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El Espai Barça, en claves: una obra de 1.500 millones que marcará el negocio del futuro blaugrana

De superar el referéndum del domingo, el ‘macroproyecto’, mix de inmobiliario y de entretenimiento, podría aportar 200 millones anuales al club, que prevé pagarlo con un préstamo a 35 años de Goldman Sachs. La venta del ‘naming’, entre los objetivos.

Barça Camp Nou futuro Espai Barça.

Marc Menchén / Jabier Izquierdo

El FC Barcelona del futuro tiene una cita este domingo. El referéndum telemático propuesto por la junta de Joan Laporta para democratizar la decisión sobre cómo financiar el Espai Barça -ya aprobada por la asamblea de compromisarios- supone el último capítulo de un serial que va camino a cumplir una década. En esta fase final, los 110.000 socios blaugranas podrán votar la firma de un préstamo de 1.500 millones de euros que “es muy posible” se realice a través de Goldman Sachs, tal y como avanzó recientemente el director general del club, Ferran Reverter.

La operación de deuda se realizaría con un interés de entre el 3% y el 4%, a pagar en 35 años, siempre y cuando los inversores confíen en la propuesta que articule el banco de inversión. Esta es la fecha límite (2057) para pagar la remodelación del Camp Nou, entre otros desarrollos. Mientras se realizan las obras, se solicitará un periodo de carencia para los primeros cinco años, en los que sólo se pagarían intereses.

A partir de 2025, con el estadio ya operativo, el plan del club es generar al menos 200 millones de euros de ingresos adicionales a través del Espai Barça, con los que se empezaría a devolver el principal de la deuda. En este sentido, el área hospitality y la zona VIP generarán un 24% de estos 200 millones que generará el espacio, según consta en el plan de negocio elaborado por el área de ingresos que encabeza Álex Barbany.

El resto procederá del alza en el negocio asociado a la taquilla y la restauración (22%), los nuevos patrocinios que se firmen, así como la venta de los naming rights del Espai Barça, el estadio y el Palau (24%), por 48 millones -según estimaciones del club-. A ello se añadirá el negocio que genere el Museo (15%) y los eventos y conciertos (15%).

“El Espai Barça se financiará por sí mismo cuando la obra esté acabada; no costará dinero al socio ni representará un aumento del gasto ordinario del club, como tampoco pondrá en peligro el patrimonio de la entidad ni debilitará la gestión deportiva”, afirmaba el presidente, Joan Laporta, durante la presentación del referéndum.

El ‘naming’ y el potencial impulso de CVC

De obtener el visto bueno de los socios, el club espera cerrar la financiación el próximo verano, coincidiendo con el inicio de las obras. La previsión es que un tercio de esos 200 millones de ingresos adicionales anuales que genere el espacio se destine al pago de Goldman Sachs. El importe restante impactará en el negocio ordinario de la entidad blaugrana.

Para poder cumplir con los objetivos de negocio planteados con el recinto, la directiva blaugrana cree que la venta del naming le permitiría “doblar esta cifra de 200 millones; ya estamos trabajando en la venta a diez años, con continuidad a futuro si la cifra económica va al alza, y creo que estamos siendo conservadores con la previsión”, explicó hace pocas semanas ante los medios Reverter.

La venta del nombre del estadio, el Palau Blaugrana o, tal vez, de todo el Espai Barça será clave. “Es importante firmarlo pronto”, admitía el directivo, consciente de que cuanto antes genere ingresos este proyecto, mejores condiciones de financiación tendrá el club.

No en vano, fiar el incremento del negocio ordinario al incremento de los ingresos por patrocinios y ticketing supone un alto riesgo a corto y medio plazo, con la Covid todavía presente. Actualmente, la entidad está negociando la continuidad de Rakuten, algo que no está garantizado y que ha llevado al club a abrir vías de negociación con otros interesados. De hecho, para intentar retener al main sponsor también explora la opción de la venta de los title rights a la compañía japonesa.

