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PIF: Una estrategia de 35.000 millones en deporte para cambiar su imagen ante el mundo

El país no sólo busca rentabilizar su apuesta, sino también dinamizar su economía y proyectar una imagen global controlando la narrativa a través de grandes eventos deportivos y de entretenimiento.

Surj

En los pasillos de algunos de los estadios más emblemáticos del mundo, en la parrilla de salida de la Fórmula 1, en los rings de boxeo, los circuitos de tenis o incluso en las pantallas de millones de gamers, se está agitando el tablero del deporte. Ese tablero no se encuentra en Londres, ni en Nueva York, Tokio o Madrid. Su cuartel general está en Riad, y su árbitro es el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí (PIF), cuyas ambiciones van mucho más allá del rendimiento económico.

 

PIF y SRJ Sports Investments protagonizan la sexta entrega de una serie de reportajes en los que 2Playbook analiza las estrategias de inversión y participadas de los principales fondos en deporte

 

 

Con su brazo deportivo SRJ Sports Investments y su filial de videojuegos Savvy Games Group, Arabia Saudí ha emprendido una milmillonaria estrategia para transformar su imagen, diversificar su economía y reposicionarse como un actor central en la industria del deporte y el entretenimiento a escala global. Tras esta ambición está la creación del LIV Golf, la compra del Newcastle United y el Mundial de Fútbol de 2034, o un nuevo torneo de tenis ATP y WTA que apunta a irrumpir en el calendario en los próximos años. ¿Cuál es la estrategia de PIF y SRJ Sports Investments en deporte?

 

Los orígenes de Arabia Saudí en deporte

Fundado en 1971, el PIF vivió una reinvención radical tras 2015, alineado con la Visión 2030 del príncipe heredero Mohammed bin Salman. Si el petróleo fue durante décadas el motor del crecimiento saudí, ahora se busca que el deporte, entre otros sectores, sea su nueva palanca de desarrollo. ¿La meta? Transformar la economía, reducir la dependencia del oro negro y crear una identidad global moderna. El PIF, con cerca de 930.000 millones de dólares (818.000 millones de euros) en activos, es hoy uno de los fondos soberanos más poderosos del planeta.

 

 

El deporte es un eje estratégico: es uno de los 13 sectores prioritarios del PIF, con inversiones millonarias que persiguen tanto visibilidad como rentabilidad. La inversión directa en deporte y entretenimiento aún representa menos del 5% del total, lo que supondría menos de 40.000 millones de dólares (35.100 millones de euros). Se han impulsado competiciones desde cero; se han comprado clubes y realizado inversiones minoritarias, y se ha apostado por el patrocinio deportivo de circuitos internacionales, como la ATP y la WTA. En el mundo del tenis también impulsó el torneo de exhibición Six Kings Slam, que repartía más dinero entre el selecto grupo de participantes que los grand slams. También es espónsor de la Concafaf, que es la confederación de fútbol de Norteamérica y Centroamérica.

 

SRJ Sports Investments: la Vanguardia del Proyecto

Fundada en 2023, SRJ nace con un mandato claro: consolidar a Arabia Saudí como un epicentro del deporte en la región MENA y el mundo. A diferencia de otras iniciativas, SRJ no busca sólo ser accionista de competiciones y clubes: apunta a controlar la propiedad intelectual de eventos, gestionar derechos comerciales, organizar competiciones globales y transformar la experiencia de los aficionados mediante tecnología y medios digitales. Este fondo se ha aliado con otra firma de inversión norteamericana para destinar 4.000 millones de dólares (3.518 millones de euros) a organizar eventos deportivos en Arabia Saudí

Su debut fue contundente: 100 millones de dólares (87,9 millones de euros) por una participación en la liga de MMA Professional Fighters League (PFL), con el objetivo de expandirla a Oriente Medio y norte de África y desafiar el dominio de UFC. Y no es un caso aislado: SRJ funciona como complemento a apuestas directas del PIF como Newcastle United, el LIV Golf o los principales clubes de la Saudi Pro League, donde el fondo posee el 75% de equipos como Al-Nassr y Al-Hilal. A eso se suma el gasto en fichajes de fútbolistas, que en 2023 rozó los 900 millones de euros. Una de sus últimas inversiones fue su entrada como accionista minoritario en la plataforma global de streaming deportivo Dazn.

 

 

 

Un ecosistema Sinérgico

Lo que distingue al enfoque saudí no es solo la escala, sino su carácter sistémico. Las inversiones están diseñadas para retroalimentarse entre sí. La propiedad de clubes alimenta la liga doméstica, la celebración de eventos (como la Fórmula 1, la Supercopa de España, las Finales ATP/WTA) impulsa el turismo, y las inversiones en tecnología permiten monetizar audiencias globales.

En paralelo, Savvy Games Group —filial del PIF— ha desplegado más de 38.000 millones de dólares (33.424 millones de euros) en adquisiciones (como ESL FACEIT o Scopely) y desarrollo de infraestructura. Su objetivo: convertir a Arabia Saudí en la capital mundial de los esports. El distrito de videojuegos de Qiddiya y la Copa Mundial de Esports son solo las primeras piezas de este puzzle.

En apenas una década, Arabia Saudí ha pasado de ser un actor marginal a convertirse en un titán del deporte global. La compra del Newcastle United por unos 725 millones de dólares (637 millones de euros) marcó el punto de inflexión. En poco tiempo, el club inglés no solo recuperó su competitividad, sino que duplicó sus ingresos, gracias en parte a una gestión profesionalizada y patrocinios saudíes.

Otro ejemplo de disrupción es LIV Golf, una liga construida desde cero que sacudió los cimientos del golf profesional atrayendo a estrellas con contratos millonarios. Aunque con pérdidas iniciales, su objetivo no es el beneficio inmediato, sino reposicionar Arabia Saudí en un deporte de élite y negociar desde una posición de fuerza con circuitos establecidos como el PGA Tour.

 

 

Algunos actores que tradicionalmente han liderado las estructuras deportivas califican como sportwashing la estrategia de Arabia Saudí, pero ello no ha cambiado la hoja de ruta del país. Desde Riad la respuesta es pragmática: si hay un retorno económico, desarrollo interno y visibilidad global, la estrategia es válida.

Lo cierto es que los resultados son visibles: la Saudi Pro League ha atraído a figuras como Cristiano Ronaldo, el calendario deportivo saudí se ha llenado de eventos de primer nivel, y se está trabajando en el desarrollo del talento deportivo desde la base de la pirámide. Acuerdos con Rafa Nadal para abrir una academia en el país es un ejemplo.

Tras el arreón inicial dado en pandemia, lo que sí ha hecho el país ha sido limitar del 30% al 20% sus fondos para inversiones deportivas internacionales con el objetivo de impulsar proyectos domésticos.

 

Rumbo al 2030

El horizonte está claro: la Copa Mundial de la FIFA 2034, los Juegos Asiáticos de Invierno de 2029, más finales de tenis, más combates por títulos, y más alianzas estratégicas. Todo apunta a que el deporte será una de las vitrinas más potentes de Arabia Saudí.

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