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La Superliga cambia de modelo: semiabierta, 80 equipos y 400 millones a pagos de solidaridad

El CEO de A22, promotor del proyecto, elimina los miembros permanentes y apuesta por varias divisiones que garanticen un mínimo de 14 partidos a cada club. Además, asegura que “la base sobre la que se cimenta el fútbol europeo está seriamente amenazada”.

Bernd Reichart CEO A22 Sports Management 1 Superliga

Nuevo viraje, y esta vez de casi 180 grados, de los promotores de la Superliga. Bajo las órdenes de Real Madrid, FC Barcelona y Juventus FC, el director general de A22 Sports Managament, la sociedad promotora del proyecto, Bernd Reichart, ha anunciado el decálogo de un proyecto en el que ya no hay miembros permanentes y se dibuja una competición con entre 60 y 80 equipos.

En una tribuna publicada en El País, y a menos de dos meses de conocerse el fallo del Tjue, Reichart ha asegurado que el actual sistema de competición del fútbol europeo ha generado “enormes desequilibrios” entre los clubes y que su base “está seriamente amenazada”. “El fútbol europeo está al borde del abismo”, ha apuntado. Estas críticas no son nuevas; sí las soluciones que aporta ahora tras “nuestro proceso de diálogo con los clubes europeos”.

El primero de los puntos es el de la meritocracia deportiva. Reichart anuncia que su liga europea de fútbol sería “una competición abierta, con varias divisiones, compuesta por entre 60 y 80 equipos, y que permita una distribución sostenible de ingresos a lo largo de la pirámide del fútbol”. Y acepta, a priori, la convivencia con las ligas nacionales: “El sistema de competición debería ser abierto, basado en el desempeño en competiciones nacionales, permitiendo de este modo a todos los clubes su acceso a la competición mientras se mantiene la dinámica competitiva a nivel nacional”.

Al respecto, la Superliga aboga porque los clubes mantengan el mismo compromiso actual con los torneos nacionales, pero, al mismo tiempo, “debe abordarse la necesidad crítica de reforzar y hacer más competitivos los torneos nacionales en todo el continente”. En su opinión, las competiciones europeas “deberían desempeñar un papel fundamental en la consecución de este objetivo, generando e inyectando recursos adicionales a todo el sistema”.

Este modelo no deja de asemejarse al que inicialmente planteó la ECA en 2018-2019, entonces presidida por Andrea Agnelli, que planteó una pirámide de tres divisiones, que en cierta manera sí blindaba la plaza a los clubes históricos. ¿Cómo? Entrando el primer año en la primera de las tres divisiones y sólo teniendo opción de quedarse fuera por un descenso en esa competición y no por su rendimiento en la liga nacional, que en aquel anterior modelo sólo daban acceso a la tercera categoría.

Para Reichart, que todavía no ha aclarado cómo sería el funcionamiento entre las divisiones que propone, es necesario “un mejor y más atractivo formato de competición” en el Viejo Continente, y ofrece un mínimo de 14 partidos europeos por temporada para cada club. “La estabilidad financiera de los clubes se incrementaría notablemente”, apostilla en la tribuna.

Una de las claves que explican esta batalla entre Superliga y Uefa es el control de la gestión y explotación de la Champions League y el resto de torneos europeos. Aquí no hay cambios sobre el pensamiento original de sus promotores: “Las competiciones europeas de clubes deberían estar gobernadas por los clubes, tal como ocurre en el ámbito nacional, y no por terceros que se benefician del sistema sin asumir ningún riesgo. Su estructura de gobernanza debe cumplir plenamente con la normativa de la UE”.

También arremete A22 sobre las normas de control financiero: “El fútbol europeo debe ser sostenible y, para ello, el gasto de los clubes debería apoyarse únicamente en los recursos que los clubes son capaces de generar, y no en inyecciones de capital de terceros que distorsionan la competición. Las normas de sostenibilidad financiera deben limitar el gasto de los clubes en salarios y traspasos de jugadores a un porcentaje fijo de sus ingresos anuales, con normativa específica ajustada a los clubes más pequeños y al periodo transitorio”. Cabe recordar, en este punto, que la Uefa ya ha introducido la mayor parte de estas demandas de Reichart en su nuevo sistema control económico.