La directiva blaugrana cree que la venta del naming le permitiría “doblar la cifra de 200 millones” de ingresos extra por el Espai Barça 

El Barça también asume que los ingresos por ticketing caerán entre 2022 y 2025, pues el primer equipo jugará en 2022-2023 con el estadio parcialmente cerrado, como ya hizo, por ejemplo, el Athletic Club durante las obras del nuevo San Mamés. El acceso de los socios con abono sería rotativo durante esta campaña. Durante la segunda temporada, el equipo jugará fuera del Camp Nou y el destino se decidirá en los próximos meses. La idea es que, durante la tercera y cuarta temporada, se vuelva a jugar en el Camp Nou mientras finalizan las obras.

Por otro lado, y aunque los rumores crecen por momentos, desde la cúpula del club se insiste en que el Barça continuará al margen de LaLiga Impulso, el proyecto entre LaLiga y CVC para, entre otros aspectos, modernizar las infraestructuras de los clubes del fútbol profesional español; de hecho, este miércoles anunció que emprende acciones legales junto a Real Madrid y Athletic Club. “Sólo entraremos si cambian la propuesta, las condiciones”, insistía Reverter en su reciente comparecencia. Y, en caso de hacerlo, no se destinarán estos recursos a los trabajos de remodelación del Camp Nou y el nuevo Palau Blaugrana.

 

¿Cómo obtener esos 200 millones de ingresos extra?

El cómo se logrará la financiación lo definió este otoño el presidente de la comisión económica, Jaume Guardiola, que fijó cuatro líneas rojas que consideran que no deberían traspasarse: dejar explícito que es una operación de project finance, por lo que los inversores deben asumir el riesgo y, en caso de no cumplirse las previsiones económicas, que no puedan ir contra el club; no incluir hipoteca o garantías reales sobre los inmuebles del club; que el proyecto se ejecute y sea gestionado por el club con máxima autonomía, y el seguimiento del proyecto debe hacerse con mecanismos de control.

Las garantías de la operación son los nuevos ingresos que se generen con las líneas de negocio vinculadas al estadio, así como todos los nuevos contratos de patrocinio más allá de los asociados a los title rights de las instalaciones.

Inicialmente, la transformación del Camp Nou y el Palau Blaugrana iba a suponer un negocio extra de 40 millones. En 2019, todavía con Josep Maria Bartomeu en la presidencia, la cifra se elevó a 150 millones; y ahora la previsión ya se sitúa en 200 millones. ¿Cuál es el detalle del nuevo plan de financiación de un proyecto “indispensable para mantener la competitividad”?

La cita es de Reverter, que encabeza un equipo que ha dado una vuelta al plan de negocio, modificando el planteamiento inicial para incorporar más zonas de hospitality y comerciales, aunque eso suponga renegociar con el Ayuntamiento de Barcelona, con el impacto que eso tendrá en un calendario de obras que, de cumplirse, sitúa la reinauguración del Camp Nou a finales de 2025, la del Palau Blaugrana a finales de 2026 y todo el desarrollo comercial del entorno en 2027.

La reinauguración del Camp Nou está prevista para finales de 2025 y la del Palau Blaugrana, para finales de 2026

Será entonces cuando el denominado campus empiece a operar a pleno rendimiento y, si se cumplen las previsiones, genere 200 millones de euros adicionales, un tercio de los cuales irían destinados a repagar la deuda. “La comparativa con otros clubes de fútbol que inauguraron nuevos estadios muestra un crecimiento del 120% de media; nosotros esperamos que suban un 67%. Es una cifra muy realista y asequible”, defendió el directivo.

“Será el mejor campus del deporte y el entretenimiento dentro de una ciudad europea”, aseguran en el documento utilizado para pedir capacidad de nuevo endeudamiento por hasta 1.500 millones de euros.

Todavía no se conoce si, de ese plan anterior, se mantiene el derecho de Goldman Sachs a colocar un consultor comercial en caso de que la facturación no crezca al ritmo previsto, como adelantó 2Playbook. Era una de las exigencias del banco de inversión para obtener ciertas garantías de que los inversores recuperarán su dinero, pues la única hipoteca son esos nuevos negocios.

 

El coste del Camp Nou: de 420 a 900 millones

Los cambios son principalmente nueve, y esas modificaciones junto a la afinación del coste real elevan el coste del Camp Nou, de 420 millones a 900 millones de euros. El Palau Blaugrana pasa de 90 millones a 420 millones de euros, especialmente porque se elevará el aforo de los 10.000 previstos de entrada a más de 15.000 personas. A esto, hay que añadir 100 millones de urbanización del entorno y desarrollo del campus comercial, los 60 millones de inversiones que arañó el Ayuntamiento de Barcelona para autorizar el Espai Barça y los 20 millones que ya ha costado el Estadi Johan Cruyff.

