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Estamos en la encrucijada más compleja e interesante para el deporte español. El deporte hoy es una realidad rica y pujante en sí misma, pero también, un banco de pruebas.

“Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada», José Luis Sampedro.

Esta magnífica frase me ha puesto en la senda de la reflexión y me hizo pensar en todas aquellas personas que componemos el todavía joven ecosistema deportivo español. Como otros de los ecosistemas producto de los avances de nuestra sociedad en las últimas cuatro decenas de años, estamos en la encrucijada más compleja e interesante para el deporte español.

Este sector, que adquirió hace mucho tiempo el poder de representación de nuestro territorio, ha ido dando pequeños pasos para convertirse en un verdadero símbolo de modernidad de un país con una historia prolija y rica, pero con un futuro tan esplendoroso como apasionante.

Es por eso, como sucede en otras pulsiones sociales, que su capacidad de crecer y ser un pilar fundamental del presente y el mejor futuro está intrínsecamente ligada a la habilidad para fomentar participación y creatividad de sus componentes. 

Es bueno y decente tener las referencias del trabajo y el esfuerzo de todas las personas, unas públicas y muchísimas anónimas, que pusieron en marcha el proceso que ha conseguido que el deporte sea hoy una potente herramienta de transformación social, pero sin distraernos de que el futuro se construirá con muchísimos más mimbres y con otras miradas. 

El deporte hoy es una realidad rica y pujante en sí misma, pero también, un banco de pruebas donde otras políticas públicas y muchísimas iniciativas privadas trabajan generando avances, empleo, diversión, innovación tecnológica, inclusión y otros síntomas de colaboración colectiva. Hasta tal punto que, según el último dato consolidado del informe de la fundación España Activa y PWC, antes del COVID, la industria deportiva aporta el 3,3% del PIB español y genera 414.000 puestos de trabajo.

Es por eso que para este nuevo año me gustaría compartir con todo el ecosistema deportivo el compromiso de erradicar de nuestro entorno comportamientos dogmáticos, prácticas tóxicas, miradas retrógradas y excluyentes, falta de capacidad del trabajo colectivo y en general todos los comportamientos que intentan secuestrar en beneficio propio el crecimiento imparable y el pensamiento en libertad del deporte español.

Reforcemos y cultivemos nuestra libertad de expresión, por que haber conquistado la práctica del deporte como un derecho de nuestra sociedad, sin duda nos hace un poco más libres.

 

Alfonso Arroyo es director general de la plataforma España Deporte y adjunto a la presidencia de GO fit.

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