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Tokio 2020: gradas vacías, contagios y un presupuesto de 15.400 millones a pulso del patrocinio

El coste de la cita se incrementó antes de que empezara el año 2021 y aún se desconoce si es mayor por el gasto sanitario y la decisión de jugar sin público. La ceremonia de apertura tendrá lugar hoy mientras se trata de frenar los contagios en la Villa.

Tokio2020. Fuente: COI.

Los Juegos de Tokio 2020 han logrado salir adelante a pesar de la pandemia y realizando importantes sacrificios por el camino. El COI y Japón han asumido un importante coste económico por su aplazamiento y por la decisión de jugar a puerta cerrada. El organismo internacional, de hecho, ha cerrado el último año en pérdidas y ahora trata de controlar los contagios en la Villa para salvar un negocio que aspiraba a aportar hasta el 1,4% del PIB de Japón a través del turismo, el patrocinio y el retorno de imagen.

Los Juegos de Tokio serán los más caros de la historia y finalmente costarán 15.400 millones de dólares (13.000 millones de euros), según la última versión del presupuesto presentada a finales de diciembre. Es más del doble de lo previsto inicialmente, cuando la candidatura se impuso a sus rivales prometiendo un gasto de no más de 7.300 millones de dólares (6.200 millones de euros).

El coste de aplazar la cita fue de unos 2.830 millones de dólares (2.400 millones de euros), de los que la mayor parte corresponden al diferimiento o renegociación de los contratos televisivos y al gasto en protocolos sanitarios. La mayor parte de los costes adicionales fue asumida por el Gobierno de Tokio y el Ejecutivo japonés, mientras que el resto procedieron de un fondo privado financiado por el comité organizador y una recaudación adicional de los patrocinadores locales.

La gran esperanza para mitigar el impacto estaba en el ticketing, hoy ya perdida. Japón ha impuesto duras condiciones para deportistas y espectadores extranjeros en sus viajes. A dos semanas de iniciarse los Juegos declaró el estado de emergencia de nuevo ante el repunte de casos positivos. Jugar a puerta cerrada provocará que el agujero económico se eleve en 674,2 millones de euros más.

El COI ha tenido que renunciar al aforo tras las últimas medidas de Japón 

Además, dado que el COI mantuvo el presupuesto contabilizando la venta de entradas, necesitará de una inyección de recursos para poder sacar adelante el evento, de los que la mayor parte será público. Los ingresos por taquilla debían aportar en torno al 55% de los ingresos totales. De ahí que hasta la semana pasada el COI haya intentado abrir el aforo, con un último plan que hablaba de hasta el 50% siempre que no superase los 10.000 espectadores.

El plan finalmente no salió adelante y tendrá un fuerte impacto tanto en el COI como en la economía japonesa. Ahora bien, de haber cancelado la cita, habría costado a Japón 13.560 millones de euros. Pese a todo, han sido múltiples las protestas y voces dentro del Gobierno que han clamado por su cancelación en las últimas semanas.

El COI ya ha notado el impacto en el año 2020. El organismo ha cerrado el último ejercicio con unas pérdidas de 41 millones de dólares (34,8 millones de euros), y su cifra de negocio cayó hasta 620,7 millones de dólares (526,8 millones de euros). El 85,7% de la facturación se obtiene a través de los patrocinadores gracias al programa TOP, donde figuran Airbnb, Alibaba, Allianz, Atos, Bridgestone, Coca-Cola, Dow, GE, Intel, Omega, Panasonic, P&G, Samsung, Toyota y Visa.

Como es habitual, el 90% de los ingresos se redistribuyó entre los deportistas, el movimiento olímpico y los comités nacionales. A esto hay que sumar el préstamo de casi 40 millones de dólares (33 millones de euros) que dio a 28 federaciones deportivas para compensar el aplazamiento de los Juegos Olímpicos.

El COI tuvo pérdidas de 41 millones de dólares en 2020 por aplazar los Juegos 

Dimisiones, vacunas y protestas

Hasta una semana antes de anunciar el aplazamiento de Tokio 2020, Thomas Bach mantuvo en firme que la cita no se movería de fechas. Las protestas de diferentes colectivos ciudadanos se han sucedido desde entonces, contrarios a albergar un evento de estas características, que reúne a 11.000 deportistas y sus respectivos equipos técnicos, más el personal de la organización y otros socios institucionales.

El COI trató de garantizar la máxima seguridad trabajando en una burbuja en la Villa Olímpica, que ha vuelto a suscitar críticas entre deportistas por algunas de sus condiciones. Hoy los contagios en la Villa se aproximan al centenar y los protocolos sanitarios han dejado sin participar a grandes estrellas como la tenista Coco Gauff, entre otras.

El COI también logró garantizar el suministro de vacunas con acuerdos con China y Pzifer para llevar a todos los deportistas vacunados a la cita, aunque sin ser obligatorias. Todo ello en un año en el que debutarán nuevos deportes como la escalada, el kárate o el skateboarding, así como una sesión de exhibición de simuladores electrónicos.

En paralelo, se ha avanzado en la transformación digital y en hallar soluciones para reducir el gasto de futuros eventos. En el pasado se hizo con acuerdos como el de Airbnb y este año ha llegado a través de Endeavor para gestionar las áreas de hospitality. Además, se ha abierto a la tecnología NFT para lanzar los clásicos pin en formato digital. Por el momento, el matchball para prender la llama olímpica se ha salvado, previa carrera de obstáculos.

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