En términos comerciales, las modificaciones implican no rehacer la primera gradería, donde se iba a construir un primer gran anillo de palcos y zonas de hospitalidad. En su lugar, se propone reconstruir la tercera gradería para situar un doble anillo VIP entre esta y la segunda gradería.

Esta línea de negocio aportó 22,2 millones de euros en 2018-2019, la última que se desarrolló con normalidad, y el plan inicial era que este tipo de asientos pasarán del 2% al 6% del aforo del Camp Nou, con 20.613 metros cuadrados de superficie total repartida entre 106 palcos privados con capacidad para unas 6.300 personas. A estos se añadirían grandes zonas de hospitality por el estadio.

El proyecto diseñado en 2017 contemplaba 400 asientos VIP en la player zone que hay tras los banquillos, a los que se añadían 88 salas privadas y dos sky boxes (palcos de mayor tamaño). En total, una superficie agregada de 4.194 metros cuadrados en la primera gradería, tal y como se recoge en la Modificación del Plan General Metropolitano (MPGM) en el ámbito de Les Corts que se aprobó en su momento. En ese documento se recogían los 3.533 metros cuadrados de las dos zonas privadas que hay en el antepalco de honor y la Sala Berlín, así como 4.540 metros cuadrados de zonas comunes para los clientes de hospitality, que sustituirían a las salas Roma y Gol Nord.

En la segunda gradería se habían dibujado 18 boxes en la zona de Lateral, relevando a los que hoy se ubican en ese mismo nivel, pero en los fondos. Ahora, y a la espera de conocer el detalle, la junta de Laporta quiere que las modificaciones arquitectónicas concentren ahí todos los palcos previstos para la primera gradería, así como los 2.911 metros cuadrados de zonas comunes VIP que se concibieron en el nivel más alto del Camp Nou bajo el concepto Panoramic.

En términos de restauración, el primer proyecto contemplaba más de 80 establecimientos en día de partido, tanto de comida como de venta de merchandising. Además, se confiaba abrir tres restaurantes abiertos al público más allá de los días de actividad deportiva, sobre todo para dar respuesta millones de visitantes que el museo recibe cada año y que se espera que vayan a más con el desarrollo del campus y la conversión del Palau Blaugrana en un recinto de espectáculos.

En el exterior, los bocetos que maneja la junta de Laporta suprimen los diamantes al estilo del Museo del Louvre (París) que daban acceso a la tienda oficial y el museo. Los accesos a ambos espacios se ubicarán en el denominado Hub de Tribuna, frente a la gran explanada actual, con 2.500 metros cuadrados para la megastore blaugrana y los 3.000 metros cuadrados para el museo. También se habilitará un hall of fame y una zona reservada para la promoción de los eSports.

La eliminación de esos dos elementos permitirá al Barça crear “un espacio verde de encuentro, con actividades y circuitos deportivos, áreas infantiles, fuentes y zonas de ocio para visitantes y vecinos”. Una vocación de sostenibilidad que no sólo puede beneficiar a la hora de captar financiación más blanda, sino que también entronca con la introducción de aún mayores criterios de eficiencia energética en el futuro recinto.

La cubierta cambiará respecto al anterior proyecto para incorporar un sistema de geotermia y una distribución de frío y calor global. Además, se cubrirá con 30.000 metros cuadrados de placas solares para generar energía fotovoltaica. Por otro lado, se quiere promover aún más de lo previsto el uso de la bicicleta, si bien se mantienen las 2.200 plazas de parking, aunque reservando una parte a vehículos eléctricos.

En cuanto a la tecnología, se indica que el futuro Camp Nou será un estadio que “incorporará las últimas tecnologías del mercado, y entre ellas, permitirá incorporar una pantalla 360 grados en el interior del bowl que ofrecerá una nueva experiencia al público, se mejorará el sistema de seguridad y control de acceso de vehículos y se sacará máximo rendimiento de las posibilidades que ofrecerá la conectividad del 5G”.

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