El envejecimiento ya no es lo que era. La llamada generación silver, formada por personas mayores de 60 años, está redefiniendo el concepto de longevidad. Este colectivo ya concentra el 40% del consumo mundial y en España ya representa más del 20% de la población, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero su impacto va mucho más allá de lo económico. Se trata de una generación físicamente activa, con mayor tiempo de ocio disponible, recursos económicos y ganas de vivir y hacer deporte.
Gracias a los avances en medicina, al conocimiento sobre hábitos saludables y a una mayor concienciación social, muchas personas senior alcanzan esta etapa con una salud física y mental óptima. Esta evolución ha impulsado el crecimiento de la silver economy y ha despertado el interés científico por nuevas líneas de investigación centradas en la longevidad y la prevención. El objetivo: no sólo vivir más, sino vivir mejor.
Hacia un envejecimiento saludable
El secreto de una vejez activa no está en una fórmula mágica, sino que está al alcance de toda la población. “La inmovilidad es uno de los principales condicionantes de fragilidad”, explica la doctora Nieves Fernández Letamendi, especialista en geriatría en el Hospital Quirónsalud Zaragoza. La clave está en mantener una vida activa con rutinas de ejercicio adaptadas a cada persona. “Antes de comenzar cualquier actividad, lo más adecuado es una valoración geriátrica integral previa, ya que este ejercicio debe estar adaptado e individualizado para cada paciente”, agrega.
¿El plan ideal? Una combinación de ejercicios aeróbicos como caminar, nadar o bicicleta estática, junto con prácticas de equilibrio como yoga o taichí y ejercicios de fuerza adaptados. Todo ello, sumado a una buena hidratación y siempre evitando las horas de más calor. El doctor José Luis Doreste, especialista en Medicina del Deporte del Hospital Universitari Dexeus, señala que “la edad nos castiga a todos, con la consiguiente atrofia muscular generalizada, tanto de fuerza como de resistencia aeróbica. La actividad física puede ralentizar esa pérdida progresiva de forma”.
“La edad nos castiga a todos, pero la actividad física puede ralentizar esa pérdida progresiva de forma”
Los beneficios son muy claros: prevención de enfermedades cardiovasculares, mejora del sistema inmune y el estado de ánimo, una mayor autonomía, reducción de caídas y mejor pronóstico en enfermedades como el cáncer. Letamendi añade que el deporte ayuda a retrasar la resistencia a la insulina, a conservar masa ósea y muscular, e incluso a preservar capacidades cognitivas. “Existe una alta evidencia científica de los beneficios que el ejercicio físico nos puede aportar a cualquier edad, pero sobre todo cuando nos hacemos mayores”, concluye Fernández Letamendi.
Pero el cuidado no debe empezar cuando se cumplen los 60 años. La longevidad es una carrera de fondo que arranca en la juventud. El doctor Julián Cremallet, jefe de Federaciones Deportivas del Hospital Quirónsalud Zaragoza, comenta que “en la juventud podemos permitirnos practicar deporte con mayor intensidad, aún a riesgo de padecer lesiones deportivas, ya que ello desembocará en una mayor calidad de vida futura”. Para ello, la disciplina es clave. “Debemos desterrar la palabra pereza y ser constantes con esos hábitos, de forma que al final los hagamos automáticamente”, explica Doreste.
Desafío Santalucía Seniors: la aventura no tiene edad
En este contexto de envejecimiento activo y saludable, nació el Desafío Santalucía Seniors, un proyecto que busca visibilizar todo lo que las personas mayores de 60 años pueden seguir logrando. Si en su primera edición los participantes cruzaron los Andes, este año el reto será una expedición al Círculo Polar Ártico. La iniciativa, que cuenta con el respaldo de Quirónsalud como proveedor médico, ha contado con 220 aspirantes de los que tan solo 14 candidatos de entre 65 y 80 años llegaron a la última fase. De ellos, serán cinco mayores de 65 años los que viajarán al Polo Norte entre los días 25 de agosto y 10 de septiembre para demostrar que es posible mantener una vida activa y saludable a cualquier edad.
Para confirmar que pueden afrontar el reto en las mejores condiciones, los cinco participantes han superado un completo reconocimiento médico en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, que ha consistido en una analítica completa de control, un ecocardiograma para descartar problemas en el funcionamiento del corazón, y una prueba de esfuerzo para valorar su capacidad de esfuerzo y la correcta situación cardiovascular con el ejercicio.
Quirónsalud también participará en la fase de preparación del Desafío Santalucía Seniors mediante una charla informativa impartida por la doctora Almudena Fernández-Bravo, jefe Asociado del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y por la doctora Astrid Teixeira Taborda, especialista del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del mismo hospital, para conocer una serie de pautas necesarias durante la expedición entre las que se incluyen técnicas de aclimatación a la zona.
La mochila del aventurero: cómo prepararse para el frío extremo
A diferencia del reto en Perú de 2024, en el que los participantes tuvieron que adaptarse al mal de altura y a las tierras áridas, en el Ártico deberán ir preparados para temperaturas extremas y supervivencia en el agua. En estas situaciones el doctor Cremallet lo tiene claro: “Por encima de la estética, debe primar la funcionalidad. En las expediciones de montaña resulta imprescindible llevar ropa térmica, dos pares de guantes para evitar las congelaciones, así como los medicamentos necesarios, como pueden ser corticoides”. Todo ello bajo la supervisión de expertos.
De este modo, la mochila del aventurero debe incluir:
- Ropa térmica de alta transpirabilidad. La técnica de vestir por capas permite regular la temperatura corporal y evitar la acumulación de sudor, que puede derivar en hipotermias.
- Dos pares de guantes: uno interior térmico y otro exterior impermeable.
- Calzado técnico aislante para nieve o hielo, con calcetines térmicos.
- Protección facial: gafas de sol polarizadas, gorro y braga para proteger orejas, nariz y cuello.
- Alimentos hipercalóricos: frutos secos, barritas energéticas, chocolate negro o geles específicos.
- Bebidas isotónicas o sales de rehidratación oral.
- Botiquín básico con corticoides, antiinflamatorios, vendas, apósitos y manta térmica.
- GPS o sistema de geolocalización, pilas de repuesto o batería externa.
- Crema solar y labial, incluso en entornos fríos.
- Silbato y luz frontal para emergencias.
¿Y si ocurre una emergencia? “Lo primero es mantener la calma”, insiste Cremallet. “En casos de congelación, hay que pensar que volver vivo es la mayor victoria. Hay que tomar líquidos, agua con sales o bebidas isotónicas preparadas para este tipo de situaciones”, concluye.