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Australia, un destino de fitness de 1.985 millones para los grandes ‘players’ de EEUU y Reino Unido

El territorio ‘aussie’ se ha convertido en el mercado natural de expansión de las cadenas estadounidenses que, una vez conquistado Canadá, dan el salto al otro lado del océano Pacífico mediante la venta de masterfranquicias.

Australia se ha convertido en el place to be de las cadenas estadounidenses de gimnasios cuando toca hablar de internacionalización. El idioma y el hecho de que también exista una cultura de fitness muy extendida ha favorecido la irrupción de operadores made in USA en un mercado que antes de la pandemia movía más de 3.000 millones de dólares australianos (1.985 millones de euros). Incluso gigantes del home fitness como Peloton ha plantado bandera en este mercado. Eso sí: ha sido un camino de ida y vuelta, pues operadores como la australiana F45 también ha aterrizado en EEUU.

Se estima que antes de la pandemia este sector daba servicio a 3,7 millones de abonados y trabajo a 35.000 profesionales contratados por algunas de las 6.426 instalaciones deportivas del país, según AUSactive, principal asociación del fitness de Australia. Si bien el 67% de los adultos tienen sobrepeso o sufren de obesidad según la Encuesta Nacional de Salud, el 15,3% de los ciudadanos afirma estar inscrito a un gimnasio. El gasto asociado a la práctica de fitness se eleva a 8.500 millones de dólares australianos (5.626 millones de euros), mientras que el ticket medio mensual se sitúa en 44,7 dólares (29,5 euros), según  los datos recopilados para el séptimo capítulo de la serie La vuelta al mundo por los 20 mayores mercados del fitness, patrocinada por Matrix.

En este mercado operan cadenas norteamericanas como Anytime Fitness, Snap Fitness o la franquicia especializada en artes marciales mixtas UFC Gym, pero también han surgido marcas locales. Es el caso de Castle Hill Fitness and Aquatic Centre, un club premium fundado en 1932, o Club Lime, que tiene 52 centros entre gimnasios tradicionales, centros con piscina y estudios boutique.

La tasa de penetración del fitness australiano se elevaba a más del 15% antes de la Covid-19

En el segmento de los gimnasios de conveniencia está Plus Fitness, con 220 franquicias 24 horas en Australia, Nueva Zelanda y Asia. Pero, por encima de todos, destaca el gigante Fitness & Lifestyle Group, que tiene 470 instalaciones en el país y otros mercados de Oceanía y el Sudeste Asiático a través de trece marcas diferentes: desde la británica Fitness First hasta Jetts Fitness, pasando por la masterfranquicia de Barry’s, entre otras. También está la australiana F45, que cotiza en Bolsa y que antes de la pandemia movía 20 millones de dólares (18,6 millones de euros) en ese país.

Este mercado ha sufrido los estragos de la pandemia y de las restrictivas medidas anticovid, que provocaban el confinamiento de buena parte de la población en cuanto surgían brotes. Las cadenas de gimnasios cerraron a finales de marzo de 2020 y no fue hasta noviembre cuando todos los clubes pudieron recuperar la actividad, si bien algunos pudieron hacerlo con anterioridad.

Fueron siete meses de cierre, más que en ningún otro país de Asia-Pacífico. “Un gran número de negocios sigue luchando por sobrevivir, y muchos no volvieron a abrir después de Covid debido al impacto financiero de los extensos cierres”, afirmó meses atrás Barrie Elvish, director general de AUSactive. Esta asociación estima que el coste de la inactividad física se eleva a 13.800 millones de dólares australianos (9.135 millones de euros) y cifra en 16.178 las muertes prematuras anuales por causas relacionadas con el sedentarismo. Es una cifra que supera la de España (un país más poblado), donde según la patronal Fneid la inactividad física supone una factura sanitaria de más de 7.000 millones de euros.

La oportunidad del sector del fitness es jugar un papel relevante en la puesta en forma de la sociedad australiana, especialmente tras una pandemia que “provocó un descenso del 60% en los niveles de ejercicio físico a nivel nacional debido a los cierres de gimnasios”, según Elvish. Sin embargo, hay esperanza: un informe de la Universidad de Deakin apunta a que el 44% de los australianos considera que la práctica deportiva es ahora más importante que antes de la pandemia, porque con el teletrabajo ya no se desplazan activamente al trabajo.

Además, cuatro de cada diez aseguran que los incentivos económicos a la práctica deportiva ayudarían a fomentarla. Sobre la mesa está la petición del lanzamiento de un bono de fitness que estimule la práctica deportiva, lo que se estima que supondría unos beneficios económicos y para la salud de 2.900 millones de dólares australianos (1.920 millones de euros). Se estima que, por cada dólar gastado en el Estado de Victoria, el más poblado del país, el retorno para el sistema sanitario sería de 3,1 dólares por persona.

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