Y en este camino, también habla la promotora de los pagos de solidaridad. “El fútbol base es un pilar esencial del fútbol europeo y deberían incrementarse significativamente (los fondos) con respecto a sus niveles actuales. Tal y como se anunció, la contribución de un mínimo de 400 millones de euros anuales destinados a solidaridad, clubes que no participen en la competición y causas sociales –esto es, más del doble de la contribución de las actuales competiciones europeas de clubes– debería ayudar a alcanzar este objetivo”, aseguran desde la Superliga.

 

El objetivo: “desarrollar la mejor competición del mundo”

En su intención de ganar adeptos en el ecosistema del fútbol europeo, el consejero delegado de la promotora de la Superliga también habla del futuro, si la competición finalmente echa a andar. ¿El objetivo? “Desarrollar una competición europea de fútbol que se convierta en el acontecimiento deportivo más emocionante del mundo”, destaca en su decálogo. “También es fundamental que las generaciones más jóvenes, que se ven atraídas por deportes estadounidenses en expansión a nivel global y medios de entretenimiento digital, sigan abrazando al fútbol como el deporte más amado del mundo. Y todo ello sólo puede lograrse con competiciones que permitan a los mejores jugadores del mundo competir durante toda la temporada con partidos emocionantes, de principio a fin”, vaticina.

Asimismo, y siguiendo las mismas vías que ya han iniciado Uefa, ligas y clubes, la Superliga aboga por un mayor diálogo con las asociaciones de aficionados para “mejorar la experiencia de los aficionados”. Y añade dos propuestas: facilitar la asistencia de los aficionados a partidos fuera de casa, normas que regulen la calidad de los estadios para mejorar la experiencia del fútbol en directo.

Por último, el fútbol femenino y la carga de partidos de los jugadores también están presentes en el proyecto. Para el futfem, Reichart cree imprescindible “elevar su perfil y ponerlo bajo el foco junto con las competiciones masculinas”. Y para lograrlo, aboga por aumentar “significativamente” la financiación que ya aportan las competiciones europeas femeninas y fiscalizar que las inversiones no sólo vayan al fútbol profesional, sino también a la base del futfem. Mientras, para los jugadores, asegura que su salud debe estar “en el centro de nuestro deporte” y critica la “obligación” de competir en torneos por terceros.

 

Laporta: “La Superliga está progresando y estamos comprometidos”

Este mediodía, Joan Laporta ha hablado sobre el proyecto: “La Superliga está progresando y compartimos el decálogo de A22”. El presidente del Barça ha mostrado, además, su “compromiso” con la futurible competición,  “pero, sobre todo, con la sostenibilidad del fútbol europeo”.

“La Superliga defiende la sostenibilidad del fútbol”, ha declarado ante los medios, en una rueda de prensa ya prevista con anterioridad sobre la actualidad del club azulgrana. Preguntado por el tema, Laporta ha vuelto a repetir que “no podemos competir con clubs-estado con recursos ilimitados ni con una Premier con mucho gasto en fichajes”, y ha apuntado que lo que defienden los promotores es “la libre competencia” sin que ello suponga romper con la Uefa, ni con las ligas nacionales, a quienes “no queremos dejar de lado”.

Por su parte, LaLiga ha emitido un comunicado en el que alega que “el formato al que hacen referencia no es 100% abierto y ya fue presentado, analizado y rechazado en 2019”. Además, cuestiona la posibilidad de crear una competición con más equipos y más partidos sin afectar al calendario. La gestora del fútbol español se apoya en un estudio de Kpmg que muestra que con la Superliga la caída de ingresos global sería de un 55% en LaLiga y los clubes que no participasen en la Superliga reducirían un 64% su valor. 

“La Superliga supondrá a corto plazo un vacío económico de las ligas domésticas, pero es que además acarreará a medio y largo plazo la reducción de ingresos para los propios clubes de la Superliga, destruyendo así toda la industria: PIB, empleos e impuestos”, concluye. 

Asimismo, la ECA, la patronal de los clubes del fútbol europeo, ha señalado que “esto no es más que otro intento deliberadamente distorsionado y engañoso de desestabilizar el trabajo constructivo que se está llevando a cabo actualmente entre las verdaderas partes interesadas del fútbol para hacer avanzar las cosas en el mejor interés general del fútbol europeo de clubes”.

También, se ha pronunciado European Leagues, el organismo formado por las ligas europeas, que se ha mostrado “muy sorprendido por el comunicado de hoy de A22 que se refiere a un proceso de consulta abierta y sus resultados” y ha añadido que no se han reunido con A22 ni han recibido ninguna consulta por su parte. Además, el organismo ha explicado que el modelo actual “está lejos de estar roto y no necesita ser reparado”.

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