menos hasta ahora"

A estas alturas, no habrá muchas personas que no hayan visto u oído hablar de la película “Air”, y menos aún, del fichaje de Lionel Messi por el Inter Miami C.F. de la Major League Soccer (MLS).

En todo caso, el film versa sobre los concienzudos y desesperados intentos de Sonny Vaccaro, empleado de Nike interpretado por Matt Damon, por contratar como imagen principal de la división de baloncesto de la multinacional Norteamérica a un jovencísimo Michael Jordan, más atraído por otras firmas de ropa deportiva por entonces más potentes, como Adidas y Converse.

En ese contexto, y ante las dificultades de igualar las propuestas económicas de sus oponentes, nace como fórmula reveladora, y hasta ese momento inexplorada, el reconocimiento a favor del deportista del derecho a percibir, como parte del precio del contrato de patrocinio, un determinado porcentaje sobre las ventas de las zapatillas comercializadas bajo la marca “Air Jordan”.

Desde el referido hito histórico hasta nuestros días, y poniendo el foco en los sueldos percibidos por los futbolistas profesionales, mucho ha evolucionado la estructura retributiva pactada en sus contratos laborales, a la que se ha ido incorporando progresivamente una importante cuota de salario variable en forma de bonus por la consecución de premios individuales, por la disputa de partidos oficiales, por goles anotados, etc.

Sin embargo, no resulta para nada habitual que a un jugador se le reconozcan royalties directos sobre derechos de cobro de titularidad de los clubes y, menos aún, de propiedad de las ligas profesiones en las que éstos participan, al menos hasta ahora.

En ese sentido, y según la información que ha trascendido, Lionel Messi parece ser el protagonista de un nuevo dribbling a lo conocido en materia de salarios deportivos, al haber cerrado con su nuevo club y la MLS un acuerdo que incluye como parte de sus emolumentos un porcentaje sobre (i) los ingresos derivados de la comercialización del MLS pass ofrecido por la plataforma Apple TV para ver los partidos de la competición; y (ii) los ingresos por ventas de las camisetas de la marca Adidas que viste su nuevo equipo.

Dicho de otro modo, la MLS, en su condición de liga profesional, se habría involucrado directamente en la contratación de Messi por parte de unas de sus franquicias, lo que sería impensable en el caso, por ejemplo, de LaLiga, habida cuenta del distinto vínculo de afiliación existente entre los clubes y las citadas entidades (asociados vs franquiciados).

En todo caso, resulta imposible obviar que tanto los clubes como las ligas, lastrados por los daños económicos del COVID y retados por la incesante aparición de nuevas opciones de entretenimiento que alejan o distraen al aficionado/consumidor del fútbol, se encuentran inmersos en un proceso de exploración de nuevas fuentes de ingreso que les permitan seguir creciendo en un ecosistema en el que los recursos principales, derechos televisivos, patrocinios y ticketing, parecen estar alcanzando cotas máximas con estrechos márgenes de mejora.

Así, sin ir más lejos, en los últimos tiempos hemos asistido a la implementación por parte de los clubes españoles y LaLiga de nuevas líneas de negocio tales como los Fan Tokens, criptmonedas propias, venta de naming rights de estadios o de participaciones en sociedades, eventos musicales (OMG! LaLiga Music Experience) o la entrada en universos on-line como GreenPark Sports, en el que también se encuentran la NBA o la propia MLS, sin olvidar otros proyectos más polémicos como LaLiga Impulso o el intento de celebrar encuentros del campeonato doméstico en el extranjero.

Por todo ello, no sería de extrañar que la `fórmula Messi´ fuera una fuente de inspiración para los agentes de una industria condenada a reinventarse, y en el que la búsqueda de nuevas inversiones y oportunidades de colaboración entre los clubes y sus ligas parece erigirse como piedra angular.

 

Javier Zambrano Domínguez
Abogado en Ontier

 

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