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Holmes Place, nueva era para reflotar clubes ‘premium’ en pérdidas tras vender su negocio rentable

La cadena acumula unas pérdidas de 10,2 millones de euros desde 2012, que sobre todo provocaban sus gimnasios privados y el negocio adquirido a Virgin Active. Pese a que los dueños han inyectado más de 130 millones desde 2015, continúa sin ser rentable.

Holmes Place

Operaciones como capitalización de créditos, refinanciaciones e inyecciones de capital explican buena parte de la historia reciente de Holmes Place en España. La otra parte se interpreta con un vistazo a sus cuentas, que sólo han conseguido reconciliarse con la rentabilidad puntualmente mediante la venta de activos, una palanca que ha vuelto a activar en 2021 con el traspaso de diez de sus instalaciones deportivas más rentables a un fondo gestionado por JP Morgan, como adelantó 2Playbook la pasada semana.

“Tras un largo periodo luchando para encontrar soluciones viables, y dada la insostenible situación económica actual […] los clubes Active y Family pasan a ser gestionados por Forus”, señala el consejero delegado del grupo, Jonathan Fisher, en una carta a la que ha accedido 2Playbook y que fue remitida a los trabajadores horas después de que se firmara la venta.

La dirección argumenta la necesidad de este brusco repliegue a la “situación económica actual”, desfavorable por la pandemia y el derivado cese temporal de su actividad, pero la remontada se ha hecho aún más cuesta arriba por difícil posición financiera que tiene la compañía desde la anterior crisis. La filial española cerró 2019 con unas pérdidas de 1,2 millones y unos números rojos acumulados de 10,2 millones de euros desde 2012.

Su peor año fue 2015, cuando la segregación de su negocio en Portugal como parte de su reestructuración provocó un agujero económico de casi 26 millones de euros; desde entonces, la familia Fisher, propietaria de la cadena, ha inyectado más de 130 millones. Primero mediante una capitalización de préstamos por 78,9 millones de euros, lo que le permitió refinanciar deuda y evitar el concurso de acreedores. Más tarde a través de una nueva ampliación de capital por 52,9 millones firmada en 2017 para compensar pérdidas y sanear el balance.

Era un momento de confianza en el proyecto, tanto que incluso se autorizó la compra del negocio de Virgin Active. Además, ese 2017 lo cerró con cinco millones de euros de beneficio, tras unos “últimos ejercicios incurriendo en pérdidas significativas”, según se aclara en sus cuentas consolidadas. La clave para volver a registrar beneficios efímeros fue que se anotó como plusvalía la venta a Áccura del club de Tres Aguas, en Alcorcón, heredado tras la compra de Virgin en 2017, traspasado con una plusvalía de 6,9 millones.

Junto a la excepción de 2017 está 2014, cuando se anotó un beneficio de 8,8 millones por el traspaso de 21 centros deportivos de Portugal a otra sociedad del grupo. Este proceso de reorganización de su negocio en la Península Ibérica permitió a la filial española anotarse 18 millones por la enajenación de activos.

El endeudamiento de la compañía es uno de los principales problemas que ha afrontado durante los últimos años. La cadena llegó a 2020, el año en que estalló la crisis sanitaria, con una deuda neta de 31 millones de euros, de los cuales 22,3 millones corresponden a compromisos con la banca.

Tras años operando en España con centros premium, clubes de gran formato e instalaciones municipales, la familia Fisher ha decidido volver a los orígenes y centrarse en sus cuatro instalaciones de gama alta, que siempre ha sido el core business de la cadena en sus mercados principales: Israel, Alemania, Suiza, Portugal o Reino Unido, país donde se fundó y en el que dejó de operar en 2006.

El back to the basics de Holmes Place conlleva la venta de los centros deportivos que sí son rentables, los municipales, que antes de la Covid-19 generaron unas ganancias de 2,6 millones de euros en 2019. Los clubes adquiridos a Virgin Active, también traspasados a Forus, perdieron algo más de 800.000 euros, y han sido los centros premium, precisamente los que Holmes Place ha querido mantener, los que sufrieron unos números rojos más pronunciados, con unas pérdidas de 2,3 millones de euros antes de la pandemia.

Se desconoce cuánto ha pagado JP Morgan por la compañía al margen de asumir su deuda, aunque la valoración del 100% rondaría los 35 millones de euros si se toma como referencia su ebitda y los múltiplos manejados por el sector. En cualquier caso, la reestructuración es necesaria y Holmes Place anunció ayer que las rebajas salariales pactadas anteriormente no son suficientes.

La dirección anunció ayer al comité de empresa el adiós de Josep Viladot como consejero delegado tras más de veinte años en la compañía, y el inicio del procedimiento para iniciar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a los empleados de los cinco clubes premium que no ha vendido y al personal de servicios centrales. Todo ello, para reducir aún más su estructura, que antes de la crisis de la Covid-19 contaba con más de 879 empleados, el 70% de los cuales tienen contratos a tiempo parcial. El reto en esta nueva etapa siendo mayúsculo: sobrevivir a la Covid-19 tras un 2020 en que perdió 19.000 clientes (el 38% de su base de abonados) y conseguir que la actividad de sus clubes premium sea, al fin, rentable.

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